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Un fuerte golpe sobre la mesa hace que me despierte sobresaltada y confudida sentándome recta en la silla. Al abrir los ojos y encontrar a la profesora de matemáticas mirándome con cara de pocos amigos recuerdo que estaba en clase y que me he quedado dormida lo malo de que me despertara justo en el momento en que mi sueño... Bueno no parecía un sueño sino el recuerdo de alguien besando mi cuello, sus manos por mi cuerpo las mías intentando arrancarme la ropa.

—Esta no es la clase de dormir señorita Stone —dijo la profesora inclinándose hacia mi de forma amenazadora—. ¿O acaso le aburre mi clase?

—Lo siento mucho profesora, no he dormido bien —bajo la cabeza removiendome en mi sitio porque el sueño me dejó con muchas sensaciones en el vientre—. No volverá a pasar.

—Señor Jones salga a resolver el ejercicio por favor.

El pobre Owen se levanta afligido y camina hasta la pizarra donde se toma su tiempo resolviendo el problema.

—Señorita Stone quiero hablar un momento con usted fuera —dice la profesora abriendo la puerta.

Me levanto de mi sitio y Owen me lanza una mirada apenada y yo me encojo de hombros como respuesta.

—No voy a castigarte Alexa —dice la profesora cambiando su semblante serio a uno mas amigable en cuanto estamos fuera del aula —Sé que últimamente has tenido algunos problemas de salud pero no puedo permitir que te duermas en mi clase.

Asiento sin saber que decir ya harta de que todos me traten como un bebé por desmayarme un par de veces. Estos días las noticias que estoy recibiendo no son de mi agrado precisamente.

—No necesito un trato especial —digo al borde del cabreo pero conteniendome.

¿Queréis saber por qué no dormí?

No dormí por culpa de dos idiotas que se empeñaron en quedarse a dormir conmigo. Mi cama es grande, pero no tanto. Tres personas durmiendo juntas fue incómodo, molesto y doloroso. Sobre todo si duermes con dos idiotas como Cole y Dastin. Que no pararon de moverse, hablar en sueños, quitarme la manta y dormir encima mía.

La profesora suspira, mira un segundo por la ventanita de la puerta como le tiran bolas de papel a Owen y vuelve a mi.

—¿Por qué no vas a refrescarte y vuelves?

Asiento sabiendo que cualquier cosa que diga no hará que cambie de opinión.

Además creo que necesito refrescarme porque siento que el calor aumentó en mi cuerpo y siento más mejillas ardiendo.

Camino tranquilamente hacia el baño a la vez que la profesora entra de nuevo en clase parando la guerra de bolas de papel y oigo sus gritos incluso desde fuera del edificio. En cuanto veo el letrero Mujeres respiro hondo antes de entrar. Entro y me quedo paralizada en mi sitio. Dos chicas están delante mía besándose sin notar mi presencia.

Estaba a punto de salir corriendo cuando una de las chicas, la de pelo castaño corto y liso, aparta un poco la cabeza dejándome ver a la otra. Mi boca y ojos se amplían al darme cuenta de que es Kendra. Su mismo pelo negro rizado, su curiosa forma de vestir y maquillarse.

Sin duda es ella.

Cuando iba a salir sin hacer ruido mi torpeza juega en mi contra y al dar un paso atrás golpeo la puerta con el pie y las dos chicas se separan asustadas.

—Lo siento...yo... —intento disculparme rascándome la nuca nerviosa.

Kendra y la chica tienen los labios hinchados. La morena al verme se pone roja como un tomate y sale corriendo antes de que pueda decir nada.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora