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Camila
Nueva York

-¿Como te sientes? Su voz me despertó de mis pensamientos que sólo aparecían cuando intentaba recuperarme de ese estado de sorpresa. No había dormido nada bien. Mordía mis uñas nerviosa.

-Bien, creo. Admití. Miré hacia el plato de comida que permanecía intacto.

-Lo lamento Camila, cuando invite a Normani el día que salió de tu consultorio no pensé que llevaría a Lauren, me dijo que no hablaban.
Negué. Ninguna de ellas tenía la culpa. Ya no sabía ni siquiera quien la tenía. Solo estaba segura del dolor en mi pecho y en mi palma derecha por tremendo golpe que le di.
Dinah se había reído en un inicio pero ahora sabía que era algo más serio.

-Yo tampoco entiendo lo qué pasó, lo importante es que le dije y ella decidió convertirse en una idiota ¿Es posible amarla y odiarla al mismo tiempo? Tengo miedo de que aparezca del otro lado de la puerta, no quiero ver su mejilla amoratada.
Mi amiga respiró profundo junto a mi. Lamentablemente gracias al asunto de Lauren su fiesta había terminado más temprano de lo esperado, ella y Tristan me habían sacado de ahí.
El único que salió ganando fue el chico por que a lo que me contó Dinah, después de llevarme a dormir, ellos permanecieron en la sala bebiendo y charlando hasta tarde. El chico me caía bien.

-Por la cara que tenía, dudo que quiera arriesgarse, dios, estabas tan enfadada.

-Ya no se Dinah, no se nada.
Apoye la frente en la mesa y ella sobó mis hombros. Para lamentarlo, era domingo y no podía ir a la clínica para distraerme.

-No quiero angustiarte más pero...bueno, creo que entre más pronto sepas esto mejor será para ti...

-¿Ahora que?

-Tu padres quieren venir, tu madre especialmente.
Suspiré cansada. Mi madre era lo de menos ahora. No era su culpa tampoco. Las parejas eran de dos, por eso llevaban ese nombre. Cuando ambas partes fallan entonces no hay forma de culpar a un tercero, no existía.
Aunque estaba resentida con mamá, no ganaba nada resistirme a una posible reconciliación si habían pasado esos meses.

-Esta bien.

-Vamos al cine, al parque, quiero hacer lo que sea por ti amiga ¿Que me dices? Todo se va a solucionar y se que será para bien, por el momento hay que buscar una distracción cariño, come algo y te espero en 30 minutos aquí mismo para ir a alguna parte.
Mi amiga se encogió de hombros.
Entre al dormitorio y busque mi móvil.
Lo encontré en el bolso que llevaba en la noche.
30 mensajes sin leer de un número desconocido.

Lauren

Bien, tenía dos golpes en la cara. Uno en la mejilla donde su dulce mano me había golpeado y otro en la frente de tantos golpes que me di con la palma de mi mano en la frente. Por ser tan idiota.
Revisé la cantidad de mensajes enviados por la madrugada.

~No quieres hablar conmigo, lo entiendo, soy una estupida por no escucharte~

~Perdóname Camz, perdóname mi amor~

~No podré vivir sin ti, quiero solucionarlo~

~Te amo, te amo tanto de verdad~

~No estuve con nadie te lo juro~

~Nadie puede estar en tu lugar~

Mierda. Comprar un móvil nuevo al menos tenía una utilidad. Sabía que seguro iban a llegarle, dependía de ella si los leía.

~¿Puedo verte? ~

~Por favor, puedes golpearme todo lo que quieras~

~Solo quiero saber que te tendré de nuevo~

~Puedo hacer lo que me pidas, lo que sea por otra oportunidad~

~Necesito verte Camz~

Dios. El mensaje más largo.

~Se que Normani habló contigo, créeme me siento terrible por haberlo intentado siquiera, me arrepiento, es la estupidez más grande que he cometido después de haberte dejado en Miami, debía escucharte y traerte conmigo, déjame hablar contigo, no te pido que sea ahora, ni mañana, solo dame una señal, una pequeña para saber que debo esperar y luego buscarte, que no sea tanto por que ahora que me siento la idiota más grande, no soportaría dos meses mas para verte a los ojos, tocarte, yo hablaré con tus padres, podemos solucionarlo, no me digas que vas a olvidarme por que prefiero morir antes de saber que eso pasará, Camz te amo, te amo con todo mi corazón, perdóname, dame una señal, por favor~

Bebí el vaso de agua que estaba sobre mi mesa de noche y salí de la cama esperando sentirme tan sola como los últimos días.
No me arrepentía de haber buscado a Normani ayer, de seguirla hasta ese lugar, de enterarme que era la fiesta de cumpleaños de Dinah, de buscar a Camila en la multitud, de alejar a ese idiota de mi chica, de obligarla a hablar conmigo.

Negué enfadada conmigo misma, por la cantidad de tonterías que le dije. Que hice antes de enterarme de lo importante.
Merecía sentirme tan miserable. Dios.
Caminé por el pasillo y me sorprendió mirar a Normani sentada en la barra con su desayuno.

-Buenos días. Saludó como si nada. Mi reacción fue correr hacía ella y envolverla en un abrazo.

-Gracias Normani, gracias por no dejarme sola.
Besé sus mejillas haciéndola reír.
-Sabes que eres mi mejor amiga y que muero sin ti, que soy aún mas idiota si no estás aconsejándome ¿Vas a perdonarme? ¿Vas ayudarme con Camila verdad?

-Cálmate dios, estás asfixiándome. La solté pero espere a que dijera más.

-Te perdonó pero no regresaré al departamento, y...bueno te ayudare solo si Camila quiere perdonarte, es eso.
Me quejé por escuchar la parte en que no iba a regresar aquí.

-Quiero que vuelvas.

-Mientras este departamento este hecho un desmadre no volveré.
Caminé a prisa con un poco más de energía a la sala para comenzar a limpiar la cantidad de basura y botellas que había ahí. Esto me distraería lo suficiente como para esperar la respuesta de Camila.
Rogaba por que lo hiciera, lo necesitaba.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora