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Camila
Nueva York

Tenía mucho tiempo mirándola dormir, podría ser un poco inquietante para ella enterarse de la forma en que me gustaba observarla.
Los primeros rayos del sol traspasaban las cortinas de la ventana, y pegaban directamente en su cabello, el café oscuro que brillaba me llamaba la atención.
Suspiraba a minutos, mordía mis labios y revivía cada instante de la noche.
Sabía que estaba despierta por una sola razón, temía que Lauren se fuera de nuevo.
Pero ahí estaba, con la mitad de su cuerpo descubierta, dejando libre su espalda y durmiendo boca abajo, con su cara hacia mi lado. Quería tocarla pero también quería verla dormir por otro rato. Lo merecía, como yo, necesitaba descansar por toda la actividad sobre la cama.
Sonreí como tonta a sentir el pequeño dolor en cada músculo de mi cuerpo, como si hubiera corrido más de 10 km a toda velocidad, era tan placentero que me provocaba una felicidad inmensa.
Retumbaban mis oídos y quemaba mi piel de añorar tanto su toque, ya lo extrañaba, aún cuando ella tocaba levemente mi mano con la suya, cómo buscando una conexión dormida.
Soy tuya, quise susurrarle al oído para despertarla, y hacer el amor por la mañana cómo cualquier otra pareja.
Oh Dios mío. Cubrí mi cara con la otra mano e intenté apagar mis mejillas encendidas.
Un corto ruido desde el pasillo hizo estremecer a Lo en la cama. Parpadeó algunas veces hasta que sus hermosos ojos verdes lograron enfocarse y mirarme.

-Hola, buenos días.
La emoción de mi corazón se intensificó al escuchar su voz un poco rasposa y adormilada.

-Hola Lo ¿Cómo te sientes?
Sonrió cómo nunca y apretó mi mano.

-Increíble, cómo si hubiera corrido un maratón y a la vez haberlo ganado.
Sus pensamientos tal vez estaban conectados con los míos.
-¿Debemos estar de pie?
Buscó con la mirada el reloj de la mesa de noche. Si, era una buena hora para levantarse, ducharse y tomar el desayuno en el departamento.
Se removió deliciosamente hasta estar a mi lado. Recargando su cabeza en mi abdomen y exigiendo a que yo tocará su cabello.
Un masaje de mi parte, comenzó en su espalda aún desnuda y hasta sus mejillas.
-Amor ¿Ya quieres levantarte?
Escucharla llamarme así fue igual de sorprendente para ella por haberlo dicho, su cuerpo se tensó por segundos cuando yo no dije nada ¿Pero cómo podía asimilar tan linda palabra en tan corto tiempo? Viniendo de ella, de sus labios.
-Dios Camz yo...
La ayudé para sentarnos en la cama y mirarnos fijamente.
Intentó hablar de nuevo pero mi índice sobre sus labios lo impidió.

-Shhh Lo, no debes disculparte, es sólo que me ha encantado y sorprendido.
Roce su mejilla con mi mano. No podía dejar de admirarla y de desear que esa palabra saliera de su boca el resto de mi vida, la quería, después de esa noche, sabía que todo el amor que sentía por Lauren se había intensificado, no podía esperarla para tenerla ni para pertenecerle. No lo pensé más y fui al objetivo.
-¿Quieres ser mi novia?

Lauren

Por fin podría experimentar que se sentía, despertar con Camila después de haber hecho el amor, ahora planeaba quedarme, tocarla por la mañana y disfrutar de una ducha juntas.
El primer hecho increíble, fue verla cubierta con las sábanas de mi cama, dios. Ella de verdad estaba en mi cama, era mía, Camila era mi chica y punto.
Mi único deseo ahora era verla llegar al orgasmo antes de tener que ponernos en pie y seguir con la rutina del día.
Su toque suave me guió a su cuerpo y descansé sobre su abdomen. Cerrando mis ojos y sintiendo un amor tan intenso. Te amo. Quería decírselo.

Con el corazón latiendo a mil, solté una palabra fuerte.
Mi dios. Ella no había respondido y eso me puso nerviosa ¿Que estaba pasando?
De la nada la tenía frente a mi, mirándome fijamente a los ojos y esperando una respuesta.
Acepté que eso de ir lento y esperar el mejor momento no iba a ser para nosotras.

-Si quiero Camz.
Sonrió de forma dulce. Sentí sus labios besar mi mejilla y la vi saltar de la cama para meterse al baño.
Las dos reímos por su repentina huida.
-¿Te ha sorprendido mi respuesta?
Pregunté divertida del otro lado de la puerta, debía buscar nuestra ropa por alguna parte. Ubique mi ropa interior sobre la lámpara y caminé para ponérmela.
Cinco minutos después salió del baño aún envuelta en mi sábana.

-Debía cepillar mis dientes.
Yo rodé los ojos.

-A eso te dedicas así que no te culparé.
Pase a su lado y alcancé a besar su hombro antes de entrar al baño. Hice mi higiene matutina y encendí la ducha.
Cuando salí ella miraba cerca de la ventana, solo llevaba la ropa interior puesta y esperaba por mi. Caminé en silencio hasta su espalda y la abracé.
-¿Puedes darme un beso ahora? El primero siendo mi novia.
Rió con lindura y se dió la vuelta. Se recargó en mi cuerpo y sujetó mi cuello antes de envolver mis labios.
Saboree cada parte de ese beso. Mordí su labio inferior y busqué el broche de su sostén.
Necesitaba sentirla otra vez, sería una buena forma de festejar que ahora estábamos juntas.

-Espera Lo, debemos tomar una ducha, se hace tarde.
Gruñí molesta pero aún así pensaba aprovechar la oportunidad bajo el agua. Entré tras de ella al baño.
-¿Que haces?
Naturalmente me encogí de hombros.

-Hay que ahorrar agua y tiempo mi amor.
Soltó una risita graciosa y aceptó que entráramos juntas a la ducha, entre risas y caricias inocentes logramos enjabonarnos la una a la otra.

Finalmente ahí estábamos, sentadas frente a frente, sonriendo de forma torpe, bajo la mirada acusadora de mi mejor amiga.
Tomando un café.
-¿Pero que esta pasando?
Interrumpió el silencio.

-¿De que?
Pregunté.

-Pues de esto, con sus miradas de enamoradas, o sea ya se que tuvieron sexo pero...

-Dios, Normani cállate.
Miré las mejillas de Camz encenderse.

-Bueno, si no quisieras que yo me enterara hubieras sido mas discreta ayer, tu sabes bajar el volumen de tus gemidos o no haber intentado matar a Camila sobre la cama.
Se encogió de hombros y sin ninguna pena ni intención de disculparse salió de la cocina.
Camila comenzó a reír sin parar.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora