A nadie le agradaba la nueva novia de Jin, y no porque fuera tonta, sino la mala relación que mantenía contigo.
Los chicos notaban como ella te hacía caer adrede, te lanzaba miradas de odio o simplemente te empujaba lejos de Jin.
Era tu día libre, pasabas cerca del trabajo de tu amiga cuando viste a JungAh hablando demasiado cariñosa con alguien. Te quedaste un rato más a ver y finalmente, ella besó al chico.
Ella volteó a verte, pero saliste a correr. Debías contarle a Jin.
—¡Jin Oppa!— gritaste cuando entraste al apartamento.
Jimin te miró extrañado, no eras alguien de gritar, mucho menos de correr y se notaba que estabas bastante agitada.
—¿Sookie?— preguntó el mayor acercándose a ti.
Ignoraste a Park y seguiste registrando el lugar, ¿donde estaba Jin?
—Kim T/N, será mejor que tengas una buena excusa para gri...
—Ahora no, Min.— contestaste fría sin siquiera mirarlo.
Ambos se miraron preocupados, tu nunca respondas de esa forma. Yoongi y Jimin te siguieron de cerca, prácticamente estabas corriendo por todas partes.
Llegaste a la habitación del mayor y entraste sin tocar. Jin estaba dormido pero eso te importó mucho menos que la misma JungAh. Lo sacudiste, hasta le gristaste. Él se despertó lentamente y te sonrió con somnolencia, sin embargo estabas tan consternada que ni siquiera notaste los parches de dolor que tenía en la espalda.
—¿Si, Sookie?
—E-ella... Ella te está engañando.
Jimin abrió la boca hasta le suelo, Suga miró con preocupación a su hyung. Todos estaban expectantes de la reacción de Jin.
—¿De qué hablas? Tu de verdad sueñas despierta...
—¡Por Dios, Jin! ¡Ella estaba en frente del restaurante de Mi Su besándose con alguien!— le gristaste exaltada.
—Y-yo no puedo creerte.— respondió confundido.
Lo miraste, ¿de verdad te estaba tratando como una mentirosa?
--Has lo que quieras, Kim.
Y con eso, saliste del departamento con dos voces llamandote.
Estabas enojada, furiosa. Tu sólo lo estabas cuidando y él no sólo no te había creído, sino que prefirió evadirte.
Miraste tu teléfono. Tenías llamadas de todos los chicos excepto de él.
Increíble.
Golpeaste un árbol. Estabas tan frustrada que ni siquiera te diste cuenta que estabas sangrando. Le habías dado tan fuerte que tus nudillos estaban bañados en sangre.
Suspiraste, no tenías a donde ir. Mi Su vivía con su novio y no tenías más amistades que no tuvieran que ver con fama.