HALLOWEEN

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Mis padres habían llegado a mediados de octubre a casa y nuestra vida poco a poco regresaba a la normalidad. Incluso Emma ya se empezaba a sentir como una parte vital de nuestro núcleo familiar.

Mamá había traído desde San Diego una caja llena de recuerdos que la tía Maggie tenía guardada en su bodega. Sin embargo, nos advirtió que la abriríamos hasta que llegara momento indicado. Así que durante varios días, la caja estuvo en una esquina de la habitación de mis padres. Mientras tanto, Emma y yo nos preguntábamos continuamente cuál sería el secreto que contenía, por el cual mi madre estaba tan quisquillosa.

Emma y yo nos habíamos estado preparando por un par de días para el baile anual de Halloween del Instituto Agustine. Teníamos planeado ir de aeromoza y enfermera. Esos eran los únicos trajes que habíamos conseguido en la tienda de disfraces del centro comercial, ya que se nos había hecho tarde para pagar a hacerlos a la medida. Mientras muchas de las chicas llevaban meses organizando sus atuendos, Emma y yo habíamos dejado la tarea para el último minuto y ahora estábamos sufriendo las consecuencias - No te parece que estos trajes son un poco clichés- dijo Emma a la vendedora con cara de disgusto, mientras yo golpeaba su hombro para que no fuera grosera.

La tarde de la fiesta nos reunimos en familia, aprovechando que Tommy había venido a casa, para abrir la caja juntos. Estábamos sacado ropa y otros objetos que mamá y la Tía Maggie habían guardado de su niñez, cuando mamá exclamó - Niñas, quiero que cierren sus ojos durante un par de minutos- Le obedecimos y al cabo de unos segundos dijo - Pueden abrirlos-  Cuando abrimos los ojos ambas quedamos atónitas e inmediatamente nuestros ojos se llenaron de lágrimas. Ahí estaban, perfectamente conservados, los disfraces a la medida que la abuela había confeccionado para que  mamá y la tía Maggie asistieran a su último baile de la preparatoria. Emma y yo lo sabíamos porque la abuela tenía una enorme foto en su sala recordando ese momento y durante toda nuestra niñez, habíamos soñado con poder vernos algún día tan hermosas como ellas. 

-Qué están esperando. Vayan a probárselos que no tenemos todo el día- dijo mamá ansiosa.

Cuando bajamos las escaleras con los disfraces puestos, mamá nos esperaba en la sala de estar y al vernos, sus lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.

-Están realmente hermosas- dijo mirándonos con asombro. Sus trajes nos quedaban perfectamente y por un segundo sentí que retrocedía el tiempo a mil novecientos ochenta,  cuando mamá y Maggie los usaron por primera vez. Aún podía sentir sus perfumes en ellos.

-Tía me gustaría usar el disfraz de mamá está noche- dijo Emma con su cara hinchada. - Claro mi pequeña. Tu mamá lo habría deseado con todas las fuerzas de su corazón.-

Tommy y papá se mostraron genuinamente impactados por lo hermosas,  que según ellos, nos veíamos. Y solo por un segundo me atreví a pensar cuánto desearía que Meghan pudiera verme en este momento. Mi amiga siempre había admirado la enorme belleza de mamá en esa foto. Pero a pesar de que nunca más estaríamos juntas físicamente, sabía que de alguna forma ella siempre estaba en mi corazón.

Emma estaba usando un vestido de cóctel blanco al estilo Marilyn Monroe, así que mamá la peinó con ondas retro y maquilló sus labios con un intenso rojo escarlata.

Mi traje era una especie de esmoquin para mujer, cuya base era un leotardo negro con la espalda al descubierto y cuya tela dejaba poco a la imaginación, pero que según mamá significaba la liberación de la mujer en los años sesenta. Así que quedé encantada con todo el concepto. Me peinó con ondas rebeldes y maquilló mis labios rojo carmesí.

Mamá siempre había tenido la creencia de que el color rojo en los labios nos hacía ver más decididas, y empezaba a sentirme con la confianza suficiente para agregarlo a mi paleta oficial.

Cuando sonó el timbre, nos veíamos realmente hermosas. Podía sentirlo. Papá abrió la puerta y ahí estaba Noah, vestido como Mr. Darcy. Nadie en casa reconoció su disfraz excepto yo. Sabía que lo había hecho por mí y nunca en la vida se había visto tan sexy. Al igual que en la película, traía los primeros botones de su camisa blanca almidonada desabrochados y sus pectorales desnudos y perfectamente marcados se asomaban levemente.

Me observó desde la puerta y sus ojos se abrieron como dos enormes ventanas. Era claro que en ese momento ambos nos mirábamos con deseo. Y sin pensarlo, suavemente mordí mi labio.

Él se acercó hacia donde yo estaba y se paró a mi lado. Puso su mano en la parte más baja de mi espalda. Me dio un suave beso en la mejilla y susurró en mi oído - Espero que con esto sí te enamores locamente de mi-.
-No sé si en este momento enamorada sea la palabra correcta- y le guiñé el ojo. Él entendió lo que decía y sus ojos ardientes se posaron sobre mí. Metiendo sus dedos algunos centímetros por debajo de mi leotardo y apretando fuerte mi nalga dijo - Nunca te había visto tan sexy- Inmediatamente sentí el fuego recorrer por todo mi cuerpo. Nadie lo había notado, pero podía sentir levemente nuestra respiración agitada.

-Es hora de irse- dijo papá - No vaya a ser que lleguen tarde-.

La Escuela estaba decorada con calabazas, fantasmas, calaveras y telas de araña por todo el lugar. Era divertido pero a la vez espeluznante.

Alison y Harper nos esperaban en la entrada  del gimnasio y cuando nos vieron bajar del auto gritaron - Guau chicas, están que arden-. Emma respondió con voz divertida - No somos las únicas. Parece que alguien viene a ligar esta noche- y todos reímos. Alison había elegido el atuendo de Sandra Dee en Grease, con un pequeño top negro, leggings y chaqueta de cuero. Su hermosa cabellera rubia completamente rizada y labios rojos. Harper por su parte había sido más atrevida utilizando únicamente un enterizo rojo intenso, de encaje, con accesorios étnicos espectaculares. Su cabello negro lacio resaltaba con los enormes pendientes turquesa que colgaban hasta sus hombros y su maquillaje en contraste con todo el atuendo.

Entramos al salón y sonaba a todo volumen "Havana". Así que rápidamente nos unimos a los chicos del equipo de soccer en un círculo y empezamos a bailar. Me sentía libre y plena como nunca antes.

Al cabo de un rato sentí que alguien tomaba mi mano por detrás y cuando me volteé, vi una silueta negra. Levanté la mirada y vi su cara cubierta por una máscara negra. Sus ojos me miraban amenazadores. - Cómo estás pequeña? - gimió. El sonido de su voz me sobresaltó y me hizo dar un respingo. De inmediato empecé a temblar. Estaba en shock. Emma que estaba a mi lado, se volteó y cuando lo vio se abalanzó sobre él y le advirtió - Vete de aquí imbécil, sino quieres que te mate- y de pronto su figura se desvaneció entre el mar de gente. Noah se acercó a nosotras para ver qué pasaba y me puso las manos en las mejillas - Mírame a los ojos- dijo, mientras yo aún estaba en shock - Estoy aquí. Nunca más estarás sola- y sabía que tenía razón. No tenía por qué tener miedo.

Sabía que ahora Noah estaba conmigo. Pero también sabía que debía enfrentarme a Paul, pero debía enfrentarlo sola.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora