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Camila
Miami

No era verdad. Me negaba a aceptar que Lauren había jugado de esa manera tan cruel.
Ella no era capaz. Tal vez estaba asustada.
Abracé mi cuerpo con fuerza. Aún permanecía en la casa del árbol, mirando la manta y la cobija sobre el piso. Yo había logrado ponerme la ropa entre el llanto.
Sentía que mi cuerpo temblaba y rogaba por que todo se tratará de una broma.
Por que se escuchará de nuevo el ruido del auto, por que ella habría vuelto.
Escondí mis cabeza entre mis manos y solté otro sollozó. ¿Cómo era capaz de dolerme tanto?
Nada. Absolutamente nada de lo que me pasaba en la vida, me dolía como ahora.
Ni siquiera con Fredd, tampoco se comparaba con el dolor que había sentido la primera vez que ella se fue.
Podría alcanzarla ahora mismo en el aeropuerto, explicarle que lamentaba tanto haberla tratado tan mal, contarle que me había arrepentido y que me dolía demasiado alejarme de ella.
Podría hacerlo. Contarle absolutamente todas las verdades.
Pero mi mente jugaba. Todo se trataba de una venganza absurda. De algo que ella guardaba para mi.
Dios. Suspiré profundo para tratar de controlar mi llanto. Pero la imagen de ella soltando esas palabras hirientes de nuevo caía sobre mis hombros.
La noche anterior había sentido algo increíble, pensaba que ella realmente me quería. Había sido auténtico, algo tan diferente y tan real.
No era posible que solo se marchara dejándome hecha un lío.
Furiosa salí de la casa de árbol para conducir mi coche hasta su casa. Ella debía estar ahí, esperaba que lo estuviera. Por que necesitaba que repitiera las palabras dolorosas frente a mi, mirándome a los ojos para creérmelo por completo.

Conduje a prisa y toqué el timbre desesperada. Debía lucir terrible.
Clara abrió su puerta. Ella no se miraba muy feliz.
-Camila, cariño.

-Hola Clara ¿Esta Lauren aquí?
Dejé caer mis hombros cuando ella negó. Aunque me dejó entrar. Intenté actuar lo menos triste posible. No era sencillo. Ella lo había notado.

-Pensé que te había dicho que hoy se marchaba a NY, Mike la llevó al aeropuerto hace una hora y media ¿Estas bien?
Yo negué y luche por que mis lágrimas no brotaran.
Ellos no lo sabían y yo no iba a decir nada, no quería tener otro motivo para que Lauren se alejará más de lo que había hecho.

-Pensé que iba a despedirse de mi. Me encogí de hombros.

-Oh cielo, ven aquí. Me abrazó por un lado. -Lauren siempre es así, no le gusta despedirse de nadie, además tu y ella estarán en contacto ¿No?

- Eso creo. Dije.
Media hora después. Salí de su casa. Según una llamada de Mike su vuelo había partido y yo no podía hacer nada ahora.
En lugar de ir a casa y contestar las llamadas insistentes de mis padres. Conduje hasta el departamento de Dinah, necesitaba desahogarme y que alguien intentara comprender el daño que Lauren me había hecho.

Lauren

Cerré los ojos apenas aborde el avión.
No sacaba la imagen de mi cabeza de Camila llorando en el piso.
Parecía haberla dañado más de la cuenta. Tal vez ella no mentía.
Tal vez yo había malinterpretado todo y...
Dios. Me carcomía el alma haberme equivocado. A la vez temía de mi misma por el siguiente tiempo que tendría que pasar.
Podría recordar fácilmente cada detalle de la noche anterior.
Su cuerpo desnudo, sus gemidos, sus labios y la forma tan natural en que respondía a mis caricias.
Si eso había sido sexo entonces ya no podía saber la diferencia entre el sexo y hacer el amor.
Me dolía el pecho y mantenía un nudo enorme en mi garganta. Mi cabeza palpitaba de tanto pensar.
Mierda.
Apreté los puños en el reposabrazos y la persona que viajaba a mi lado se alarmo.

-Lo siento. Me disculpe y apenas despego el avión. Salí del asiento al baño. Necesitaba estar sola por un rato. Dejar de luchar por las lágrimas que guardaban mis ojos.
No podía dar marcha atrás ahora. Lo hecho, hecho estaba y dudaba mucho que Camila pidiera explicaciones.
La había lastimado en serio, que hasta yo pensaba que nada de lo que hiciera podría solucionarlo, la relación entre nosotras estaba completamente muerta.
No iba a volver y esperaba a que la distancia funcionaría como la ultima vez, con el tiempo lograría apagar las emociones en mi pecho y enterrarlas en el rincón de mi corazón que llevaba su nombre.

-Lo siento Camila. Susurré y cerré los ojos.
Cuando por fin salí. Una mujer, alta y vestida de con uniforme me saludó.

-¿Se encuentra usted bien señorita?
Asentí.

-Un poco nerviosa solamente ¿Cree que pueda conseguirme un trago?
Ella sonrió amable y me indicó volver al asiento, ella iría pronto, me volví a sentar y esta vez luche por mantenerme bien despierta. Temía cerrar los ojos y ver a Camila en mi mente.
Ahora mismo quería golpearme a mi misma.
Bebí la única copa de vino que me pusieron en frente y sin pensarlo.
Me quedé dormida en el asiento.
Solo hasta que alguien anunció la llegada. Pude levantarme con el cuerpo débil y el mismo dolor agudo.
No quería ver a nadie ahora y sabía que lo primero que encontraría sería a Normani en el departamento con su frase "Te lo dije" "Te advertí sobre tus sentimientos" yo no podía ser tan inmadura y culparla en parte a ella, por que ella me había aconsejado, en un momento estupido en el que yo me sentía enfadada con Camila, resentida y muy nerviosa por volver a toparmela. Yo era la única culpable, yo y mi tonto corazón.
Era eso, había hecho todo mal.

Tomé mis maletas para salir.
Al llegar al departamento casi corrí a mi dormitorio, pero Normani me encontró a medio pasillo. Y después de ver mis ojos llorosos y mi aspecto, se cruzó de brazos y negó.

-¿Estás enamorada de ella no?
Si. Quise gritarle y también que me dolía demasiado. Que sentía que en algún momento mi pecho iba a cerrarse y a impedirme respirar.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora