Susurros del Destino

Capitulo 53

Arriba, en la superficie estaba un rastro de fuego, humo y escombros por doquier, sin embargo aunque el bombardeo solo fue en un punto el “Palacio”, aún quedaban no-vivos por las calles y la noche se veía iluminada por un gran camino de fuego que tardaba en apagarse, la barricada fue disuelta y los civiles muertos tenían acceso total a la instalación, pensar en que el infierno se estaba haciendo presente no era de sorprender.

— ¡Malditos!—tocia un soldado debido al humo que había en el lugar— mi pierna, demonios—viéndose la pierna— ¡Joder! Se me clavo una maldita varilla, ¿¡Hay alguien!? ¿¡Sargento!? ¡Maldición! Duele demasiado.

— ¡Tranquilo chico!—se escuchaba a lo lejos— ¡Estoy cerca!

— ¿Sargento, es usted?

—Así es chico, estamos un poco quemados pero nada que no podamos soportar.

El sargento intento mover al soldado pero pudo darse cuenta que tenia incrustada una varilla, moverlo podría ser un error pues se desangraría y posiblemente se le infecte pero lo peor es que estaba a mitad de camino del palacio.

— ¿De dónde jodidos te ha salido una varilla?—viéndolo con interrogación— bueno, no importa, tienes suerte que solo sea eso y no quemaduras.

— ¿Y los otros?

—En nuestro nuevo cuartel, es lamentable y la verdad somos pocos, ven, apóyate en mi—dándole el brazo.

— ¡Maldición!—gritando de dolor.

El sargento y el soldado herido caminaban lentamente hacia el palacio pero no se percataban que debido a los gritos del soldado habían atraído a varios invitados no deseados que les pisaban los talones, pero uno de ellos se cayó y se escuchó un sonido de caída.

— ¿Qué fue eso?—decía alarmado el soldado herido.

— ¿Qué fue qué?—cuestionó el sargento.

—Ese sonido—haciendo una pausa— como si algo se hubiera caído.

—No lo creo, todo este lugar está muerto y nuestros amigos están lejos y son muy lentos, sabes.

— ¿Entonces señor, que hacen ellos aquí?—dijo al voltear la cabeza para ver su retaguardia.

— ¿De quienes…?—se sorprendió al ver la cantidad que logro ver debido a que el fuego disminuía de intensidad— ¡Esto no puede ser! ¡Chicos! ¡Apóyenos, se han reunido en la entrada!

— ¡Señor no tenemos munición suficiente!—se oyó una contestación.

—Usen las ametralladoras pesadas puestas en las ventanas.

— ¡Entendido!—pero no tardo en volver a hablar— ¡Están atascadas señor!

— ¿Que no podemos descansar un rato?—decía para si mismo—vamos, aguantemos un poco.

—No lo sé, sargento estamos a mitad de camino y ellos—observando la entrada—son muchos.

— ¡Debe haber un arma por aquí! —pensaba con un poco de desesperación mientras observaba detenidamente— ¿Qué es eso? ¿Un arma de francotirador? Si pudiéramos llegar más rápido.

—No creo que lo logremos señor, me siento cansado

—No pienses negativamente soldado, ¡¿Qué pasa con esas ametralladoras?!

— ¡Ya casi están señor!—gritó quien estaba intentando desatascar las ametralladoras

— ¿Y los RPG?—habló el sargento esperando una respuesta afirmativa.