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El tiempo pasaba tan deprisa que solo podia pensar en que ojalá pudiera pararlo y estar con Hades cuanto quisiera. No quería que se acabara el instituto porque eso significaba menos tiempo con mi novio y tener que separarnos cuando el se fuera a la universidad.

Temía tanto hablar de eso, que evitaba hablar del tema todo lo posible. Solo disfrutaría el tiempo que me queda con el.

Mirarlo dormir me da tanta paz, observarle se había convertido en lo que mas me gustaba del día. Parecía un angel tan tierno e inocente pero cuando se despertaba es un demonio, —como dijo el entrenador Demeter— malvado e insaciable de sexo. Aunque yo tampoco me quejaba, estaba dispuesta a todo lo sexual que se le pasara por la cabeza al cachondo de mi novio.

Quizá deberían haberle puesto el nombre del dios del sexo y no el del infierno, aunque su cuerpo es tan caliente como el infierno.

Y ahora mismo está tan sexy con solo una sábana cubriéndolo de cintura para abajo y se lo que oculta ahí debajo. Esta tumbado de lado hacia mi, su pecho aterciopelado de piel clara con las líneas perfilando cada músculo que se marca con cada respiración. Su lindo rostro tan tranquilo con el pelo cayendo por su frente, sus preciosos ojos azul hielo ocultos por sus párpados con unas negras y gruesas pestañas acariciando sus mejillas y unos labios húmedos ligeramente abiertos con su cálido aliento acariciando mi rostro.

Hace tiempo que me gusta considerarme la acosadora número uno de mi dios perfecto.

—Sea lo que sea lo que piense esa mente pervertida me dejaré —susurra con los ojos aun cerrados.

Se gira en la cama quedando boca arriba y la sabana que lo cubre se levanta en la zona de su pene.

—Me parece que no soy yo la que estaba teniendo pensamientos sexuales —me burlo riendo.

—Estaba teniendo un sueño muy agradable —estira los brazos poniéndolos detrás de su cabeza mientras bosteza—. Enseguida se bajará.

La adrenalina corre por mis venas y llenándome de valentía me subí sobre Hades sentándome sobre sus muslos. La sábana ya no cubría mis pechos así que quedaron a la vista de los ojos lascivos de mi dios griego que recorrió cada centímetro de mi cuerpo lentamente y disfrutando.

—Si haces eso, no se va a bajar —se burló llevando las manos a mi cintura tocando las curvas de mi cuerpo.

—Cuéntame tu sueño —murmuré mirando con hambre su pene duro delante de mi. Se la agarré y la toqué despacio oyendo un gemido ronco ahogarse en su garganta.

—Me pedías hacer el kamasutra entero —murmuro retorciéndose bajo mis caricias—. Tenias muchas ganas de probarlo.

—Es verdad, quiero probar todo contigo —respondí con una sonrisa tímida—. Y aunque tu ya hayas probado todo, quiero tener mis primeras veces contigo.

Su mano agarró la mía parando mis movimientos. Sus ojos se conectaron con los míos.

—Puede que ya haya echo muchas cosas, pero contigo todo es como la primera vez porque contigo...todo es distinto —la verdad es sus palabras fue tan intensa que me atravesó el corazón—. Tu eres muy diferente a las otras chicas, entraste en mi para buscar mi alma.

—Eso fue cursi, y muy cliché —me burlé acariciando su pecho suave con la yema de mis dedos.

—Te gusta que sea así —replicó tocando uno de mis pezones con su dedo pulgar robándome un suspiro.

—Me gusta todo de ti —respondí jadeando cuando me pellizcó el pezón retorciéndolo entre sus largos dedos—. Eres tan caliente, mas que el dios que lleva tu nombre —apreté los labios aguantando los gemidos que quieren escapar de mi boca.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora