Capitulo 52

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En la superficie momentos antes de la demolición, la situación empeoraba con cada instante, cada segundo que transcurría la desesperación se apoderaba en cada soldado.

— ¡Maldición, ya casi no queda munición!—menciono un soldado mientras tomaba otro cartucho y observaba dos más en su reserva.

—No te preocupes, ya casi es el momento—habló su compañero.

—Dejen de lloriquear—dijo el Sargento—en cualquier momento retrocederemos así que esten atentos—mientras disparaba con su pistola M9.

—Pero señor…

No pudo terminar de quejarse aquel soldado debido a que en la zona principal se sintió una sacudida intensa, haciendo caer a los soldados y varios de los civiles muertos que seguían avanzando, el temblor desconocido derribo varios edificios en las cercanías.

— ¿Qué demonios fue eso?—cuestionaba uno soldado mientras se levantaba— ¿un temblor?

—No, hubiera durado un poco más—habló el sargento.

Un soldado venia corriendo y todos volteaban a ver a su compañero que se acercaba rápidamente al sargento, pero algunos lo veían un poco preocupados, pues el soldado era William y este era la voz de su retirada.

— ¡Sargento!—gritó con fuerza—el camino hacia el subterráneo a sido bloqueado por el escombro—llegando hasta el sargento— ¡Señor, estamos atrapados!

—Es una broma…—habló sorprendido y con rostro de incredulidad cierto soldado que se acababa de levantar—es una broma, ¡es una jodida broma!

— ¡Cálmate Thomas!—gritó su compañero—buscaremos otra alternativa.

— ¡Cómo quieres que me calme!—contestó con tono de furia—la maldita salida estaba ahí—señalando— ¡estaba ahí joder!—llevándose las manos a la cabeza.

—Lo sé, maldición, pero no pierdas la cabeza.

Todos los soldados presentes estaban atónitos, pasmados y aun sin creer lo que había ocurrido, la moral de los hombres decayó rápidamente después de hacerse a la idea de que ya no había ninguna salida, que todos morirían siendo devorados por los civiles que juraron proteger.

—Aquí el cabo John a General, ¿me recibe General?, repito aquí cabo John a General, ¿me recibe?, ¡conteste joder!—habló con desesperación— ¿Cómo nos ha podido hacer esto?—azotando la radio— usted dijo que seguiríamos nosotros, ¡porque detono la maldita cueva!

Pero no recibía respuesta alguna, solo estática y silencio del campo de batalla pues los soldados dejaron de disparar por un momento para ver si había alguna esperanza de que el general contestara pero sus ilusiones se desmoronaban con el pasar de los segundos, pero, casi por un milagro, la radio comenzó a sonar.

—Porque era necesario—fueron las palabras salidas de la radio.

— ¿Necesario? dijo ¿necesario?—contestó el cabo— Demonios ¿me está tomando el pelo?—habló con irritación en su voz— ¿Me está diciendo que esos vejestorios son más útiles que nosotros? ¿Eso es lo que me esta diciendo?

—No lo entiendes y no espero que lo entiendan, solamente fueron ordenes, cuando esto acabe se necesitara un líder y ese líder es nuestra reina… ella es primordial, pero nadie se olvidara que ustedes, la Compañía Dalton, protegieron a su país y a su reina.

— ¿Sabe que?—sonriendo con una mueca de sarcasmo— ¡váyase al carajo!—gritó para después terminar azotando la radio.

Debido al silencio que había en el lugar la mayoría logro escuchar la conversación y sabían que su líder les fallo, resistir y morir era su única opción.

Susurros del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora