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Camila
Miami
Un mes después

Dejé las llaves sobre la mesa de la entrada y busqué a mi amiga dentro.
-¿Dinah?

-Por acá.
La chica luchaba por mantener las cosas dentro de una caja y sellarla.
-Venga ayuda.

-Ya voy. Caminé rápidamente a su lado y pasé la cinta por la orilla. Cuando terminamos ella limpió su frente y se quejó.

-¿Dónde estabas?

-En casa de mis padres, sólo fui por un par de cosas que debo llevarme y aparte a tener otro sermón de mi madre, no va a superar que he dejado la clínica, que me haya mudado de casa y ahora me vaya de la ciudad. Me dejé caer en el único sofá de la estancia que estaba sin cubrir.

-Debes comprender, mira, has roto un noviazgo y tu casi matrimonio, se han enterado de que eres bisexual, que renunciaste a tu trabajo y de que te marchas a NY conmigo, debe pensar que soy tu amante también. Reí.
Bien. Aunque las ultimas semanas habían sido un asco, me aliviaba tener a mi amiga para reír un poco con sus tontos comentarios e ideas raras.
Fredd cómo supuse había tratado de manipularme para volver con el, perder mi trabajo en la clínica que era de su tío o darle otra oportunidad. Ahora estaba desempleada y Dinah en un arranque de valentía les había dado también bien, había renunciado junto conmigo y para acabar con todo el drama apoyaba mi idea loca de ir a buscar a Lauren.
Había pasado muchos días llorando por ella, lamentándome y tratando de comprender lo que había hecho. Pero de pronto recordar una parte de ella, sus gestos y la noche que pasamos juntas, yo estaba convencida de que ella no se había ido después de cobrar venganza, más bien trataba de huir de mi y de lo que sentíamos. Eso mantenía mi cordura la mayoría del tiempo. Así que no lo pensé mucho y me decidí por irme a donde ella. Podría ser una total casualidad encontrarnos o buscarla, pero yo debía asegurarme de algo.
También tenía claro que era un riesgo grande pero igual siempre había tenido el objetivo de vivir en Nueva York. Aunque dijera que Lauren era una excusa en realidad era mi motivo.
Sería la misma tonta si permitiera de nuevo alejarnos por malos entendidos y engaños.
Dios. Que por fin podríamos actuar cómo adultas y estaba dispuesta a todo eso solo por escucharla frente a mis ojos decirme que no sentía nada, absolutamente nada por mi.
Dinah trajo otro vaso de agua para mi y se dejó caer al lado.

-¿A que hora vendrá el camión de la mudanza?

-No debe tardar.
Aclaré mi garganta y sonreí.
-Gracias por ir conmigo.

-Oye no te confundas ¿Crees que esto lo hago por ti? Por dios Camila, tenemos varias entrevistas de trabajo allá y hay muchos hombres guapos...serás tonta. Terminó de hablar y me hizo reír otra vez.
Lauren se iba a llevar una gran sorpresa, solo esperaba no llevarme una más grande yo. También temía.
Una vez me instalará en la gran ciudad, iría a buscarla y a exigir respuestas, iba a hacer su vida imposible si podía. Pero no me iba a dejar con el corazón roto. De eso nada.

Lauren

-¿Sigues aquí? He acabado la sesión pero Tajani me dijo que tu oficina seguía encendida.
Miré la cara de Normani en la puerta. Ella pasó después de un momento estudiando mi cara de fastidio.

-Ya ve al departamento, yo debo hacer algunas cosas aquí. Indiqué ni portátil sobre el escritorio. Normani dió un par de pasos y luego rodó los ojos.

-¿Sabías que tu oficina está rodeada de cristal? Todo se refleja y puedo ver que tienes abierto de nuevo la misma pestaña para mandar un mensaje a Camila.
Gruñí bajo y cerré las redes sociales donde buscaba alguna señal nueva de ella. Pero no era mi amiga en ninguna. Yo solo me debatía en si mandar una solicitud o un mensaje corto.

-No es nada, ya me voy contigo.
Apagué el portátil y tomé mi abrigo. Me sentía cansada, llevaba semanas sin poder dormir bien, tratando de ocuparme en el trabajo para no pensar en ella. Para luchar con mis ganas de comprar un maldito boleto y verla.
Mierda. Pedirle perdón por la estupidez que había hecho. Ya era mas de mes después de haberme ido.

Salí con mi amiga al lado e ignoré al resto del personal que iba saliendo también. Ignore el saludo de Tajani y subí al elevador.

-No puedes ser tan cruel con ella, para empezar aparte de dejarla plantada le has dejado de hablar.

-No me interesa.
Normani me miró mal. Supuse que ya estaba cansada de mi estado deprimente desde que volví de Miami. Mis padres también sospechaban que algo malo había pasado. Y agradecía al cielo que ni Camila ni sus padres mencionaran algo. Debian estar odiándome ahora.
Salimos del edificio y tomamos un taxi. El departamento no estaba lejos. Me ofreció detenernos para cenar, pero ni siquiera tenía apetito últimamente.
Cerré los ojos y reposé mientras llegábamos. Había comenzado a llover también.
Bajamos y entramos a prisa al departamento.
Normani saludo en recepción y yo solo seguí. Actuaba como un robot, me sentía como tal. Luchando por mis emociones diariamente.
Una vez sobre el pasillo mis pasos se detuvieron de golpe.
Debía estar alucinando. Tal vez los tragos de whisky que tomaba con frecuencia me estaban obligando a ver eso.
Pero entre más pasos, Normani me obligo a dar, más caí en cuenta de que no era una alucinación.
La mujer tras de ella me miró de forma extraña.
Llegamos a la puerta y me asusté por la mirada de odio que me dió. Necesitaba decir algo pero las palabras estaban atoradas en mi garganta.

-¿Hola? Normani trató de saludar pero lo siguiente que vi, fueron estrellitas. Camila había soltado un golpe con su palma en mi mejilla, duro y seco. Haciéndome retroceder unos pasos y a Normani sostenerme por la espalda.
-Por dios. Escuché que ella dijo. Camila y su acompañante pasaron a nuestro lado sin decir más. Yo me quede cómo una tonta sobándome ¿Me había quedado dormida en el taxi?

EL ÚLTIMO DEL DÍA 👏🏼👏🏼👏🏼

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora