Capitulo 39

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—Por supuesto, ya sentía que se habían olvidado de mí.

 —No es eso, es solo que no sabemos que preguntar.

 —Entiendo, bueno ¿Qué necesitan?

 —Jack menciono que podrías proporcionarnos información global, dime, ¿Qué tanto te puedes acercar para ver lo que sucede en las ciudades?

 —Nuestro satélite es tan bueno que podemos ver un auto en movimiento desde muy cercas y con un detallado excelente—contesto Steven con aires de soberbia.

 —Eso es genial, dinos como esta la ciudad de Uruapan, has como un escaneo de toda la ciudad, si mi teoría es correcta debe haber sobrevivientes y fogatas para aguantar el frio que hace allá, espero que no sea mucho pedir.

 —Por fin algo que hacer, no hay problema lo hare enseguida.

 Jack elogio a Jhosep por su sabia decisión, pues no quiere que nada lo tome por sorpresa, el chico insistía en querer saber si había algo extraño en aquella ciudad y notando la mirada confusa del militar explico que debido al encuentro con las criaturas en la zona militar bautizadas como “los carroñeros” no quisiera toparse con más de esas cosas o alguna otra inoportuna sorpresa o mutante.

 —Bien, según lo que veo a través del satélite, es que la ciudad esta hecha un verdadero fiasco—interrumpió Steven para informar.

 — ¿A que te refieres?—pregunto Jhosep.

 —Si, hay muchos edificios caídos, pero mayormentde los del centro son los que están colapsados, no digo que todos, pues uno parecen un tanto dañados y otros que se ven muy bien después de todo.

 — ¿Y las calles?

 —Donde estoy viendo ahora… solo hay manchas de sangre en el suelo, coches volcados y arruinados, y muchos escombros. Unas tienen aguas negras debido al colapso de las tuberías y cañerías.

 — ¿No podrías darle un vistazo más rápido por la ciudad? Necesito que encuentres indicios de supervivientes o de… algún peligro.

 — ¿Peligro? ¿Más específicamente como que?

 —Solo intenta buscar zonas con probabilidades de albergar supervivientes por favor.

 Steven llevo a cabo la petición de Jhosep y se había puesto a tararear una canción hasta que un grito de sorpresa por parte de Steven casi deja sordo a Jhosep.

 — ¿¡Qué paso!?—pregunto Jhosep.

 — ¿Qué demonios es esa cosa? Es una especie de… humano-perro, esta arremetiendo contra los muertos que caminan y se los están comiendo… que terror.

 Jhosep volteo a ver a Jack y mirándolo le dijo que estaba seguro que eran las mismas cosas que enfrentaron en Pátzcuaro.

 —Bueno, tal parece ser que de ahora en adelante las cosas se pondrán un poco más interesantes—comento Jack.

 Steven interrumpió la charla de ellos dos para informarles que había encontrado restos de leña quemada, indicando que eran indicios de una fogata, también hizo saber que había muchos muertos caminantes en la zona del centro y termino diciéndoles que deberían andar con cuidado.

 —Gracias Steven, eso nos ayudara bastante.

 —Claro, ya saben que estoy aquí para ayudarlos chico, no se olviden de mi.

 La comunicación se termino.

 —Bueno, es una alegría saber que hay más supervivientes, sin embargo… —la mirada de Jhosep cayó al suelo—No podremos detenernos y buscar por toda la ciudad, y tampoco es que realmente podamos ayudarlos si son infectados, realmente no podemos garantizar la supervivencia de nosotros mismos con tanta gente—termino diciendo con pesadez.

 —Descuida—Jack reposo su mano derecha en el hombro de Jhosep— si esta en nuestras manos hacer algo, tenlo por seguro de que lo haremos.

 Los 2 caminaron hasta donde habían estado las chicas sentadas, y se sentaron ellos también, Jack sin embargo se levanto al cabo de unos minutos.

 — ¿Pasa algo?—pregunto Jhosep.

 —Nada, solo voy a dar una vuelta, fumar un cigarrillo, necesito estirar los pies, ya sabes, relajarme a mi modo—articulo Jack mientras caminaba hacia el vehículo.

 —Comprendo—contesto Jhosep con una entre sonrisa—cuídate.

 —Siempre.

 Sentados en el pasto, Edward jugando con sus pies estirados y Antoni igual sentado permanecían discutiendo acerca de temas de poca importancia y de ocio, tratando de liberar estrés. Su peculiar charla llevo poco a poco a un debate que en poco tiempo termino en una confrontación verbal.

 — ¡Tonto!—exclamo Antoni.

 — ¡¿Qué?! ¡El tonto eres tu!—contesto Edward.

 — ¡Estúpido!

 — ¡Imbécil!

 Siguieron los insultos de todo tipo, hasta que alguien más hablo.

 — ¡Ya cálmense!—Interrumpió Jhosep quien estaba sentado viendo la riña desde hace un tiempo—Realmente parecen dos niños chicos peleándose por ver quien tiene el videojuego más nuevo.

 Edward encontró el comentario bastante cómico.

 —Tu no sueles hacer ese tipo de comentarios tan… divertidos—expresaba Edward con movimientos de la mano— ¿ocurre algo?

 —No, simplemente estoy tranquilo y relajado.

 Antoni frustrado por la poca atención prestada se levanto con un poco de brusquedad y solo agrego.

 —Si, si, bien, me voy con las chicas a ver si ocupan algo—decía Antoni mientras se alejaba con pasos un poco apresurados.

 —Vale, no es que me importara, ¿sabes?—contesto Edward viendo sus propios pies.

 — ¡Serás cabrón! ¡Ven que te voy a…!

 —Les dije que e tranquilizaran…—Interrumpió Jhosep mientras veía al cielo y suspirando continuo—Niños…

 Antoni se fue caminando hacia donde se encontraban las chicas, que se encontraban alrededor de los arboles de la cercanía jugando con un insecto, cerca de unos treinta metros de donde se encontraban los chicos.

Edward se levanto, llevo sus palmas de la mano atrás de su nuca y entrelazo sus dedos después de sentarse a un lado de Jhosep y se sentó, después de un tiempo en silencio se recostó sobre su espalda y mirando al cielo le dijo.

 —Oye superior, ¿Por qué el cielo es azul?

 Jhosep se encontraba tan relajado que tenia los ojos cerrados y no reparo en abrirlos para contestar.

 —El éter es de color azul, saca conclusiones basado en eso.

 —Oh, ya veo—Edward cerro sus ojos también.

Jhosep, en vista de que su amigo estaba recostado en el suelo, hizo lo mismo, estaban muy relajados, sentía la brisa rosar su piel, y escuchaba con atención como esa misma brisa hacia sonar con delicadeza las hojas de los arboles, el agitar del pasto, sintiendo los cálidos rayos del crepúsculo en su cuerpo, y sin darse cuenta ninguno de los dos, se quedaron dormidos.

Susurros del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora