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Camila
Nueva York

Salí de la clínica con una sonrisa realmente grande. Dinah esperaba en la acera a por mi.

-¿Y?

-Al parecer volveremos a trabajar juntas.
Dios. Dinah saltó de emoción hacía mis brazos y luego se recompuso.

-Te dije que nos darían buenas recomendaciones, después de todo el imbecil de tu ex si fracazo en afectarte.

-No quiero que lo menciones.
Dije en un susurró pero luego abracé de nuevo a mi amiga y decidimos tomar algún café. Comenzábamos hasta dentro de tres días en la clínica compartiendo consultorio, la ventaja de ese lugar era que podríamos acomodar nuestro horario y a los pacientes.
Estaba un poco inquieta por eso.
En cuanto me asegurara de firmar un contrato llamaría a mi padre para que enviara el resto de mi equipo ahí.

-Ya pasaron 24 hrs ¿Crees que Lauren ya haya averiguado algo sobre mi?

-Se lo has puesto difícil aunque no se, tal vez haga un par de llamadas.
Dijo Dinah y bebió de su expreso.
Debíamos aprovechar esos días para conocer la ciudad, completar la decoración del departamento y desempacar.

-Mi padre no mencionó nada sobre que ella se pusiera en contacto, pensé que también intentaría llamarme, desbloquee su número.
Dios. Estaba sonando tan desesperada. No había dormido bien tan Sólo de pensar el posible daño a su mejilla, mi mano había latido por horas por pegarle. Tal vez tendría toda la cara marcada o amoratada.
Después de varias horas de recorrer una tienda de comestibles, volvimos al departamento completamente cargadas. Llegamos al piso y abrí la puerta como pude.
Cielos. Con fastidio miré las cajas que faltaban. Primero necesitaba colocarme ropa más cómoda.

Después de dos horas y cuando la noche apareció, habíamos terminado de arreglar las cosas de nuestros dormitorios. Sólo faltaba la sala y no estaba decidida a dormir sin haber terminado. Dinah simplemente se quejó de mi exigencia.
Alguien tocó la puerta con insistencia un rato después.
Yo esperé atenta a que Dinah observará por la mirilla.

-Oh dios. Expresó y cubrió su boca.

-¿Es ella? Pregunté nerviosa. Lo había logrado y sonreí. Mi pecho descanso al enterarme por fin que no estaba alucinando cuando pensaba que Lauren me correspondía.
-Espera. Susurré. -No me siento preparada para hablar con ella, es decir...

-Cálmate Camila, hazte la difícil ya sabes, de acuerdo al plan, ella debe compensarte por la metida de pata. Rodó los ojos. -No vayas a caer a la primera y lanzarte a sus brazos, además este departamento no esta listo para que ustedes terminen teniendo sexo en el piso.
Me quejé bajo. Había cometido el error de contarle con detalles la noche que pase con Lauren y sonaba algo realmente extraño que terminamos haciéndolo en la vieja casa del árbol, lo reconocía.
Me escondí en mi dormitorio mientras ellas hablaban. Dinah abrió la puerta después que Lauren tocara por tercera ocasión, esa ultima con desesperación.

-Hola. Escuché su voz ronca y un poco baja.
-¿Tu? Soy Lauren, te miré ayer...estabas con Camila y pensé que podría hablar con ella.

-Soy Dinah y la verdad dudo que mi amiga quiera verte.
Dinah trataba de sonar realmente dura. No podía imaginar la cara de Lauren al escucharlo.

-Lo se, ella debió contarte lo qué pasó y de verdad por eso necesito verla y hablar. Trató de convencerla con un tono inseguro.
Escuché la puerta cerrarse pero para mi sorpresa luego la voz de Dinah pidiéndole a Lauren que no  buscara.
-Escucha de verdad necesito verla, se que esta aquí, por favor dile que estoy aquí al menos.
Dinah entró al dormitorio segundos después y bloqueando la puerta.

-Tiene la mejilla enrojecida, cielos, le diste fuerte y esta esperando por ti en la sala, ha entrado sin que yo se lo pidiera.
Se encogió de hombros y yo respiré profundo pensando en lo que iba a hablar con ella ¿Que iba a decirme?
Dinah me animó a salir y acomodó mi cabello un poco, yo tomé unos jeans y cambié mi blusa por otra. Casi me empujó. Recorrí el pasillo en silencio y la miré de espaldas, ella sostenía en sus manos un libro que estaba dentro de una de las cajas.

-¿Y bien? Pregunté en tono duro. Provocando que ella dejará el libro caer al piso. Algo tensa y avergonzada lo recogió para colocarlo donde estaba. Luego me recorrió lentamente.
Yo tuve que cruzar mis brazos para sentirme un poco más segura.
Me miró con duda. Era verdad. Su mejilla izquierda conservaba un color rojo notable. Y yo había sido capaz de dejarlo así. Casi quise acercarme para acunar su mejilla y aliviar el dolor si es que aún lo sentía.
Pero no. Me regañé a mi misma.
Debía sonar fría, enfadada. Ella había jugado conmigo y me había mentido. Pensaba que yo era una egoísta y...
Respiré profundo bajó su mirada atenta.
Me había dejado en ese lugar sola, después de haber pasado la mejor noche de mi vida. Mi pecho dolió.

-Camz.

-Camila, dime Camila ¿Que haces aquí?

-¿Te mudaste? Preguntó con una voz mucho más animada.

-Lauren. Me quejé. -Responde a lo que te pregunte, no tengo mucho ánimo de verte, pensé que con el golpe de ayer quedaba claro.

-Lo se, lo se, necesito...dios...merecía ese golpe.
Despeinó su cabello buscando algo más que decir. Dios mío. Lauren estaba siendo tan tierna de esa forma, estaba nerviosa y me sorprendía, me hacía sentir enamorada, por que esa era la Lauren que conocí en un inicio.
-Llame a tu padre para preguntarle donde estabas, me dió esta dirección ¿Vivirás aquí?

-Si, Dinah y yo tuvimos una oportunidad de trabajo ¿Era todo lo que ibas a decir? Por que no te quiero aquí.
Suspiró profundo y sin despegar su mirada de la mía. Metió su mano en el abrigo que llevaba puesto. Casi caigo cuando miré la rosa roja en su mano. Ella en serio la llevaba guardada. Extendió la rosa para mi esperando a que yo la tomara.

-Quiero disculparme por lo que te hice  y se que no será suficiente esto, lo sé, quisiera que mil golpes en mi cara o las rosas pudieran solucionarlo pero no será tan fácil.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora