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Noté que aún sobraba tiempo para que mi clase empezará, pero siempre me gustaba llegar temprano. Simplemente para poder escoger un lugar perfecto para mí y más cuando constantemente cambiábamos de salón. Creó que está vez exagere demasiado ya que faltaban treinta y cinco minutos para comenzar.

Sentí un leve empujón, bueno, no tan leve. Mis papeles donde tenía mis horarios y entre más cosas salieron volando gracias a eso.

–   Ten cuidado estúpida becada – no tenía que levantar la cara para saber que se trataba de Oliver.

Recogí con cuidado mis cosas dispuesta a irme. Ni loca me metería al salón estando Oliver ahí adentro. Quiero mantenerme lejos de ese idiota. Sentí mi celular vibrar, era un mensaje de Wendy – si ya nos habíamos pasado nuestros números – diciendo que estaban en el jardín principal. No lo pensé más y caminé hasta encontrarme con ellas, tal vez y me podían ayudar con algunos apuntes de matemáticas.

El jardín principal era uno de mis favoritos, había flores de colores, demasiadas diría yo. También se encontraban mesas, algunos puestos de comida y dulces, una cancha de tenis, una de básquet, una de voleibol y una gigantesca alberca. Me imagino que esto es poco a comparación de sus casas. Yo solo me conformaba con mi alberca de tamaño normal.

–   ¡Ven Chels! – el grito de Wendy me hizo salir de mis pensamientos y me acerqué a ellas – aquí están algunos apuntes básicos de matemáticas, por si los necesitas.

–   Gracias, era justo lo que les iba a pedir. – sonreí y tome asiento. Nos quedamos calladas un par de segundos hasta que hablé – ¿Les puedo hacer una pregunta? – ellas asintieron – ¿Qué les pasa a los becados? – Raquel y Wendy se miraron entre ellas – ya saben, lo que dijo Tracy.

–   Una de las cosas que debes de saber es que la mayoría de los que estamos aquí, estudiamos desde pequeños en Rider Hall.– comentó Wendy.

–   Excepto yo – interrumpió Raquel– llegué mucho después. Prácticamente Wendy, entre otros están aquí desde Kínder.

–   Wow, ¿Desde Kínder? Eso es...raro, pero ya entiendo porque es demasiado grande.– miré a mi alrededor.

–   Raro y aburrido – dijo Wendy – Los grandes jardines nos separan de los demás. Aunque no todos siguieron aquí, se fueron al extranjero a estudiar.

–   Hace un año, por primera vez en este internado se empezaron a dar becas y llegaron varios. El que llamo más la atención fue Allen. – pauso –Sufrió mucho en este lugar. Era muy lindo, era estudioso y le gustaba los deportes. – sonrió recordándolo – Lo molestaban a cada minuto por ser hijo de una costurera y de un mecánico. – finalizo Raquel.

–   Toma en cuenta que aquí están hijos de puros famosos, tanto en la industria musical, actoral, hasta científicos, doctores, abogados y  políticos. – suspiró – Fuimos demasiado egoístas, porque creíamos que, por ser hijos de gente importante otros no merecían las mismas oportunidades que nosotros.– note tristeza en su rostro– Las bromas hacia Allen fueron sencillas desde un inicio, pero al paso del tiempo fueron muy graves. Nosotras participamos en algunas – bajo la mirada – al principio también caímos en esa tentación.

–   Allen no aguanto las bromas – prosiguió Raquel – de hecho, creo que solo duro unos tres meses en este internado y se fue. Hasta ese momento no sabemos nada del él y yo solo espero que se encuentre bien.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora