RECONCILIACIÓN?

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Había transcurrido una semana desde la entrada a clases y Paul y yo seguíamos distantes. Había logrado evadirlo, inclusive a la hora del almuerzo, aunque eso implicara almorzar sola bajo las gradas del gimnasio y que mis amigas se preocuparan por mi actitud. Pero ese día, estaba decidida, sabía que era hora de tener coraje, así que durante su entrenamiento de soccer le escribí un mensaje de texto: Podrías pasar por mi casa más tarde? Tenemos que hablar.

Era el día indicado para enfrentarlo. Mis padres asistían a clases de baile todos los martes, así que podríamos hablar tranquilamente. Estaba demasiado nerviosa, así que para acortar la espera practiqué mis respiraciones de yoga.

Al cabo de un rato, sonó el timbre. Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Me acerqué lentamente a abrir la puerta y ahí estaba Paul, con su camisa de cuadros perfectamente planchada y pantalones a la medida. Tenía en su mano un ramo de rosas y dijo - Hola pequeña, esto es para ti- Paul sabía de antemano que con un gesto romántico podía ablandar mi corazón - Gracias. Entra- dije con voz apagada mientras nos dirigíamos a la sala de estar. Nos sentamos y tras varios segundos, comenzó a explicar. - Sé que quieres hablar- musitó - y creo saber sobre qué. Así que me gustaría que me dejes hablar a mí primero- me miró fijamente.
-He estado un poco distante durante los últimos días - vaciló - y probablemente te he estado lastimando- aseguró con su voz entrecortada. - Aún así, sabes que siempre serás mi pequeña y que juntos podemos resolver lo que sea, así que por favor no peleemos más -.

-No sé qué diablos fue lo que pasó en Nueva York y sé bien que tampoco me lo vas a decir - dije con lágrimas en los ojos - Quiero que sepas que de verdad te amo, pero no quiero que me hagas daño. No te lo voy a permitir. No soy la clase de chica a la que puedes tratar como a una muñeca de trapo. No me gusta que me trates como a una pendeja. Sé que a veces puedes ser algo arrogante. Yo te acepté así cuando decidí ser tu novia. Pero no quiero que seas así conmigo. No lo merezco. No merezco que me insultes ni que me humilles. No sé qué diablos pasó contigo estando allá. No sé si hay alguien más. No sé si es solo que ya no me quieres. Pero creo que definitivamente me merezco algo más - dije gimiendo.

-No hablemos de Nueva York. No pasó nada. Ahora estoy aquí contigo. Es solo que ser el capitán del equipo conlleva muchísimas responsabilidades y solo estoy tratando de dar la mejor imagen de mí que sea posible. Sabes cuanto me gusta la perfección. - aclaró.

-Lo sé - dije derrotada. Sabía que Paul era del tipo de personas que buscaba la perfección en cada cosa que hacía y generalmente lo admiraba por eso; pero en el fondo tenía temor. Yo nunca sería una chica perfecta y eso era algo que ambos sabíamos de antemano. Pero ahora la pregunta era, si él podría lidiar toda su vida con mi falta de interés por la perfección.

Además, algo de su historia no calzaba, sabía que me ocultaba algo. Nadie cambiaba tan radicalmente de la noche a la mañana. Algo había sucedido en Nueva York y aunque aún no sabía qué era, estaba segura, muy dentro de mí, que ya no podía confiar en él. Que el chico del que me había enamorado un año atrás, se había evaporado.

Sin darme más respuestas, me indicó que esa noche tenía una cena importante con su padre, que no podía postergar, pero me aseguró que todo volvería a ser como antes y que no tenía nada de qué preocuparme. Cuando se iba a marchar, se acercó decididamente hacia mí, con esa seguridad que lo acompañaba a cada paso, me tomó por el cabello y me besó. Luego susurró a mi oído - Siempre serás mía - y besó mi cuello apasionadamente. No pude resistirme a él y lo besé en respuesta.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora