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—¿Podéis recordarme a quien se le ocurrió la brillante idea de entrar aquí? —preguntó Horus cada vez más asustado.

—A ti —gruñó Hades—. Y si sigues clavándome las uñas te dejo aquí solo.

—No me sueltes, mi valiente dios griego —no soy yo la miedica que esta agarrado a mi novio como si al separarse de el pudiera morir.

—¡Oye! Solo yo puedo llamarle así —me quejé cruzándome de brazos.

Como el idiota del dios egipcio acapara a mi novio por desgracia tengo a Christian agarrado a mi chaqueta pegado a mi, igual de asustado que el dios egipcio.

—Deja de gritar, loca —me susurró Horus y yo le toqué un hombro cuando no miraba y dio un brinco del susto.

—¿Puedes quitar tus malditas manos de mi novia, Christian? —le gruñó Hades dispuesto a partirle la cara.

Mis ojos se movieron por encima de su hombro al notar algo de movimiento y trago saliva nerviosa.

—Hades... —dijo Horus empezando a temblar.

Horus a nuestros lado se estaba poniendo tan blanco como el papel. Christian se aferró mas a mi porque los tres estábamos mirando lo mismo.

—Suelta a mi novia Christian o te juro que... —empezó mi novio a amenazarlo cuando Horus volvió a interrumpirlo.

—¡Hades! —exclamó Horus.

—¿Que? —gruñó Hades girándose hacia Horus y este le señaló hacia el fondo del pasillo.

Una de las puertas del final del pasillo empezó a chirriar. Tragué saliva y una mano enguantada se asomó por la madera abriéndola mas hasta dejar ver a una persona ahí de pie, con una mascara de gas cubriendo su cara, una bata de medico sucia y un hacha en su mano derecha manchada líquido escarlata.

Abracé a Christian y los tres empezamos a gritar.

Esa misma mañana...

Por fin era verano. Nada de clases, nada de deberes, nada de profesores molestos, nada de exámenes y lo mejor nada de levantarse temprano. 

Me levanté bastante tarde la cama. Con toda la pereza del mundo aparté la sabana de encima de mi cuando la puerta se abrió dejando ver a mi guapísimo novio. Con esa camiseta simple gris y esos vaqueros hasta la rodilla negros estaba tan guapo ¿por qué todo, absolutamente todo, le queda tan bien?

Sonreí como boba pensando que estaba teniendo una alucinación muy atractiva pero se veía demasiado real dándome cuenta de que era mi novio real caí en la cuenta de como de horrible debo de verme recién levantada. Grité y tiré de la sabana para cubrirme hasta la cabeza.

—Te he visto muchas veces recién levantada Alexa —sentí como tiraba de la manta para quitármela de encima y me negué.

Finalmente cedí y deje que me quitara la manta y todo el pelo se fue hacia mi cara. Hades que estaba sentado delante de mi, se rió y lo echó hacia atrás dejando mi cara a su vista sonriéndome.

—¡¿Que pasa?! ¡¿Que pasa?! —gritó Ian entrando alarmado con una colonia en su mano y solo vestido con unos calzoncillos de Darth Vader—. No dejaré que te hagan daño hermanita.

Al revisar mi cuarto y ver que solo es Hades se quedó parado y torció la cabeza como suele hacer Cerbero cuando no entiende algo.

—Ah, solo eres tu —dijo relajado.

—¿Que pretendías hacer con eso? —señalé la colonia en su mano—. ¿Darle buen olor al supuesto ladrón?

—Pretendía dejarlo ciego, vale? —me sacó la lengua antes de dirigirse a la salida pero parece como si su cerebro hubiera procesado algo y se giró señalando acusatorio a mi novio—. ¿Que hace el aquí? Sabes que esta prohibido que esteis solos en una habitación.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora