13

35.1K 1.8K 619
                                        

.

–   ¿Me estas jodiendo Chelsea Griffin?

–   No, lo digo en serio, me invito a salir hoy en la noche.

–   No puedo creerlo – dijo Wendy.

–   Yo tampoco puedo creerlo. – añadí sonriendo. Estaba con las chicas en la cancha de tenis. A Wendy le apetecía jugar y aunque ninguna de las tres sabíamos lo que hacíamos, le intentábamos solo para divertirnos y matar tiempo.

–   ¿Ya sabes que ponerte? – preguntó Wendy – yo te puedo escoger algún conjunto.

–   No, aún no tengo nada que ponerme y ni siquiera tengo cabeza para pensarlo. – jugué un poco con mi raqueta.

–   Me lo imagino, pero ¡Anímate! Mi hermano tiene mucho tiempo que no había invitado a una chica a salir.

–   No te creo – dije y era la verdad – el pejelagarto tiene mucha belleza como para no tener experiencia con citas.

–   Te lo digo en serio. – soltó una risa– ¿Nunca dejarás de llamarle pejelagarto?

–   Bueno aún tenemos tiempo para ver que ponerme. – me encogí de hombros.– Y no, no tengo intención de dejarle de llamar así. Es divertido ver cuando se enoja. – reímos.

–   ¡Niña rara! – escuché el gritó de Randall a mis espaldas. El caminaba hacia nosotras – Nos vamos ya.

–   ¿Estas jugando? – lo miré enojada– me dijiste que hasta la noche.

–   Si, pero lo pensé mejor. – metió sus manos en sus bolsillos – El lugar donde tengo planeado llevarte queda muy lejos, así qué hay que irnos.

–   Joder...– estaba haciendo berrinche como niña chiquita – al menos me hubieras avisado ayer en la noche.

–   No importa, anda ve. – me animó Raquel. Me despedí de las chicas, me desearon suerte y caminé con flojera hasta él.

–   Ni siquiera me veo presentable. – traía solo un conjunto deportivo.

–   Así te ves linda, deprisa. – me dio la espalda.

¿Me ha dicho linda?

–   ¿Se podrá saber a dónde vamos?

–   Iremos a un lago – contestó, íbamos caminando para su auto. Y demonios, sí que le gustaba los autos deportivos – está un poco lejos, manejando son unas tres horas.

–   ¿Y no llevaremos nada de comer?

–   No, pasaremos por una tienda a mitad del camino – suspiré – ahí podrás comprar lo que se te antoje.

–   Entonces iré por mi cartera – dije– no traigo nada – suspiró de la frustración, supongo – ¿Qué? No es mi culpa que me avisarás hasta ahora.

–   Esta bien, vamos.– Nos regresamos para ir a los dormitorios. También aprovecharía para cambiarme de ropa y agarrar una mochila con lo que necesite. El viaje será largo y será súper incomodo con Randall muy cerca.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora