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Princenton, Nueva Jersey.

Una de las instituciones académicas más prestigiosas de Estados Unidos. Es una de las universidades más ricas del mundo y un centro líder en investigación. Con ganadores de cuarenta y un premios Nobel y diecisiete Medallas Nacionales de Ciencia. Allí estudiaron los presidentes de Estados Unidos.

Esta a ochocientas noventa y cuatro millas de distancia. Hasta la universidad de Ian esta mas cerca de aquí.

Lo estuve leyendo en Internet en cuanto llegué a casa y me empecé a deprimir porque mi novio estará a ochocientas millas de distancia de mi.

Apenas quedaban unas semanas para terminar las clases. Cuatro meses habían pasado, el tiempo se me pasó demasiado deprisa pero fue un tiempo maravilloso saliendo con mis mejores amigos, de compras con Kendra, charlas con su madre, algunas visitas de Ian y muchas citas y momentos muy calientes y sexuales con mi Hades.

Últimamente apenas podía verle fuera del instituto, como estaba a punto graduarse tendría los exámenes finales antes para organizar todo para final de curso. Estaba muy emocionada y orgullosa de él, pero eso solo hacía más y mas real que la hora de que el se vaya llegue y eso me cagaba de miedo. ¿Que sería de nosotros cuando el se fuera? ¿Seguiremos juntos a pesar de la distancia? Tengo mucho miedo de saber la respuesta. El tiempo se acababa y la hora de que el se fuera se acercaba y yo estaba acojonada.

—Hola —saludó Kendra pero yo no respondí, estaba muy inmersa en mis pensamientos—, ¿que le pasa?

—Ni idea —respondió Cole encogiéndose de hombros, estaba demasiado ocupado comiéndose una hamburguesa enorme.

—Estará pensando en Hades —dijo Dastin con desinterés—. Siempre está pensando en el, la muy pesada.

—No, no, estoy seguro de que no —volvió a hablar Cole—. Cuando piensa en Hyland siempre sonríe.

—Es verdad —admitió Dastin—, pone cara de boba.

Decidí ignorarlos antes de enfadarme con ellos y seguí con la mirada fija en el suelo de la cafetería inmersa en mis pensamientos.

El timbre para la siguiente clase sonó, los chico se levantaron, yo ni me moví. Kendra se sentó en la silla delante de mi.

—¿Que ocurre?

—No quiero que se vaya —admití y una fría y solitaria lagrima calló de mi ojo—. Tengo miedo de lo que pueda pasar.

—Escúchame bien Alexa Stone, por muy separados que encontréis ese chico no te va a dejar escapar —dice agarrando mi mano entre las suyas para darme la seguridad que no soy capaz de sentir—. Apostaría mi corsé favorito, y no lo pierdo, a que vosotros durareis para siempre.

—¿Tu crees?

—No sólo lo creo, lo sé. Lo sé por la forma en que os miráis, lo incapaces que sois de estar el uno sin el otro, en como mira a todo chico que pasa por tu lado como si fueran a robarte, ¡esta loco! —exclama riendo—, pero esta loco por ti.

—Gracias —susurro antes de ponerme en pie y abrazarla.

Necesitaba mucho oír algo así, que me diera las fuerzas y la seguridad de que todo irá bien.

—Mi madre y yo estamos a favor del team Hadexa no lo olvides.

Antes de ir a la siguiente clase me pasé por la taquilla a coger los libros, el pasillo estaba casi completamente vacío y cuando cerré la puerta de la taquilla casi me da un infarto al ver al dios egipcio en mis narices.

—Joder Horus, no aparezcas así —me quejo llevando la mano a mi pecho.

—Me gusta mas cuando me llamas dios Egipcio.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora