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Llegué a mi habitación después de una jornada de clases. Me encontraba agotada y lo único que quería era dormir. Esta acción fue interrumpida al percatarme que en mi cama se encontraba un peluche de tigre y una carta. Algo emocionada me acerque a tomar los obsequios, era un gesto muy lindo de Randall.

Si, como lo leyeron, de mi pejelagarto.

"Te veo en el estacionamiento, necesito verte, Randall"

La nota estaba escrita a máquina y eso es súper romántico para mí. Estaba muy emocionada por verlo. Dejé a un lado mi cansancio y salí directo a ver a Randall.

A paso veloz llegue hasta el estacionamiento.

–   ¿Randall? – miraba por todos lados pronunciando su nombre, no había rastros de él.

–   Hola Chelsea – me estremecí al instante.

No...

No puede ser...

Esto debe ser una pesadilla.

- ¿O-oliver? – tartamudee.

Todo fue una maldita trampa, tenía razón Raquel.

–   Así es, me alegro que no se te haya olvidado mi nombre. – Estábamos a una distancia considerable y trataba con todas mis fuerzas no demostrarle miedo.

–   Tampoco es que te hayas ido por mucho tiempo para que ya no recuerde tu nombre – su rostro se encontraba serio – ¿Qué haces aquí?– Pregunté mientras miraba para todos lados. Tenía la esperanza de que alguien pasará por aquí y nos viera, pero esto estaba más solo que un desierto.

–   Solo vine a tomar vacaciones, ya sabes – sonrió.

–   No te creo, ya no estudias aquí, pudiste irte a otros lugares de "vacaciones" – use mis manos para hacer las comillas.

–   ¿Te intimidó el verme? En realidad, te extrañaba demasiado – sonrió cínicamente.

–   Por supuesto que no, solo que estoy harta de ti. – daba pasos hacia atrás cuando él se acercaba más – Estuviste apunto de matarme ¿Estas consiente de eso?

–   Lo sé, créeme, me importa una mierda. Total, no te paso nada ¿Cierto? – lo miré con descaro – un pajarito me dijo que andas de novia con Randall – giré los ojos.

–   Ese pajarito fue Harold de seguro – el rio – no, Randall y yo no somos nada.

–   Digamos que en su relación se interpone mi querida amiga Talía – lo miré confundida – pero debo de admitir que Randall está loco por ti, digo, eres muy hermosa...

–   Basta ya – lo detuve, mi mano choco con su pecho – aléjate de mí.

- Ahorita que lo pienso – su mirada recorrió todo mi cuerpo – creo que nunca te había visto de esta forma.

–   No seas asqueroso Oliver.

–   Te vendré a visitar todos los días querida Chelsea.

–   No, ni se te ocurra – negué repetidas veces – mis amigos se enterarán de todo esto y...

–   ¿Y qué? ¿Randall vendrá a golpearme porque toqué a su princesita? – suspiré – En primer lugar, creo que te dirán que mientes, ya que se supone que sigo en Francia.– rascó su barbilla – sería demasiado divertido jugar un poco contigo.

–   Basta Oliver, esto no es gracioso.– pronuncie con enojo.

–   Quiero que me acompañes a un lugar – justo estaba a punto de protestar – si no vienes, tus amigos la pagarán, son vigilados – tragué saliva. No sabía si creerle o no.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora