60

7K 376 47
                                    

Camila
Nueva York

Dinah no iba a rendirse así que en día de su cumpleaños, estábamos en un bar con buena comida y música para bailar, el ruido era demasiado fuerte y envolvente, obligándome a permanecer tan cerca del resto, para poder platicar.
También sobre el amigo de Dinah, Tristan que intentaba encontrar un buen tema de conversación antes de invitarme a bailar.
Mi respuesta era no. Pero el debía insistir.
Mi amiga me dió una mirada como diciendo, debes divertirte un rato, basta de lamentarte.
Ya sabía que no era un buen momento para pensar en el mensaje que no pude evitar enviar. Que quise cancelar y horas después sin respuesta me arrepentía de haber escrito.
Lauren podría estar riéndose de mi ahora. O no comprendía.
Negué y tomé de la única bebida que me permitiría tomar esa noche.
Mire al chico y por fin entendí algo de lo que me decía.
Sobre alguna de sus fotografías vendiéndose por internet y el posible trabajo que tendría próximamente gracias a un amigo suyo, no entendía de donde lo conocía Dinah, pero para ella no era difícil conseguir amigos a donde fuera.
Tal vez lo había conocido mientras yo me lamentaba dentro de la habitación.

-¿Tu trabajas con Dinah?
Asentí.

-Si, desde antes de mudarnos ya trabajaba con ella.
El chico miró a mi amiga y pude comprenderlo. El tal vez tenía un interés en ella, pero temía decírselo, así que debía convivir conmigo para ayudar a Dinah con lo que pidiera, que absurdo.
-Tienes suerte, Dinah es increíble.

-Puedo decirle que te gusta.
En medio de todo el ruido y las luces parpadeantes miré el semblante nervioso del chico.
Solté mi primera sonrisa sincera de la noche.
-Tranquilo, solo juego, confío en que tu mismo se lo dirás.

-Lo haré creo.
Dijo inseguro y le dio otro trago a la cerveza que tenía en la mesa. Dios.
Nos encantaba complicarnos la vida ¿No? Así éramos los humanos.
Dinah parecía más bien emocionada con otro chico. Charlaban animados y permitía que tocará su mano.
Bien, pues yo creía haberme dejado claro que mis oportunidad en el amor estaban pérdidas.

-Amo esta canción ¿Vamos a bailar?
Me encogí de hombros. Que más daba, el tal vez se sentía herido y los dos tratábamos de seguir con la vida.
Finalmente acepté su mano y me guió a una parte de la pista, donde comenzamos a bailar a ritmo, con buena distancia, respetando nuestro espacio y riendo del chico que se movía de forma exagerada a nuestro lado.
Cuando casi terminaba la canción, Tristan tomó mi mano y me hizo dar una vuelta, disfrutando de los últimos sonidos. Las personas estaban muy animadas y pidiendo una canción mas movida. El no soltó mi mano y yo me sentí cómoda para esperar la siguiente canción, sin decir nada. El sonrió y yo correspondí.
Un movimiento brusco hizo que yo lo soltará.
Segundos me costaron darme cuenta mirar a una mujer con cabello negro, permanecer frente a él de forma amenazante.
La nueva canción comenzó. Estaba confundida.
¿Era Lauren?
Tristan trataba de explicarle algo, asustado, yo estaba quieta, sin poder entender que pasaba, debía reaccionar y hacerlo rápido.
Una pareja me impidió llegar a ellos y desesperada busque un espacio para separar a Lauren de Tristan.
Tomé el brazo de Lauren, aturdida y muy nerviosa, enojada por su inesperada aparición, por intentar separar a Tristan de aquella forma, sin razón ni derecho.
Desaparecía por más de dos meses y luego esto.
Los músculos de su brazo se tensaron, lanzando una señal de advertencia. Debía irme.
Que más daba lo que hiciera con el pobre chico.
Pero se dió la vuelta y me miró.
Sus ojos estaban llenos de algo que no entendía. Dió un paso hacía mi y yo tropecé con las personas que estaban detrás al intentar alejarme.
Sujetó mi brazo con fuerza y se giró solo para apoyar su dedo índice en el hombro del chico que hace un rato me hacía reír. Era amenazante. Dijo algo que no escuche y luego llevarme rápidamente fuera de la pista. No íbamos a la mesa, no.
Intenté soltarme pero ella no me dejó. Dijo algo pero yo no entendí.

Todo fue claro hasta que sentí el fresco de la noche golpear mi cara y un balcón pequeño con otras parejas en mesas cortas, ideal para charlar en lugar de todo el ruido de adentro.
No quería que me mirara.
Solté mi brazo de su mano.

-¿Que diablos te pasa?
Reclamé y decidida a huir pero apareció otra vez frente a mi.

-¿Que te pasa a ti? ¿Ahora vienes a estos lugares para ligar?
Resoplé. Esto debía ser una buena broma. Debía mirarse en un maldito espejo. Idiota, idiota. Quería decírselo pero esperaba a que soltara algo aún más absurdo.

-Lo hago, si ¿Algún problema?
Dije sarcástica.

-Pues que lastima por que mientras este yo no lo lograrás.
Subió su voz y llamó la atención de la gente que disfrutaba tranquilamente de la noche.

-¿Quien te crees?

-Soy tu....
Dolor. Sus ojos reflejaban dolor y no sabía si era el reflejo de los míos también.
Dos meses después, no se cuantas mujeres después y aún así se dignada a creer que era mi novia. Ella nos había roto, yo ya aceptaba mi culpa ¿Porqué ella no podía admitirlo? Se había acabado y ya.

Respiré profundo por la necesidad casi incontrolable que sentía de lanzarme a su brazos después de tantos meses sin verla. Tocar su cabello y besarla. Dios. Aunque estuviera tan enfadada. Aunque ya no había marcha atrás ni oportunidad.

-Eres mi ex, Lauren, y que yo sepa esto ya no tiene sentido, déjame en paz.

-¡No! No lo haré, por algo estoy aquí.
Tenía tan mala suerte como para coincidir en este lugar.

-Vete a la mierda. Dije entre dientes. Sus ojos se ampliaron y sus fosas nasales también. Estaba enojada. A punto de estallar.
-Ven aquí.
Respondió agresiva y tomó mi brazo para guiarme a un rincón.

-Déjame en paz. Mis ojos se humedecieron por su actitud tan intimidante e insistente. No me dejaría escapar y me estaba cansando. No quería llorar frente a ella.

-No, quiero hablar.
Su fase exigente me hizo estremecer, llenarme de algo que no podía explicarme y pensar en hacer daño, bien, saber cosas de ella me lo habían provocado, quería escuchar algo bueno, pues aquí iba.

-Mira Lauren, yo lo intenté...explicarte, sabías que no estaba con el, por dios, pero eres una idiota, no escuchas nada, ahora debes saber que todo fue una trampa de mi madre con Fredd, te llevaron ahí para que vieras algo que no era real, no sucedió, ahora estoy sola y tengo a derecho a hacer lo que quiera ¿No hacías eso tu? Ve, acuéstate con quién quieras, que a mi ya no me importa.
Mentirosa, mentirosa. Pronuncie en mi cabeza después de decirlo. Me importaba y por eso sentía tanto enfado con ella, por huir a la primera, por no escucharme, por meterse con otras y rendirse conmigo, por intentar aparecer y obligarme a dedicarle un tiempo que no merecía ¿Que pretendía?
Me miró con sorpresa y luego miró al piso tratando de explicarse todo.
Caminé a prisa hacía la mesa de Dinah y tomar mis cosas. Ya había tenido suficiente.
Pero sus brazos me rodearon de forma inesperada en medio de la pista y me dió vuelta apretándome.

-Dios Camila, soy una idiota. Sujetó mis mejillas para besarme. Para fortuna Normani apareció a su espalda alejándola de mi. Sin pensarlo use mi mano para golpearla en la mejilla. Como en una película, miré su cara dar un giro al lado y un montón de gente tratando de averiguar lo que pasaba.
Me arrepentí al instante. Podría darme la vuelta y ayudarla a sobar hasta aliviar el dolor que yo misma le había provocado.

FIN





















DEL CAPÍTULO

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora