Sentía el cuerpo tan cansado, incapaz de levantarme y mi cabeza dolía como si alguien me taladrara el cerebro sin piedad.
Imágenes de la noche anterior cruzaron mi mente recordándome lo mucho que me había pasado y queriendo golpearme a mi misma por hacer tantas tonterías, y no me quería ni imaginar cuantas mas había echo que no recordaba. Por eso dicen que beber alcohol es malo.
Con todo el esfuerzo del mundo abrí los ojos lentamente y la leve luz del día que entraba por la ventana me obligó a cerrarlos sintiendo un terrible dolor en la cabeza. Gruñí y la garganta me ardía de solo tragar saliva.
Me removí en la cama intentando despejarme y ser capaz de levantarme. Las finas sabanas rozaron mi piel cálida. Me incorporé lentamente apoyando mi espalda contra la pared fría dejando caer la cabeza hacía atrás. Abrí los ojos lentamente acostumbrándome a la luz y me dí cuenta de que no estaban mis cortinas. Miré a mi alrededor y me fijé en que esta no era mi habitación y que no estaba en mi cama.
No me parecía raro ya que no recordaba haber vuelto a casa, y menos mal porque mis padres me matarían si me veían llegar borracha, y lo mas seguro es que no me dejarían volver a salir de casa hasta los setenta y eso para ellos sería muy pronto.
Me pasé las manos por la cara y aparté las sabanas de encima mía dejando a la vista mi cuerpo desnudo.
¡Oh dios mio! ¿Por qué estoy desnuda?
Me llevé las manos a la boca de la impresión y el miedo me inundó. Me levanté a correr, cosa de la que me arrepiento ya que me duele muchísimo la cabeza y un dolor punzante en la parte baja de mi abdomen me hizo entrar en pánico, en el suelo a los pies de la cama encuentro mi vestido y ropa interior.
Me vestí a correr y me senté en la cama intentando recordar que había pasado. Me abracé a mi misa asustada por lo que me pudieran haber echo mientras estaba borracha o dormida. Me agaché para alcanzar mis zapatos y justo al lado un papel brillante me llamó la atención. Lo cogí y a verlo se me heló la sangre de golpe. El envoltorio de un preservativo abierto.
Esto no puede estar pasándome. No me puedo creer que yo...no puede ser posible que haya perdido mi virginidad con un chico cualquiera, en una cama que no es la mía estando borracha y que aun encima no recuerde nada de como pasó ni en que momento acabé así.
Guardé el envoltorio en mi bolsillo y saqué mi móvil. Más de veinte llamadas perdidas de mis padres, diez de mi hermana, mensajes de Dastin y Cole y algunos de Owen disculpándose por el ridículo de a noche.
Busqué el número de Dastin en contactos y lo llamé para que viniera a buscarme sin darle muchos detalles y aceptó sin dudarlo. Me costó hablar sin echarme a llorar, no quería que el se preocupara.
Salí lentamente de la casa temiendo que alguien me encontrara allí. El lugar estaba echo un asco, lleno de botellas y vasos vacíos por todo el suelo. Por las escaleras había gente dormida y en el salón había varias personas dormidas por todo el suelo. Corrí fuera de la casa cuando alguien pareció moverse y despertar.
Unas casas mas allá esperé unos minutos y el coche de Dastin apareció. Me subí sin mirar atrás. Miré las manos sobre mi regazo en silencio hasta que no aguanté mas y derramé las lágrimas que aguanté todo lo que pude.
—Ey, pequeña, ¿que pasa? —preguntó en tono tranquilo acercándose a abrazarme—. Me estas asustando Alexa, ¿que te pasó?
Las lagrimas y el nudo en mi garganta me impedían hablar y las grandes ganas de vomitar solo me hacían querer encerrarme en mi habitación y no volver a salir nunca más.
Se inclinó sobre el asiento y me rodeó con sus brazos.
—Dastin...lo siento...yo...soy estúpida —lloré contra su hombro mientras el acariciaba mi pelo.
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Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]
Teen FictionEsta historia esta llena de contenido (+18) no apto para todo el público. Si crees que puedes soportar las escenas eres bienvenid@ a leer esta historia, sino también. Los personajes de esta historia son totalmente inventados pero realmente irresist...