Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]

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Estoy muriendo de vergüenza.

Camino por los pasillo escondiéndome en cada esquina revisando a un lado y al otro por si lo veo aparecer.

—Manos arriba —dice alguien a detrás de mi clavándome el dedo en la espalda haciéndome saltar y gritar tan alto que todo el pasillo se giró mirarme.

Del susto solté los libros al suelo y alcé las manos de forma inocente.

Al girarme y encontrar a Cole partiéndose de risa me dieron ganas de pegarle.

—Eres idiota —farfullo recogiendo mis libros del suelo.

—Ha sido muy gracioso —exclama sin dejar de reír.

Paso de el y sigo mi camino pero me sigue a un metro de mi.

—Parecías una fugitiva —dice llegando a mi lado limpiándose las lágrimas de la risa—. ¿De quien te escondes?

—De nadie —digo pero Cole no me cree y alza una ceja curioso—. He olvidado hacer los deberes de literatura y no quiero que el profesor me vea.

—¿Había deberes de literatura? —pregunta alarmado abriendo muchos sus ojos pardos.

Me daría un golpe a mi misma. Había olvidado que Cole y yo compartimos esa clase.

—Eh... —mi cerebro no está en condiciones de pensar una buena excusa.

Cole cambia su expresión de susto por una aburrida y se encoge de hombros con desinterés.

—¿Que cojones? No iré a clase hoy —mira por el pasillo a Dastin en su taquilla y luego de nuevo a mi—. Si el calvorota pregunta dile que estuve vomitando.

Hago una mueca de asco pero cuando Cole se aleja con Dastin después de guiñarme un ojo suelto una risita por lo tonto que mi mejor amigo puede llegar a ser.

—¡Alex! —gritan a mi espalda y yo pego un giro levantando mis manos haciendo movimientos raros como una ninja—. ¿Que coño haces?

—Me has asustado —me excuso mirando mal Kendra—. Y sabes que no me gusta que me llamen Alex.

—Lo sé, por eso te llamo así —mi amiga se encoje de hombros y sigue caminando hacia su taquilla y la sigo aun con miedo de tropezar con Hades.

Kendra se retoca el maquilla antes de guardar su mochila en la taquilla y la cierra de golpe llamando mi atención de un susto.

Se recuesta sobre las taquillas y se cruza de brazos mirándome fijamente buscando algo en mi cara.

—¿Que te pasa?

—¿A mi? —pregunto haciéndome la tonta—. Nada.

—Entonces, ¿por qué pareces una loca con síndrome de abstinencia a la que están a punto de pillar con droga?

—Menudas referencias usas —me burlo riendo pero ella no ríe así que paro.

—¿Vas a decírmelo o no?

Miro a otro lado mordiéndome el labio sonriendo inocente y nerviosa.

—La verdad es que no.

—No eran opciones, vas a decírmelo quieras o no.

Agarra mi brazo y me saca a rastras por el pasillo y siento que me sonrojo cuando pasamos por delante de Hades que esta apoyado en las taquillas con su mejor amigo. La mirada fría y seria que me echa siempre me llega hasta el corazón, debería estar acostumbrada pero después de lo que pasó en mi casa el otro día esa mirada duele.