09

35K 1.9K 268
                                    

.

–   No puedo creer que se haya acostado con ella.

–   Y todo por dinero, pobrecita.

–   Que vergüenza.

Cada vez que iba caminando escuchaba como murmuraban este tipo de cosas. Odiaba sentirme así, tan chiquita de lo normal y no poder hacer nada porque no sabía manejar la situación. Jamás me había enfrentado a algo como esto y es una basura. Quería ser invisible en estos momentos.

–   Uh – accidentalmente choqué el hombro con alguien – lo siento.

–   Eres Chelsea ¿Cierto? – mi vista se despegó del suelo y observé la cara de aquel chico.

–   Si – apreté con nerviosismo mi cuaderno, después olvidé esa sensación – Ah, también eres becado ¿No es así?

–   Soy Billy y si ¿Se nota? – alzo la ceja confundido.

–   Pues te enfrentaste a los que nos molestaban en clase de matemáticas, por eso lo sé. – sonreí de lado.

–   Si, digamos que no soy un tipo que se quede callado – sonrió – ¿Puedo hablar contigo un momento? En privado.

–   Si está bien...mmm estaba por ir a la biblioteca.

–   Muy bien, te acompaño.

– Ok – Los dos caminamos algo incomodos o al menos yo si lo estaba. Jamás había tratado a Billy y por alguna extraña razón sentí que era idéntico a Randall y era muy malo estarlos comparando. Llegamos a la biblioteca, que por cierto, no es muy grande y estaba completamente sola. Todos los días era así, creo que muchos no sabían que existía una en esta escuela. – ¿De qué quieres hablar? – me senté en un mini sillón y él imitó mi acción.

–   Lo que esta pasando con nosotros, los becados.

–   Ya me imagino a lo que te refieres.– suspiré.

–   Ricardo, Brandon, Jennie, tu y yo estamos pasando con constantes abusos...

–   Aguarda – lo detuve – ¿Jennie? Ella a pesar de que tiene un año aquí ¿La siguen molestando? – pregunté sorprendida.

–   Si, ya no tanto como antes, pero en algunas ocasiones sí. Las constantes bromas inofensivas luego pasan a mayores – asentí – me imagino que ese golpe no fue hecho por el espíritu santo. – cruzó los brazos.

–   No, no fue nadie – mentí – yo me caí aquí y me golpeé fuertemente con el estante.

–   Fingiré que te creo – ¿Por qué no se le podía mentir a los hombres de aquí? – Has escuchado lo que dicen de ti ¿Cierto?

–   Si – murmure – pero es mentira, jamás me acostaría con Harold, ni mucho menos por dinero.

–   Te creo y la verdad no debería de importarte.– añadió con calma.

–   Tienes razón – miré al suelo con un poco de pena – pero es inevitable.

–   ¿Sabes quién dijo todo este rumor? – negué, tenía mis sospechas, pero no sabía si estaba en lo cierto – fue Harold.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora