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Misión salvar las navidades de Hades cumplida con existo. El señor Hyland con tal de tener a su hijo contento fue capaz de aceptar todo.

—Extrañaré tanto a la futura señora Stone —murmuró Ian ensoñador dejándose caer sobre el colchón que estaba intentando ordenar.

Como era navidad obviamente Ian estaría en casa, pero eso no era tan agradable como pensaba. Apenas había llegado hace unas horas y ya era un jodido grano en el culo suspirando por cada esquina por su adorada Estella, que como hizo lo que no tenía que hacer porque no me hizo ni caso —tirarle el café encima por segunda vez— ahora ella lo mira con odio pero eso solo despierta mas aun el interés de mi hermano. 

Hombres, ¿quien los entiende?

Lo bueno de estas vacaciones era que Hades las pasaría por completo aquí con nosotros. Y aunque debemos mantener las manitas quietas si hay alguien presente por lo menos lo tendré a unos metros y no tendré que hablar con el por teléfono y verlo por una pantalla no es lo mismo que tenerlo aquí delante y poder tocarle de verdad. Lo malo de todo esto es que mis padres no se fían de nosotros —y con razón, yo tampoco me fiaría cuando estoy sola con Hades— el dormirá en la habitación de Hades con una cama que tuvimos, o mas bien tuve que bajar yo sola del trastero porque don suspiritos apenas ayudó y tuve que usar toda mi fuerza para no morir aplastada por una cama.

—Sal de ahí encima Ian, Hades está a punto de llegar y quiero dejar esto preparado.

—Estas deseando que llegue tu novio, eh? —su tono de burla me molestó así que levanté el colchón y mi hermano acabó con la cara en el suelo.

El timbre sonó cuando estaba colocando el colchón de nuevo en su sitio, lo dejé caer y salí corriendo casi volando por las escaleras donde mi madre ya estaba en la entrada abriendo la puerta.

La cara preciosa de Hades y el entrenador Demeter aparecieron tras la puerta. Me sorprendió que no fuera su padre quien lo acompañaba, pero Hades dijo que había salido de viaje hace días.

—Señor Hyland —saludó mi madre.

—Por favor, llámame solo Demeter —le respondió el entrenador tan amable—. Solo vine a acompañar al demonio porque mi hermano no se encuentra en la ciudad.

Mi madre se hace a un lado para que Hades entre y el entrenador despeina a mi novio como despedida recibiendo una queja por su parte. Dejamos a los adultos hablando y subimos a la parte de arriba para que pueda enseñarle el cuarto de Ian y para que deje la mochila que cuelga de sus hombros. Me sujeta del brazo en mitad del pasillo.

—Tengo un problema —me llevó hacia la ventana del pasillo que daba a la calle y me señaló su coche, de repente en la ventanilla trasera una bola peluda asomó el hocico—. No podía dejarle solo en casa, Lisa y los demás empleados están de vacaciones y mi tío se va.

—Traelo, yo convenceré a mi madre —al asintió y nos dirigimos a la habitación—. Por cierto la habitación de mi hermano esta un poco desordenada pero... —al entrar en la habitación la encontramos perfectamente ordenada con la cama terminada de hacer y ninguna ropa sucia a la vista, pero podía apostar mi mano a que la había escondido bajo la cama—. Ha ordenado, eso es que quiere algo, no te fíes.

—Hades, amigo mío —exclamó mi hermano saliendo de su baño agarrando mi novio por los hombros invitándolo a entrar en la que será su habitación por unas semanas.

Metí la mano en el bolsillo trasero de los pantalones de mi novio donde siempre guarda las llaves del coche y salí de casa para sacar a Cerbero que en cuanto bajó del coche y me vio empezó a restregarse contra mi como si fuera un gato y no un perro.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora