TARDE JUNTOS

33 10 0
                                    

Ya era sábado por la tarde y estaba haciendo un hermoso día soleado, así que tras pasar toda la mañana leyendo Boulevard - el nuevo libro que me tenía obsesionada-, decidí pasar lo que quedaba de mi tiempo libre lavando mi auto. Me hice una cola alta, me puse un short negro y una camiseta blanca, saqué mis productos de limpieza y caminé despacio hacia la acera donde se encontraba aparcado el mini cooper.

En seguida escuché el sonido de una manguera abierta muy cerca de mí, así que volteé la vista y ahí estaba él. Noah estaba lavando su jeep y vestía únicamente una pantaloneta deportiva. Todos y cada uno de sus abdominales se marcaban al son de sus movimientos y yo no pude evitar mirarlo fijamente. Se veía radiante. Al cabo de unos segundos, probablemente notó mi presencia, así que clavó sus ojos en mí y sonriendo dijo - Hola vecina. Parece que tú y yo estamos conectados-
- Sí, supongo que sí- respondí, intentando sonar despreocupada.
-Yo diría que es eso o que me estás siguiendo. No sé por cuál opción decidirme -agregó con tono divertido. - Pues no. Ni siquiera sabía que estabas aquí-
-De todos modos siempre es un placer verte- musitó ahora con mirada pícara. - Y bueno, ya que estás aquí, y que ambos nos disponemos a lavar nuestros autos. Qué te parece si tú me ayudas a lavar el jeep y luego yo te ayudo con tu mini cooper-
- Me parece bien. Dicen que cuatro manos son mejor que dos- respondí - Eso sí. Tengo una condición-
- A ver, dime. Cuál es esa condición?- inquirió mientras levantaba una ceja.
- La manguera es mía- Entonces sacudió la cabeza y soltó una carcajada - Trato hecho, pero solo si prometes que no vas a mojarme-
Lo miré pensativa. - Puedo prometerte una cosa. Voy a analizar por un rato la posibilidad de no hacerlo. Pero que quede claro, que si decido no mojarte, le quitaríamos toda la diversión a la tarde-

- Viéndolo de esa manera. No quiero ser yo el aguafiestas- Y así sin más empezamos a enjuagar juntos su auto, mientras hablábamos y reíamos, como si nos conociésemos de toda la vida. Estar ese momento a su lado era lo más refrescante que había hecho en muchísimo tiempo. Este chico no sólo era extremadamente gracioso, sino que tenía un encanto natural capaz de dejarte sin aliento.

Terminamos de lavar nuestros vehículos casi dos horas después, pero definitivamente había valido la pena, porque habíamos ocupado todo ese tiempo extra persiguiéndonos con el jabón y jugando con el agua, mientras escuchábamos a Tupac - el único cantante que habíamos descubierto que nos gustaba a ambos-. Era sin duda una de las mejores tardes de mi vida, y como no quería que terminara lo invité a la mejor heladería de Agustine para que probara el mejor helado de chicle que comería en su vida.

Sentados en el auto, con el helado en la mano, decidí que debía hablar -Podemos hablar de lo que viste el otro día en la entrada de mi casa? -
-A qué te refieres? - inquirió
-Sé que me viste discutiendo con mi novio?
- Ah sí, eso- susurró. Yo proseguí - Quería pedirte que esto quede entre nosotros. Soy algo reservada y no quisiera que esto se convirtiera en un chisme de pasillo o algo así. Espero que me entiendas-
-No te preocupes. Ni siquiera tienes que decirlo. Yo soy una tumba. Jamás te metería en problemas. Solo me dejas pedirte una cosa? -
Lo miré curiosa durante unos segundos - Claro, dime-
- Prometeme que te vas a cuidar-
No entendí a qué se refería con aquello, pero tampoco sabía si quería averiguarlo, así que me limité a asentir.

Al llegar de nuevo a casa, a parqué mi auto en la entrada y dije - Gracias por todo. Hace mucho tiempo no pasaba un día tan divertido como éste. De verdad me hiciste reír como hace mucho no lo hacía-
-No por favor no me agradezcas. Eres tú la que gastó toda la tarde de su sábado compartiendo con un desconocido. Debería ser yo quien te agradezca.-
-Supongo que después de hoy no somos tan desconocidos- exclamé tratando de liberar la tensión.
-Supongo que no- dijo pellizcando mi mejilla y luego agregó - Ahora te dejo para que puedas volver a tus cosas - me besó la frente y se despidió. Me quedé en el auto mientras Noah caminaba todo su trayecto a casa, no sabía cuál era el efecto de este chico en mí, pero cuando estábamos juntos todo lo demás desaparecía.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora