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–   ¿Qué es lo que quieres Oliver?

–   Te quiero a ti – él se acercaba lentamente.

–   No me toques, no te quiero cerca de mí – no podía detener el llanto.

–   Serás mía quieras o no ¿A caso crees que tu querido Randall vendrá por ti? – rio – no, claro que no.

–   ¡Déjame! – podía sentir sus manos subir por mis piernas.

–   Tocaré a su princesita una y otra vez – susurró cerca de mi oído. – te hare mía.

–   ¡No! ¡Déjame!

Oliver rompió mi vestido. Sentí sus besos recorriendo mi cuello y parte de mis pechos. No podía moverme, parecía que estaba amarrada pero no sentía ni veía las sogas.

Estaba atrapada en este infierno.

Hasta que logré despertarme.

Estaba sudando, toqué mis ojos y sentí las leves lagrimas que salían de estos. Había tenido otra pesadilla, otra en la que Oliver me toca, otra en la que Randall no está para protegerme de él y sinceramente ya no sé qué hacer. No le he querido decir a Randall acerca de esto o de las veces en que puedo sentir las manos de Oliver recorrer mi cuerpo y esto acabará conmigo muy pronto. Respiré un par de veces cuando me di cuenta que eran tan solo las dos de la mañana, no quería despertar a las chicas.

Habían transcurrido un par de días desde nuestra reunión en aquella bodega. Raquel no ha dejado de preguntarme que me sucede, ella es consciente de las pesadillas que me dan, pero no de que tratan. No quiero que sigan preguntando más, solo quiero estar en paz, no quiero seguir recordando esas horribles escenas.

–   Chels – el toque de Raquel hizo que volviera a la realidad – ¿Qué te sucede? ¿Otra vez las pesadillas?

–   Si – susurré – ya pasaran.

–   Eso me lo dijiste hace una semana. Chels ¿Qué tienes? notaba preocupación en su rostro.

–   Nada Raquel – limpie mis ojos – estoy bien, es solo que...pause un momento para inventarme una excusa – a veces me da por recordar a mi padre y es muy horrible – mentí, pero necesitaba que me creyera.

–   ¿En serio es eso?

–   Si, no te preocupes, siempre pasa, solo que nunca se habían dado cuenta hasta ahora – sé que soy pésima mintiendo.

–   Todo está bien Chels, tu padre está en un lugar mejor y tú también lo estas – no Raquel, no lo estoy - ¿Dormimos juntas? Tal vez te calmes un poco – me sonrió.

–   Esta bien. No tuve de otra más que aceptar, no quería que sospechara más de la cuenta.

Sé que Raquel es una de mis mejores amigas, pero en estos momentos no estaba lista para decirles todo. Le hice un espacio en mi cama para que ella se acostará. Yo no podía dormir, más bien, no quería hacerlo, son de esas veces que solo estas acostada y haciéndote preguntas idiotas, pero interesantes a la vez.

No había rastro de Oliver durante esta semana, aunque si lo pensamos bien, lo más seguro es que se esté recuperando por la gran paliza que Billy le dio. Eso me alegraba, tenía miedo de que en algún momento apareciera en el internado e intentará algo. Debía estar enfocada en otras cosas, porque los exámenes empezaban, los chicos tenían sus días de partidos, Randall sus peleas de box, en parte tenía la mente ocupada durante el día, pero una vez que caía la noche, me sentía fatal.

Vuelve a mí (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora