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(Narra Randall)
Estos días no me he sentido de lo mejor y eso muchos lo saben. Las chicas me odiaban, los chicos me presionaban para decirle la verdad a Chelsea, pero no lo haría. Saqué mi cigarro y lo encendí cuando note que Talía se acercaba a mí. Me había citado en donde siempre nos encontramos, el estacionamiento.
– Hola cariño – me rodeo con sus brazos sobre mi cuello.
– Mira que aquí no tienes que fingir – quite sus brazos – nadie nos ve.
– ¿Qué no estas feliz de que estemos juntos?
– ¿A la fuerza? – reí – por favor Talía, ya deja de fingir.
– ¿Tanto te gusta esa estúpida becada? – expresó más que furiosa.
– Ella no me interesa – mentí – solo la he besado un par de veces, pero es solo eso y te recuerdo que tú también eras becada cuando llegaste aquí – Talía apretó la mandíbula.
– Es diferente. – habló apretando ligeramente la mandíbula.
– Por dios Talía, fingiste una vida que no tenías, lo hiciste porque tu verdadera vida apestaba o más bien, apesta. – solté mi cigarro.
– No me provoques Randall.
– Entonces no te burles de los becados y yo solo digo la verdad. Tu padre no era millonario Talía, tu padre era...
– Cállate Randall – me advirtió – tu tampoco eres una blanca palomita, tu hiciste que mi vida apestará.
– Eso es mentira, tu hiciste que la mía fuera una mierda. No hablaré más de esto contigo y te diré una última cosa, deja a Chelsea en paz y eso también dile a tus sirvientes.
– ¿Mis sirvientes? – rio.
– Harold y Yannel, no te hagas la estúpida.
– Hola a la parejita feliz – Raquel y su sarcasmo, comenzó acercarse, inmediatamente actuamos como la pareja feliz.
– Hola cuñada. – sonrió Talía.
– ¿Si irán a la fiesta de Wendy?
– Si – contestó mi querida novia – es muy amable que me invitaran, solo que los alcanzaré por allá, tengo que cosas que resolver.
– Perfecto, por nosotros tárdate todo lo que quieras – estuve a punto de reír por el comentario de Raquel – nos vemos.
– Ya me tengo que ir – solté su mano con brusquedad – tengo entrenamiento de box.
– Esta bien, nos vemos en unos días – sonrió con malicia. Me alejé de ella inmediatamente, no la soportaba.
Llegué a mi dormitorio para dormir un poco antes de ir al gym. Las competencias de boxeo estaban en curso y yo estaba más que preparado para partirles las caras a mis rivales, eso es lo único que me hacía bien. Me recosté en la cama, enseguida cayo una manta en mi rostro, logró asustarme, la tomé entre mis manos y note que era la cobija de Chelsea. Fue el día cuando estaba demasiado borracho como para entrar a su dormitorio, admito que fue algo acosador, pero no sabía lo que hacía. Ella me ayudo a que pudiera dormir mejor y me la llevé porque huele a ella.
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Vuelve a mí (Terminada)
Teen FictionChelsea, es una chica estudiosa, amable, hermosa y educada. Llega al internado más prestigioso de Nueva Jersey gracias a una beca y planea seguir sus sueños, pero con la sorpresa de qué tal vez las cosas no salgan como ella quiere. Randall, es un c...