Mia POV
****AVISO: este capítulo contiene Lemmon, leer bajo su responsabilidad****
Cuando volví a New York después de aquella fatídica noche en que Grace se enteró de lo mío con Taylor rápidamente me contacte con una de mis compañeras, sabía que ella este año buscaría un departamento nuevo e iba a aprovechar la oportunidad para mudarme con ella.
-¡Mia que sorpresa! – exclamo Vera cuando abrió la puerta -. Pensé que ibas a estar más tiempo en Forks – le sonreí en respuesta, se estaba quedando en una pensión que no era para nada linda.
-Hubo algunos problemas y tuve que venir antes – asintió y tome asiento en una de las dos sillas que había en el lugar frente a una pequeña mesa.
-¿Quieres hablar de eso? – Negué con la cabeza – Entonces ¿A qué se debe la visita? – pregunto luego.
-¿Todavía buscas departamento? – pregunte y me miro sorprendida.
-¿Y Taylor ? – un dolor profundo se clavó en mi pecho de solo escuchar su nombre, pero no iba a volver con él, no soportaría que todos me juzguen por haber estado en una relación con mi primo.
-Es parte del problema, tengo que mudarme del departamento y pensé que si buscabas aun podíamos ser compañeras – parecia apenada.
-Mia, sucede que tengo compañera y ya casi cerramos trato con una inmobiliaria – suspire profundo.
-¿Le podrías preguntar a tu compañera si puedo ir con ustedes? – insistí. Ella me miro durante unos segundos y no se bien que vio en mi rostro.
-Hablare con Tiffany esta tarde y se lo propondré para ver que dice – respondió y le sonreí en respuesta.
…….
Estaba sentada en una cafetería, merendaba aquí cada tarde porque me traía muchos recuerdos, de los mejores. Taylor me sabía traer los fines de semana a merendar y pasábamos horas conversando y sobre todo riéndome, hacía mucho no me reía como lo hacía con él. Lo extrañaba muchísimo y este lugar se había convertido en mi refugio para tenerlo conmigo de alguna manera. Recordaba su sonrisa, me encantaban esos hoyuelos que se le formaban a los costados de sus labios cálidos, parecia un niño chiquito y adoraba eso, también extrañaba su forma de mirarme como si fuera lo único que había en el mundo cuando estaba frente a él, su forma de hacerme sentir única y amada, como podía pasar de las bromas a ponerse totalmente serio para hablar temas importante pero siempre encontrando el lado positivo en todo. Extrañaba su forma de cuidarme y estar pendiente de toda la familia todo el tiempo, como sabíamos hablar durante horas planificando nuestro futuro, nuestras vidas juntos y nuestra familia. Y también extrañaba esa forma tan salvaje de hacerme suya, de apoderarse de mí, de cada suspiro, jadeo o gemido que sacaba por mi garganta cuando me hacia el amor de manera posesiva y fuerte, como su cuerpo enorme cubría el mío, extrañaba cada musculo de su cuerpo.
Esa tarde luego de recoger mis libros y carpetas salí del lugar más perdida que nunca en mis pensamientos, hasta que choque con alguien de frente y mis libros cayeron al piso, me sujetaron de la cintura evitando que yo cayera también.
-Lo siento no te vi – dijo una voz masculina y lo mire.
-Yo venía distraída – me sonrió cálidamente y me soltó.
Me agache a levantar los libros – Déjame hacerlo – se agacho a mi lado – Soy Royce – dijo tendiéndome la mano y lo mire con duda.
-Mia – la estrecho no muy fuerte y sin darle más importancia comencé a levantar los libros con su ayuda.
