SOCCER

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Le había contado a las chicas sobre mi encuentro con Noah y Harper me aconsejó — Yo pienso que no todo está perdido. Él te quiere allí, así que pienso que deberías ir y apoyarlo —

Emma a diferencia de las demás no estaba tan convencida de que este plan resultaría exitoso, principalmente porque conocía al chico lo suficiente como para saber que no se trataba de una de esas personas que cambian de opinión así sin más. Aún así, tras casi una hora de discutir entre ellas, mi prima había aceptado apoyarlo. Con Emma de su lado me fue imposible rechazarlas.

Mi labor era asistir con ellas al partido, alentar al equipo y esperar a Noah fuera de los vestidores una vez que finalizará el encuentro. Para ellas no significaba ningún cambio a su rutina, ya que como porristas tenían la obligación de presentarse en todos y cada uno de los partidos de la temporada, pero para mí parecía ser algo de vida o muerte.

Cuando el timbre sonó esa tarde mi prima condujo hasta casa. — Estás segura que deseas hacer esto — preguntó durante el trayecto.

Yo reí de forma nerviosa por un momento y después dije — No lo sé. Sinceramente con el caos que hay en mi cabeza ahora mismo, no puedo pensar muy bien la lógica de las cosas. Lo que sí creo es que nada me cuesta intentarlo —

Mi prima me tomó entonces la mano y exclamó — Entonces ¡Hagamoslo! —

Una vez en casa, tomé una larga ducha,  mientras escuchaba los éxitos de Taylor Swift sonar en mi Spotify - necesitaba algo que me diera la fuerza necesaria para lo que vendría a continuación -.

Luego le escribí un mensaje a Tommy «Deséame suerte. Si todo sale bien, hablaré con Noah esta noche y puede ser que arreglemos las cosas» A lo que mi hermano respondió con el emoji de los dedos cruzados haciéndome sonreir.

Me puse una blusa rosa de tirantes con detalles en encaje, jeans claros y mis converse rosas. Solté mi cabello y unas ondas naturales caían por debajo de mis hombros. Toqué la puerta de Emma y esta salió luciendo hermosa como siempre con jeans ajustados negros, camiseta blanca y jacket y botas de cuero muy al estilo de motociclista. — ¿Lista? — pregunté algo impaciente. Mi prima sonrió haciendo un gesto para que esperara un segundo. Fue hasta su tocador y puso labial rojo sobre sus labios.

— Ahora sí estoy lista — dijo mirándose por última vez en el espejo.

Caminamos hacia el mini cooper y condujimos a toda prisa hasta la Escuela mientras escuchábamos Twenty One Pilots.

Cuando llegamos el partido había iniciado y llevaba ya cinco minutos. A mí que nunca me había sido fácil concentrarme en ese tipo de espectáculos y bajo estas circunstancias, se me hizo casi insoportable esperar a que terminara el juego. Me sentía tan nerviosa que si no fuera por el asco que me causaba, estuve a punto de comerme las uñas literalmente.

El encuentro había quedado 2 a 0, ganando nuestra escuela, con goles de Mark Brennan y Mathew Scott, pero ambos pases a gol los había marcado Noah de forma impecable, así que estaba segura de que había dejado la mejor impresión a los reclutadores y eso me hacía sentir muy orgullosa de él. Paul por el contrario, había tenido un pésimo juego y sonreí al pensar en que se trataba del karma.

Faltando dos minutos, Emma me tomó fuertemente de la mano   y dijo — Ahora ve a hacer lo tuyo —. Me levanté nerviosa y empecé a caminar hasta llegar a la entrada de los vestidores.  Tras treinta minutos escuché la voz de Paul cuando iba saliendo del aposento por lo que decidí resguardarme tras unas enormes palmeras sembradas a un costado de la entrada.

Lo que menos deseaba en este momento era tener una confrontación con ese ser tan detestable que había pasado de amar a odiar profundamente.

Unos minutos después escuché que Noah salía con Todd del camerino. Estaba a punto de salir de mi escondite cuando escuché una voz femenina que saludaba calurosamente a ambos chicos.

«Mierda» pensé. De repente empecé a darme cuenta que estaba siendo una imbecil. En qué momento se me había ocurrido aceptar este dichoso plan. Me había creado la fantasía en la cabeza de que Noah volvería conmigo y todo estaría bien. Al fin y al cabo Paul tenía razón, me pasaba de ilusa.

Al cabo de un par de minutos decidí asomarme. Brooke y Noah estaban hablando sobre algo que no podía escuchar, pero la mano de la rubia estaba tocando la camiseta, mientras lo miraba descaradamente.

La chica vestía una camiseta adidas blanca, jeans super ajustados y botas negras altas. Sin siquiera intentarlo parecía una super modelo, mientras yo a su lado me veía como un chiste.

Mi cabeza empezó a dar vueltas y comencé a sentirme mareada. No entendía que estaba haciendo, ni por qué diablos estaba exponiéndome a esta situación voluntariamente. Lo peor era que si decidía salir de ese lugar, quedaría como una idiota frente a ellos. Era claro que pensarían que los estaba espiando. Y es que en todo caso era lo que estaba haciendo, ¿quién creería en alguna otra excusa? Yo me había metido sola en esto. Era mi culpa. No había nada que lo justificara.

Tras estar inmersa en mis pensamientos por unos minutos, planté de nuevo mi mirada en la escena que buscaba evitar. Ellos seguían hablando y riendo. Estaban coqueteando. Eso estaba claro. Entonces observé en cámara lenta lo que ocurría a continuación.

La mano de Brooke se acercó al pecho de Noah, quien la miraba nerviosa. Ella dijo algo que fue inaudible para mí y él sonrió. Ella dio un paso hacia adelante quedando a escasos centímetros de su rostro y entonces lo besó. Yo miré la escena con la boca abierta, mientras una lágrima caía sobre mi mejilla y empecé a experimentar lo que creo fue un ataque de pánico.

Estaba hiperventilando y me sudaban las manos. Sentía todo mi cuerpo entumecido y mi corazón empezó a palpitar cada vez más rápido. Un dolor agudo en el pecho me hizo sentirme mareada y aturdida. Inmediatamente, comencé a llorar histérica sin poder parar. Ya no podía estar ahí escondida. Necesitaba salir de ese lugar cuanto antes o me volvería loca. Y entonces, sin poder ya pensar, empecé a correr.

Noah y Brooke me vieron en el momento en el que salí de los árboles, ya que el sonido del césped me delató y pude escuchar como Noah gritaba mi nombre. Sin embargo, no paré de correr.

A lo lejos vi a Emma, quien se encontraba abrazada con Todd y me dirigí hacia ellos a toda velocidad. Cuando Emma vio lo agitada que estaba trató de calmarme, pero yo con la voz alta le ordené — Dame las llaves de mi auto —.

Mi prima claramente asustada, me dijo tocando mi hombro — No puedo dejarte ir así. Por favor dime que fue lo que pasó y juntas lo resolveremos –

— Solo dame las malditas llaves — grité desesperada.

Entonces, abrió sus enormes ojos azules de par en par sin poder creer lo que estaba observando. Atónita, levantó sus manos en señal de rendición

—Está bien, pero por favor tranquilizate. Yo te doy las llaves, pero déjame ir contigo — dijo con tono conciliador.

Negué con mi cabeza y extendí mi mano para tomar las llaves que ya había sacado de su cartera.

Una vez que las llaves se encontraban en mi poder corrí de nuevo hacia el mini cooper, sin voltearme hacia las voces que gritaban mi nombre repetidamente.

Me monté en el auto sin dejar de llorar y salí del parqueadero a más de 180 kph.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora