10/12/12
Noción del tiempo perdida.
Edward se despertó por que los cálidos rayos de sol lastimaban sus cerrados ojos, sumado a la constante presencia de un punzante dolor en la cabeza, veía borroso y estaba aturdido, pero la conmoción se le paso deprisa al darse cuenta que no podía mover sus extremidades, estaba maniatado. Enfrente de él, en la cajuela del VBL en movimiento, se encontraban sus amigas Rose y Erika por lo que se sintió en un gran alivio hasta que su corazón se estremeció y buscando con la mirada en lo poco que podía ver, hacia todos lados, buscaba a Akemi.
No la encontró.
En su mente aparecían miles de escenas que lo atormentaban, y se frustraba al estar tan impotente en esta situación, notó que sus compañeras seguían inconscientes y trato de recobrar la calma.
Empezó a forcejear sus manos en silencio, que se encontraban atadas atrás de su espalda, la cuerda le lastimaba la piel pero no le dio importancia y siguió hasta que logro aflojarla. Llevo sus manos hacia su frente y nunca había sentido tanta alegría al ver sus palmas frente a él, desato el nudo de sus pies y después se quedo en silencio pensando en la forma de sacar a sus compañeras de ese aprieto.
Estaba indeciso pero decidió asomarse lo más cautelosamente posible por encima del asiento trasero para poder observar mejor a cuantos enemigos, a parte del conductor, estaba enfrentando, para su alivio encontró a una Akemi inconsciente en el asiento trasero inmediatamente enfrente de él, igualmente maniatada, y solo había otro sujeto en el copiloto, lo que le facilitaría las cosas.
Se volvió a ocultar y empezó a morderse los labios, estaba nervioso y no sabia realmente que tenia que hacer, resolvió esperar.
Pasaron alrededor de quince minutos, cuando el conductor habló.
—Necesito orinar.
—Debes estar bromeando, si no estamos donde el jefe nos mando para el medio día, nos arrojara con esas cosas para que nos desmiembren vivos.
—No pasara nada, llevamos buen tiempo y no tardare nada—dijo el chofer mientras se estacionaba a un lado de la carretera— además, ¿qué podría pasar?
—Bueno, te acompaño—se bajo y camino hacia su compañero—no es que tenga miedo de que una de esas cosas salga y me coma.
—Si tú lo dices.
Edward sonrió. Era como si el universo quisiera que tomara esta oportunidad, vio el seguro de la cajuela y sabía perfectamente que podría abrirlo de una patada, pues estaba cerrada con llave. Solo tendría una oportunidad.
Pateo la puerta con fuerza haciendo que esta se levantara bruscamente y salió corriendo dando vuelta al vehículo para encarar a sus agresores, quienes estaban perplejos y con la cremallera hacia abajo. Al primer sujeto lo embistió con un puñetazo en la quijada dejándolo fuera de combate, su compañero, quien reacciono rápidamente, atino a darle una fuerte patada en el estomago al chico quien se estrelló en el capó del coche.
El hombre no paro ahí, enseguida dio una vuelta rápida y encestó una patada en la frente a Edward, vio el cielo azul antes de que se le oscureciera la vista seguido de una debilidad absoluta y ganas de desvanecerse en el vacío. Otro golpe lo trajo de regreso, esta vez en las costillas, otro golpe en la boca del estomago y, como no caía rendido, el hombre le dio un codazo en la Columba, haciendo sucumbir a Edward.
—Haz aguantado bastante chico—decía el hombre—pero hasta aquí has llegado—finalizó sacando un cuchillo de combate por la ventana del asiento de copiloto.
Edward quería llorar, esos golpes le habían dolido bastante, pero se trago el nudo que tenia en la garganta y tomo fuerzas para intentar levantarse. El hombre vio con reprobación su acción de levantarse y lo pateó.
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Susurros del Destino
Science Fiction"El mundo esta en sus labores diarias, con un sin fin de fatídicas y monótonas rutinas que a día a día se emplean, hasta que una estrategia para mejorar ese mundo se lleva a cabo, todo marcharía bien si no fuera por un catastrófico accidente natural...