55 - Final

40.4K 1.7K 517
                                    

.

Abrí mis ojos lentamente.

Un nuevo día en Ubud nos esperaba.

Ayer fue la noche más perfecta. Randall y yo hicimos el amor, tal vez suene como una cursilería, pero fue algo sumamente inolvidable.

Recostada en su pecho, ya no había temor, ni vergüenza, porque el jamás me hizo sentir así. Ya había paz en el, después de todos estos años estándose culpando de algo que jamás hizo. Me acerqué a sus labios y le di un leve beso. No quería despertarlo, pero tenía tantas ganas de ir al baño para hacer mis necesidades.

– ¿A dónde crees que vas? – Reí, apenas me había movido y logré despertarlo.

– Lo siento, no quería despertarte.

– ¿Por qué no? – alzo la ceja.

– Quería que siguieras descansando– murmure.

– La que debería de estar descansando eres tú. – sabia porque lo decía.

– No te creas tanto – reímos – necesito ir al baño.

– Esta bien, solo porque es una urgencia.

Me logró soltar y yo rápidamente entre al baño logrando escuchar su risa. Lo sé, es patético, pero aún me da un leve cosquilleo que me vea desnuda. Tal vez en un futuro se me quite. Me tardé un poco en el sanitario, tanto que cuando salí Randall ya no se encontraba en la cama. Tomé mis toallas para irme a dar un baño, pero necesitaba la compañía de mi chico.

Podría escuchar la televisión que se encontraba en la sala y si, ahí estaba, sentado comiendo el desayuno que nos habían preparado.

– ¿Randall? – sonreí, tenía crema batida en su rostro – Por dios, contrólate.

– ¿Qué? – rio – estos desayunos son estupendos, ¿Qué sucede?

- Me meteré a bañar – sonreí - ¿Vienes conmigo?

– Por supuesto que voy contigo.

Randall Murphy no se resiste a los encantos de Chelsea Griffin. Tuvimos una mañana tranquila, entre besos, abrazos y más que eso. No sabía que esto era algo adictivo y más con la persona indicada. Joder, si me viera mi madre se estaría burlando de mí en estos instantes.

– ¿Te apetece ir al bosque de los monos? – Lo mire mal, él sabía que no la había pasado bien en ese bosque.

– Ni me lo menciones – Los monos son lindos, pero solo son contados. Unos trataron de robar mi cartera, otros tomaron mi cabello como si fuera comida y otros decidieron que era buena idea empezar a reproducirse enfrente de nosotros. Eran pocos los que se me hacían tiernos, pero definitivamente no son mi especie favorita.– Quiero ir ahora algún templo o ir al mercado de Ubud. Cualquier cosa que no sea ese bosque de monos.

– Esta bien – se acercó a mí – lo que mi chica quiera. – beso mis labios.

– No quiero que esto acabe nunca ¿Lo sabes? – expresé mientras salíamos de la casa. Los dos llevábamos conjuntos ligeros por el clima caluroso.

– Tenemos mucho por disfrutar. – El auto que habíamos rentado era sencillo y ya se encontraba a nuestra disposición. Los templos quedaban algo alejados del resort e ir caminando sería una tortura.– Así que tranquila pulga, todavía nos faltan varios días aquí. – subimos al auto.

– Ubud no es muy grande, pero es hermoso.

– Es exactamente lo que necesitábamos.

La tarde transcurrió muy tranquila. Los templos eran increíbles, aunque la exigencia era algo descabellada, porque los choques culturales podrían notarse, pero ante todo está el respeto. Me di cuenta que habían varios turistas. Un gran grupo de amigos se encontraba admirando uno de los santuarios. Creí que íbamos hacer los únicos, digamos que no es temporada de vacaciones y hay pocas atracciones en Ubud. Solo hay cinco templos importantes y de ahí en fuera las actividades son escasas. No es precisamente el destino turístico que todos quieran.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora