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Lauren
Nueva York

Intenté salir rápido de la empresa ¿Cómo era que todo me salía tan mal ahora? Se suponía que debía estar en el departamento a esta hora. Ayudando a Normani con la cena, preparándome para ver a mi Camz.
Resoplé bajó esperando a que todo estuviera correctamente apagado en la oficina y corrí al ascensor.

Salí del edificio casi tropezando y marqué el número de mi amiga con la esperanza a que contestara y diera una mejor excusa de mi ausencia, que no mencionara nada del trabajo y esas cosas.
Pero no contestó y me puse de peor humor. Para mi mala suerte una lluvia ligera comenzó a empapar mi ropa, era raro tener lluvia en estas noches. Ningún taxi se detenía, le había dado a Normani mi auto para que comprara todo lo necesario para la noche.

Protegí mi cabeza con mi bolsa y espere tratando de resguardarme del agua pero no funcionó del todo. Recorrí una calle abajo y al fin un maldito taxi se detuvo frente a mi. No servía de nada por que para entonces escurría por el agua, más bien se quejó de que subiera de esa forma.

Pasaban las 21 horas cuando por fin entre al departamento. Con mi peor humor y tiritando por el fresco de mi ropa.
Dejé todo en la entrada y caminé a prisa a la sala, pero tenía que ser la única parte sin alfombra que me recibiera, me hizo resbalar y sólo mirar el techo en cámara lenta, luego luces parpadeantes en mis ojos y un golpe sordo en la estancia.
Varias risas se escucharon y luego rostros apareciendo frente a mi un rato después.
¿Perdí la conciencia? Por que no estaba segura del tiempo que había pasado. Aún miraba borroso y quería echarme a llorar.

-¿Lauren? ¿Estas con nosotras?
Preguntó Normani. Me quejé. Mi cabeza dolía en algún punto y el resto de mi cuerpo lo resentía.
Dinah, reconocí no dejaba de reír e intentaba ayudarme a reincorporarme.

-Basta Dinah, ayúdanos. Reclamó Camila con una cara preocupada. Por dios. Me habían visto caer como en un video gracioso que encontrabas para divertir a la gente en internet.
Me ayudaron a sentarme. Mis mejillas debían estar seriamente sonrojadas.

-¿Cómo te sientes?
Normani preguntó a mi lado de nuevo y yo no podía alejar la mirada de Camila.
-¿Lau...
Me sentía avergonzada cómo nunca.

-Creo que bien, mierda. Intenté pararme por mi misma. Pero las tres chicas hincadas a mi lado no me dejaron.
-Puedo hacerlo, es sólo que...
Miré mis zapatos húmedos y mi ropa hecha un desastre, mi cabello y el maquillaje debían lucir peor. No tenia palabras para terminar la frase.
Todo a mi alrededor estaba bien, ellas tres impacientes por que yo dijera algo cuerdo y la mesa de centro en la sala completamente llena de comida, juegos y una película en la televisión.
Gruñí bajo, por perderme una parte de la noche. Aún debía darme un baño y recuperarme de tremenda caída vergonzosoa, ellas querrían irse temprano y yo quedaría cómo una idiota. Fatal mi día y noche.
-Tengo que levantarme y ponerme otra ropa, zapatos ¿Me ayudas?
Pregunté tratando de recuperar la poca dignidad que me quedaba. Camila extendió su mano suave y la toqué. Normani me tomó debajo de mi brazo. Cuando estuve de pie, me mareé pero no quise decirles nada, iba a pasar, quería reír pero aún mi cuerpo estaba resentido.

-¿Te duele algo?
Preguntó tímida.
Negué de inmediato y me alejé a pasos lentos. De vuelta podría explicarles todo lo que había pasado.
Llegué al dormitorio y azote la puerta con fuerza. Mierda.
Resoplé un par de veces, cuando unos toque leves en la puerta me hicieron callar. Si era mi amiga riéndose juro que la golpearía.

-Adelante. Para mi alivio, miré a Camila entrar y cerrar de nuevo. Se dió vuelta hacía a mi y mordió su labio inferior.

-¿Cómo vas?
Sonrió levemente.

-Lo siento Camz, de verdad, es sólo que estaba aún con trabajo y me retrasé, juro que tenía tiempo esperando un taxi y la lluvia comenzó a caer, fue empeorando todo hasta que llegue aquí y...
Sus dedos detuvieron los movimientos de mi boca y rió. Estaba tocándome de verdad.

-Esta bien, yo sólo me refiero por la caída.
Asentí torpemente.

-Creo que bien, ha sido la mejor bienvenida ¿No? Adelante puedes reírte de mi.
Me encogí de hombros y busqué el mejor lugar para refugiarme.
Pegó su mano en su boca pero no pudo evitar soltar una carcajada, bien, hacerla reír era un buen paso.

-Lo siento, se que te lastimaste pero de verdad fue la mejor entrada, cómo verlo en cámara lenta. No podía parar y yo reí levemente pero el movimiento me hizo sentir ese dolor leve sobre mis hombros y en la cabeza. Me quede callada y ella lo notó. Exhausta me senté en la cama.
Sus manos se acercaron solo unos segundos para brindar apoyo.

-¿Quieres que traiga algo de hielo? Un analgésico tal vez.
Ofreció dulcemente.

-Estoy bien, sólo debo bañarme.
Asintió y espero a que yo llegara a la ducha. Cerré la puerta e intenté relajar mis músculos contraídos por el golpe. Lo más seguro era que iba a salir del dormitorio mientras yo me tardaba bajo el agua pero no fue así.
Su sonrisa genuina seguía ahí mientras yo luchaba por mantener los ojos abiertos y trataba de peinar mi cabello recién secado.

-¿Has cenado?

-Ya ¿Quieres tu?
No prefería eso, pero tal vez no había opción.

-Si, enseguida salgo.
Lo entendió y salió dejándome sola. Tenía que mejorar mi humor de inmediato y aprovechar el poco tiempo que me quedaba. Debíamos platicar de algo más y yo enfrentar a su amiga.
-Auch.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora