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Lauren
Miami

-En serio me muero por descubrir que será de nosotras dos Lauren, puedo imaginarme yendo a la Uni, consiguiendo un dormitorio para las dos, fiestas, chicos, dios, de verdad que esto me entusiasma.
Camila Cabello de 18 años, era mi mejor amiga desde el preescolar, una chica castaña, piel morena clara, sonrisa realmente hermosa y ese carisma que de verdad podría hacer que girarás para mirarla.
Era la chica más popular del colegio, con un montón de chicos detrás de ella y aunque lo dudaras también tenía una mente brillante, buena en los deportes, en literatura, matemáticas, en idiomas, con sentimientos realmente lindos.
Suspiré.
En cambio yo era la chica rara, la que todo mundo miraba con pena por que pensaban que Camila Cabello solo era mi amiga para prevenir que yo me quitará la vida. Era algo absurdo, si, tenía mis problemas con inseguridad y un montón de defectos, pero también guardaba lindos sentimientos, tenía metas y mi mente era valiosa.
Mientras ella saltaba entusiasmada en la cama pude mirarme en el espejo.
Mis anteojos estaban sucios, tenía un par de granos en la frente y un cuello corto. Mi madre insistía en que debía perder al menos 10 kilos para mirarme atractiva, me hablaba de chicos y de cómo debía lucir atractiva para ellos, a mi no me interesaba.
En realidad ninguna chico, solo alguien.
Por el reflejo pude ver a Camila sentarse por fin y controlar esa energía desbordante que se cargaba a tan solo dos semanas de terminar el colegio, ambas esperábamos con ansias la respuesta para la universidad.
Sonreí a medias.
¿Que iba a pasar si una de las dos no fuera admitida en la universidad en Nueva York?
¿Como iba a poder sobrevivir sin ella?
De la nada la tuve a mi espalda y con total confianza recargó su mentón en mi hombro. Para mirarme al espejo y sonreír.

-¿Que pasa Lau?
Yo respiré profundo y traté de no confundir su gesto con algo más. Llevaba más de tres años luchando con la atracción feroz que sentía por ella. Podría enumerar los motivos por los cuales ella jamás se enamoraría de mi.
Uno ella era mi mejor amiga, dos yo era patética por quererla, tres ella era heterosexual, cuatro, nuestros padres jamás lo aceptarían, cinco, nunca podría fijarse en mi...
Sentí un pequeño golpe en mi hombro y desperté de mi propia conversación. Me encantaba enumerar cosas, así que me perdía mentalmente en aquello de vez en cuando. Para no inquietarla simplemente sonreí.

-Solo pienso en el baile, no voy a ir.
Ella se separó de golpe y esta vez me hizo mirarla fijamente.

-Nada de eso, ya te dije que aunque nadie, bueno...si nadie te invita yo iré contigo, puedo cancelar a Abraham para ir las dos juntas, como amigas, terminar el colegio de forma épica, anda, no puedes negarte.
Cómo siempre ella sacaba lo bueno de las cosas.
Sonreí levemente.
La verdad era que alguien ya me había invitado, Thomas, un chico realmente tímido que solía mirarme demasiado en clase de gimnasia, era un chico nerd, propenso a que todos lo molestarán. Yo me negué. Jamás podría ir con el, seríamos el hazme reír de todo el baile.
Además con la única persona con la que deseaba ir era con Camila, soñaba con ella a diario, imaginando que la tomaba de la mano para bailar en medio de la pista y durante una canción lenta, finalmente le daría mi primer beso.
Aclaré mi garganta y ella chasqueó sus dedos frente a mis ojos.

-Ultimamente tu mente vuela y siento que le habló a una estatua ¿Segura que estás bien?
Aparté el pequeño mechón de cabello en su mejilla y sonreí. Ser su mejor amiga también tenía sus ventajas.

-Estoy bien Camz y agradezco tus buenas intenciones.
Las dos sonreímos y ella pegó su frente con la mía logrando alborotar los latidos de mi corazón, aunque sabía que nada más pasaría.
En ese momento alguien llamó a mi puerta, provocando que nos separáramos de golpe.
Era mi madre por que asomó su cara por la puerta segundos después.

-Camila, cariño, Alejandro y Sinu están esperando en el auto por ti.
Sonreí a mamá por avisarnos.
Ella tomó su mochila de forma descuidada y caminó hacía la puerta.

-Bien, Lau debo irme pero promete que te veré mañana en el almuerzo.
Antes de salir, me miró inquieta. Asentí sonriendo.
Claro que iba a verla, aunque no compartíamos algunas clases siempre la miraba para la comida, no iba a perderme ese pequeño instante del día en que podía verla.
-Ya sabes que decir Lau.

-A claro, solo tu y yo Camz, te veo mañana.
Hice la promesa que solíamos repetir desde los 10 años, era tonta ahora por que yo entendía por fin que jamás iba a lograrlo.
En los últimos meses ella había tenido más citas de lo normal, con chicos guapos, deportistas, inteligentes y otros retrasados, el punto es que...ya no se trataba de solo tu y yo, si no de "tu novio, tu y yo".
Ella bajó apresurada y la despedí con la mano a distancia, escuché los pequeños saltos que daba en las escaleras para luego despedirse de mis padres con un grito divertido. Ellos también la trataban cómo a una hija.
Por la ventana miré como subía al auto de sus padres y partían de mi casa.
Pasar con ella toda la tarde había sido una bendición. Al menos esas vacaciones de verano las tendríamos juntas, moría de miedo al saber que tal vez serían las últimas o la primeras de muchas. La universidad representaba la mejor oportunidad de mi vida, para escapar de la terrible experiencia del colegio, de la cercanía de mis padres, podría tener a Camila más tiempo conmigo.
Suspiré.
Miré el último cajón de mi mesa de noche donde guardaba una carta a Camila, esa carta tenía un propósito, si por alguna razón tuviera que alejarme de ella, iba a dársela, le confesaría la forma tan diferente en que yo la quería, por dios, estaba enamorada de mi mejor amiga y sólo si estuviera lejos de ella tendría el valor de dársela solo como despedida.

NUEVA HISTORIA

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora