treinta y dos

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¡Hola! Les habla Hunter, quería avisarles que recientemente publiqué una nueva historia c; se titula "Como tú quieras" (One-shot) ¡Y forma parte de un concurso! Les invito a participar UuU si están interesados, claro, se llama "Playing with Words" y actualmente la puse en una lista de lectura. Espero que se animen, es para escribir historias en base de retos o palabras (el mío fue un especial navideño).

Sin más, saludos.

—Oh... Disculpa, pensé que no había nadie —murmuró el alfa tragando saliva con fuerza, apenas se movió del umbral de la puerta cuando Ezra se giró con rapidez. Sus ojos se abrieron de par en par y sintió como todo él se volvía miedo y temblores. Drozhin frunció el ceño, un poco dolido por hacerlo sentir así—. Venía a alimentarlo...

Alzó un biberón pequeño, los ojos verdes del otro viajaron al objeto y volvió su atención al bebé con rapidez. Como si no quisiera verlo, Ilya estaba durmiendo tranquilamente y sólo estaba metido en su habitación porque se encontraba de lo más aburrido. Bajó rápidamente la mirada y fue directo a la salida con la intención de irse. El aroma del alfa le estaba afectando de una manera horrorosa, casi como si se pegara a su piel.

—Yo me retiro —susurró Ezra saliendo con rapidez, de repente sintió los dedos de Drozhin tocar la piel de su brazo, tomarlo y fue ahí cuando el Omega se alejó alterado, chocándose con fuerza contra la pared. El dolor se extendió por todo su cráneo y llevó una mano a su cabeza, el alfa se acercó preocupado sin embargo las manos de Ezra lo empujaron—. ¡Ni se te ocurra!

—Perdona yo... No tenía la intención... —empezó el más grande, Ezra bajó la mirada, su corazón empezaba a acelerarse dentro suyo y sentía el miedo recorrer sus poros, la cercanía repentina de Drozhin lo estaba dejando bastante nervioso—. Quería hablar contigo... Quiero que charlemos un poco...

—Y-yo no tengo... —murmuró con la garganta picando, sentía las lágrimas al borde de sus ojos y no quería verlo al rostro. El calor que sentía sobre sus mejillas era insoportable—. Yo no tengo nada que hablar contigo.

—Pues yo sí —Drozhin cerró la puerta de la habitación, su intención no era asustar a Ezra, pero tampoco quería que se escapara. Hacia más de dos semanas no podía dirigirle la palabra, lo tenía prohibido por el señor Jones, decía que Ezra necesitaba tiempo, pero realmente sentía que eso sólo empeoraría las cosas. Sin embargo, el Omega se agitó más cuando se oyó el click de la puerta al cerrarse. El cuerpo de Ezra se hizo más chiquito y su mirada desesperada voló hacia él.

Drozhin dejó el biberón a un lado, y sus ojos grises se clavaron en la mirada cristalizada del Omega. El alfa lo recorrió de cuerpo entero, estaba tan hermoso, sus piernas regordetas debido al embarazo hicieron que sus dedos picaran, el estómago de Ezra bajó con una rapidez extrema, apenas y ahora tenía una barriguita poco notoria y ya podía volver a usar aquella ropa que tanto le gustaba. El Omega volvió a usar los shorts cortos negros, y sus tan delicadas camisetas de manga larga.

—A... Abre la puerta —susurró aquél, Drozhin negó—. No puedes hacerme esto... Abre la puerta, no quiero estar encerrado contigo, debes entenderlo.

—Hablemos —dijo Drozhin acercándose a él, Ezra se alejó asustado, su corazón palpitó con fuerza ante el hombre. Su mirada se elevó cuando Drozhin se paró justo frente a él, se sentía tan débil, petrificado. El miedo que sentía se volvía una bola negra dentro de su mente, de su corazón. Los ojos grises del alfa se dilataron y buscó mantener contacto con el menor—. Ezra...

Levantó una mano para acariciar sus rizos, el Omega estaba tan atónito que sintió que su voz se había perdido por completo. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su condición era desesperante, pero parecía que el alfa no lo notaba.

EL LLANTO DE ISAKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora