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—No puedes hacerme esto Luisa —exclamo enfurecido levantándome del sofá donde estaba sentada.

—Lo siento Alexa —repite suspirando frustrada—. Has estado varias semanas sin entrenar y no me puedo arriesgar a que vayas.

—Pero no es justo —gimo como una cría—. Llevo meses preparándome para el campeonato.

—Ya he cubierto tu puesto —añade mirando a otro lado—. Y ya envié las inscripciones.

Me paso las manos por el pelo caminando de un lado a otro.

—Lo siento Alexa.

Echo una última mirada a Luisa y al entrenador Demeter sentado en su mesa y salgo del despacho dando un portazo.

Camino a paso rápido por el pasillo hacia el vestuario y llena de rabia cojo mi bolso y salgo.

Hades aparece por la puerta de la sala donde siempre lo veo entrenar y lo paso de largo sin siquiera mirarle, estoy demasiado enfadada para hablar con el.

Salgo del gimnasio sin siquiera despedirme de Henry que me mira sorprendido al pasar.

Camino sin parar hasta que estoy a muchos metros del gimnasio entre los jardines que lo rodean. Llena de rabia tiro mi bolso contra el suelo y le doy una patada llevándome las manos a la cabeza a punto de gritar.

En lugar de gritar para liberarme me dejé caer de rodillas y haciéndome daño en las rodillas con las pequeñas piedritas y como una tonta me echo a llorar.

No era nada justo. Había entrenando mas que nadie para ser la mejor, para ser la primera seleccionada entre todas para competir. Antes del accidente en el bosque ya tenía cubierta la inscripción en el campeonato regional, el cual solo faltaba mes y medio para que se celebrara y como llevo mas de dos semanas sin poder entrenar por dejar que mi pierna se curara ahora estoy fuera.

Las calientes lágrimas se deslizan con velocidad empapando mis mejillas hasta caer en mi regazo.

Pillándome por sorpresa unos brazos me rodean pero me relajo al ver la piel blanca con pequeños lunares y el olor a sudor mezclado con su olor de siempre.

Hades hace que me ponga de pie y hundo la cabeza en su pecho empapando su camiseta deportiva algo húmeda de sudar pegándose a su cuerpo definido.

—No es justo —farfullo aferrándome a la tela gris claro—. Me merecía ir.

Su brazo me rodea la cintura y con la mano me toca el pelo con sutileza.

—No es justo, no es justo, no es justo —seguí repitiendo contra su cuerpo llorando hasta cansarme.

Cuando dejé de murmurar Hades dejó de acariciarme y me separó de su cuerpo.

Mi cuerpo esta frío y tembloroso hipando sin parar con la cabeza bajada no queriendo que me viera llorar, ahora mismo debo tener unas pintas horribles.

—Ven conmigo —dice de repente cogiendo mi bolsa del suelo y tomando mi mano.

Caminamos en completo silencio, conmigo aferrada a su mano detrás el metiéndonos entre los árboles. Miré a Hades sin entender nada pero el estaba metido en sus pensamientos.

Caminó sin decirme nada y yo fui tras el sin preguntar. Pasaron los minutos hasta que llegamos a una zona delante de un muro de rocas y una bajada sinuosa.

Hades bajó sin problema como un profesional saltando las piedras.

—Te cuidado —me ofreció su mano y con cuidado salté a su lado.

Esclava del deseo ✔️ [Esclava #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora