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Camila
Miami

La gran idea había fracasado. Luche contra las lágrimas dentro del taxi. Deseaba volver a mi casa solamente. No esperaba que mi madre me esperara para saber que tal había ido.
Saludó sonriente pero después de mirarme, su entusiasmo cayó.

-¿Que pasó cariño? ¿Es sobre Fredd? Tu padre le dejó claro que no te buscará o llamará mas.
Yo negué. Había olvidado por completo lo de Fredd, después de haber escuchado a Lauren decir que no importaba nada de nosotras antes ¿Porque actuaba así? No debía haber mencionado la carta. Sobre sus preferencias...
Fruncí el ceño, ella tampoco debió aceptar mi invitación si no quería, ni dejarme en la mesa sola por casi 20 minutos. Hablarme de sus intereses tan estupidos. Las chicas y...

-Diablos, no es Fredd, es Lauren, simplemente me ha votado y ya.

-Oh cariño, sabíamos que eso podría pasar, eran muy buenas amigas pero tal vez sus intereses ahora no son iguales.
Sonaba como ella. ¿Porqué era tan difícil para mi entonces?
Se encogió de hombros y acarició mi mejilla, pero aún así no me hizo sentir mejor.
Desearía poder estar ahora en la clínica para distraerme. Me tensé al recordar como ella lo había menospreciado. Idiota.
Avance a mi dormitorio sin pensarlo, dejando a mi madre preocupada.
Tampoco esperaba que ella misma hablaría a la madre de Lauren para saber que había pasado.
Me dejé caer en la cama, estaba ya grande como para sufrir por esa tontería.
Era solo que me recordaba el tiempo que tuvo que pasar para poder dejar de extrañar la presencia de Lauren en mi vida.
Después de marcharse sin despedirse de mi, sin dejarme hablar con ella.
El primer periodo de vacaciones después de la universidad, esperaba ansiosa a que ella me diera señales de vida, que me llamará y tal vez yo había visitado a los Jauregui mas de la cuenta, para preguntar qué día Lauren iba a volver.
La misma Clara había mencionado el mensaje que su hija había dejado en el buzón de voz. Ella no iba a volver a Miami en un largo tiempo, hablando sobre Nueva York, la ciudad increíble, las posibilidades de empleo ahí y de aprovechar cada minuto en su preparación universitaria.

Lauren

Bien, había decidido recorrer las calles por un rato antes de ir a casa.
Pare en un centro comercial para comprar algunos regalos. Necesitaba recuperarme de esa crisis de enfado que había pasado. Ahora mismo podría estar trabajando en Nueva York, sin otras preocupaciones o en el departamento tomando un buen baño espumoso en la tina.
Entre a la casa y saludé a mi padre. Descansando antes de la preparación de la última cena del año. Ellos hablaban sobre dar una gran cena por mi presencia, el resto de mi familia y algunos vecinos asistirían.

-¿Lauren Michelle?
Mi madre me llamó desde alguna parte con mis dos nombres, debía comenzar a preocuparme. Era como el resto de las madres al enfadarse con los hijos.

-Tu madre espera por ti hace un rato. Mi padre se encogió de hombros y me deseo suerte.
La encontré en el cuarto de lavado. Gruñendo bajo.

-Estoy aquí.

-Increíble, eres increíble. Quise reír un poco pero se plantó frente a mi, yo no era mucho mas alta que ella, pero desde su posición logró intimidarme.
-¿Que ha pasado con Camila? ¿La has llevado a su casa?

-No, mamá, es...bueno el desayuno no resulto bien y esta mejor así.

-Nada de eso Lauren, odio contar lo que el resto del mundo dice pero...Sinu me ha llamado para saber el motivo del mal humor de su hija.

-¿Ustedes hablan? Pregunté sorprendida. Esperaba un no por respuesta.

-Eran muy cercanas antes ¿Tu que crees? Por supuesto, así que quiero que me cuentes o vayas a disculparte, jamás te educamos de esa forma, si ella no te agrada más al menos debiste ser amable unas horas, por cortesía.
Rodé los ojos y dispuesta a salir de su sermón.
-¿A dónde vas?

-Lo arreglaré, pero antes debo hacer algunas llamadas, bajaré en un rato para ayudarte.
Asintió entrecerrando sus ojos, sin creer lo que le contaba.
Busqué alguna buena razón para siquiera disculparme con Camila, era tan estupido todo.
¿Porqué tenía que hablar su madre?
Pensé por un segundo en el plan de Normani. Camila parecía seguir siendo la misma chica que obtenía todo lo que quería, moviendo a su gusto y molestando a quién le molestaba. La ventaja que tuve al ser su "amiga" fue buena para aquel entonces.
¿Enamorarla? ¿Para qué? Además estaba el asunto, ella siempre dijo desde la última vez que no estaba sintiendo algo por mi ¿Porqué tendría que estar tan interesada ahora?
Busqué en mi movil el número de Normani, escribiendo un simple ~Voy a hacerlo~
Cinco minutos después su llamada entrante.

-¿Hablas en serio Lauren?

-Por supuesto, ella ha maniobrado todo para dejarme ver cómo la mala, bien, pues ahora sabrá que lo soy realmente, quiero desaparecer de su vida y que me recuerde de forma diferente.
Imaginaba a mi amiga sonriendo de manera malévola. Respiré profundo.

-Ya está ¿Porqué no vienes para ayudarme?

-Nada de eso, tu puedes hacerlo sola cariño, muestra lo dulce que puedes llegar a ser.
Era algo demasiado arriesgado, había posibilidad de ser rechazada de nuevo pero esta vez lo llevaría hasta el final, para fortuna los sentimientos que guardaba a Camila eran todo lo contrario.
-Si tienes algún problema, podrás llamarme a cualquier hora cariño, debo dejarte, llamó luego.
Normani cortó la llamada sin decir más.

Aprovecharía la supuesta amistad que aún Camila tenía con mis padres. Primero necesitaba buscarla y tener una buena forma de contentarla.
Mierda. Me molestaba demasiado estas cosas.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora