treinta

2.5K 328 181
                                    

Ezra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ezra. 17 años de edad.

—¿Quieres venir conmigo? —preguntó suavemente, el Omega sobre la cama estaba en silencio. Drozhin bajó la mirada, y terminó de abotonar su camisa cuando abrió la boca nuevamente—. Podemos viajar luego, al lugar que tu quieras.

—¿Crees que soy un trofeo para presumir, alfa? —susurró, mirándolo. Los ojos verdes de Ezra estaban irritados, el alfa de pie que se encontraba a unos metros nada más palideció al verlo. Su mirada se apartó y se quedó callado por unos segundos, Ezra sollozó—. Lo haz hecho de vuelta... Lo haz hecho de vuelta e intentas actuar con normalidad, como si... Como si no importara.

—Yo... Perdóname Ezra yo... —volvió a mirarlo y sintió presión en su pecho. La culpabilidad creció y se sintió tan mal que su alfa se avergonzó por sus actos. Ezra rompió en llanto, rápidamente se escondió debajo de las sábanas y Drozhin corrió hacia él—. Habíamos bebido, Ezra por favor...

—¡Yo no bebí! ¡No bebí! ¡Tú me drogaste y volviste a hacer esas cosas conmigo! —Ezra se quebró, su cuerpo temblaba por completo, desnudo, sus ojos volvían por cada marca que tenía. La presencia del alfa le aterraba tanto que no podía detener el llanto—. Tú... Eres asqueroso.

El alfa apretó los puños. El aroma de Ezra empezó a tornarse más fuerte, desagradable, la amargura que sintió en sus feromonas hizo que el enojo creciera en él. Su mano fue a la cabeza del chico y destapó su rostro, las lágrimas que resbalaban de los ojos de Ezra hicieron que su alma buscara la calma.

—En realidad... Pensaba en la idea de tener una noche contigo, sin que me miraras con odio o miedo —susurró—. Me gustaría que las cosas no fueran así, entre tú y yo...

Ezra permaneció callado, el llanto apenas se escuchaba cuando le dió la espalda y Drozhin pudo observar todas las marcas que había dejado en su cuerpo. El cuello de Ezra estaba rojo, rasguñado, y bajó la mirada ante eso.

—Tú arruinaste mi vida.

Actualidad.

—¡En la camilla, rápido! —gritó el beta apartando las sábanas, su mirada observó con grandes ojos cuando dejaron al Omega ahí. Este tenía el rostro rojo, y la sangre que manchaba toda su ropa lo dejó atónito—. ¡¿Qué le pasó?! ¡Faltaban dos meses para que dé a luz!

—Al parecer eso no sucederá, doctor—habló un alfa, este se colocó guantes de látex, mientras otro se encargaba de despojar a Ezra de sus abrigos—. Saltó desde su camioneta y...

—¡¿Qué hizo qué mierda?! ¡Tenían que traerlo sano y salvo, no asustarlo! ¡Sal de aquí! —el beta empujó al alfa y este gruñó con fuerza. Su mirada se centró en el Omega de su jefe, quien gritaba de dolor—. Llamen a Drozhin, por el amor de Dios...

Ezra abrió los ojos y se retorció con fuerza cuando lo tomaron del brazo, sintió un pinchazo e intentó alejarse con descuido. El Omega bajó la mirada y observó con desesperación cómo le quitaban los pantalones, la sangre en la ropa hizo que las arcadas le den vuelta la cabeza.

EL LLANTO DE ISAKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora