DUCHA

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Cuando entramos a su casa le pregunté a Noah - Realmente crees que esto esté bien. No quiero causarte más problemas-

-No te preocupes- dijo besando mi frente. -Lo importante es que estés bien-. Asentí con mi cabeza. Esa noche realmente deseaba dormir a su lado y sentir su calor.

Entramos a hurtadillas a su casa y entramos a su cuarto. Silenciosamente se quitó su camisa y la pantaloneta y quedó en bóxer. Yo solo me senté en su cama. Observé como ambos teníamos nuestro cuerpo cubierto de arena. Así que le dije - Crees que podamos bañarnos. Realmente necesito quitarme la arena-
-Lo que tu quieras- dijo con voz pasiva.

Mi mente estaba en blanco. Así que por unos segundos me quedé en su cama, inmóvil. Se acercó a mi y tomó mi mano - Entonces. Nos bañamos?- Asentí con mi cabeza.

-Levanta las manos- dijo. Y le hice caso. Me quitó el bikini y mi pecho quedó desnudo. Observé como me miraba fijamente. Me puse de pie y me ayudó a quitarme el short lentamente hasta quedar completamente desnuda. Aún estaba aturdida por los eventos, pero internamente sabía que era él momento más sensual de mi vida y Noah no podía quitarme los ojos de encima. Mis pezones se endurecieron en respuesta.

-Te pongo el agua caliente? - murmuró él. - Si-. Me llevó a la ducha y sentí como el agua caliente empezaba a caer por mi cabello y mi espalda. - No te vas a bañar conmigo? - le pregunté mirándolo y él asintió sorprendido. Se quitó rápidamente el bóxer y quedó desnudo, pero intenté no mirar. Nunca antes había visto a un chico desnudo.

Tomó el jabón y empezó a pasármelo por el cuerpo y podía sentir como tocaba cada centímetro de mi cuerpo. Yo estaba nerviosa, pero no quería que parara. La sensación del agua cayendo y sus grandes manos tocándome hacían que todos y cada una de las terminaciones de mi cuerpo se encendieran en respuesta. Empecé a temblar. Él me miró tiernamente y me preguntó - Estás bien? - Asentí - Quieres que me detenga? -
-No, por favor- contesté sin pensarlo. De cierta forma no sabía lo que hacía, tal vez no era lo correcto, tal vez debería parecer menos disponible, pero no quería que se detuviera.

Le quité el jabón de sus manos y lo pasé por su espalda y sus nalgas lentamente haciendo movimientos circulares. Podía sentir como sus vellos se erizaban ante mi contacto. Se volteó agresivamente, me tomó por la cintura y levantó mi cuerpo. Con mis piernas rodeé sus muslos y nuestros rostros quedaron a la misma altura. Nos besamos apasionadamente. Sus labios se sentían cálidos y ligeramente húmedos y era como estar en el paraíso. Mis dedos jalaron decididamente su cabello. Hasta que agotados, paramos de besarnos.

Noah me secó y me pidió que levantara mis manos para ponerme una de sus camisas. Luego nos metimos en las cobijas y mientras él jugaba con mi cabello me quedé dormida.

A la mañana siguiente desperté y él aún estaba a mi lado. Ya estaba despierto. - Buenos días, dormilona- dijo. Sonreí.

-Mis padres salieron temprano. Así que no tenemos de qué preocuparnos. Ya verifique que todo esté en orden- agregó.
-Está bien- contesté. -Puedo hacerte el desayuno? Me encantaría hacer eso por ti- continué.

-Claro. Vamos- contestó. Y bajamos las escaleras. Me instalé en su cocina e hice panqueques en forma de corazón con un molde que guardaba su madre en una de las encimeras. Y puse caramelo encima.

-Guau. A qué debo este honor? - preguntó. Y con gesto triste respondí -Porque no sé si lo habías pensado. Pero te arruiné el campeonato de soccer-

-No pienses en eso. Desayunemos. Después tengo algo para mostrarte- dijo besando mis mejillas cariñosamente. Los panqueques me habían quedado realmente deliciosos, así que Noah se mostró encantado con mis habilidades culinarias.

-Tengo una sorpresa para ti- dijo susurrando - Te gustaría ir a nuestro lugar?-

Mi corazón latía con fuerza.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora