—No entiendo por qué no nos dejaron ver, de todas maneras lo veríamos en algún momento.— se quejó Min.
Todos estaban de acuerdo, intentaron hasta lo imposible por colarse en el photo shooting, sin embargo ninguno había tenido éxito. Jin habló hasta con la empresa, la cual, por cierto, estaba muy emocionada por colaborar contigo; los intentos de los demás tampoco fueron irrelevantes, Namjoon trató de convencer a BangPDMin, YoonGi habló con sus contactos, Hoseok se disfrazó de staff junto a la maknae Line, Tae trató de colarse a los estudios desde una ventana, JiMin fingió que era un modelo oficial y JungKook entró por la puerta principal del edificio y simplemente entró, estuvo a punto de ver todo, pero alcanzaste a captar su distintivo aroma.
Un completo fracaso.
Suspiraron. Tampoco habías querido dar ningún detalle o pista sobre lo que harías.
—¡Ya no es hora de quejarse! Las fotos están a punto de ser reveladas...
—En tres...
—Dos...
—¡Uno!— gritaron JungKook y Tae al unísono.
Era, para su suerte, un concepto aparentemente dulce. Estabas tú con una gran paleta de caramelo, dos colitas y un hermoso vestido.
Las siguientes imágenes fueron similares, en todas se destacaba el maquillaje en tus ojos y tu hermosa sonrisa.
—Nuestra T/N se ve muy bien, creo que mis clases dieron resultados.— comentó Jin orgulloso.
Entonces, nuevas fotos se publicaron.
—¿Otro álbum?— preguntó extrañado JiMin.
Se encogieron de hombros y con la misma emoción abrieron el enlace.
Sus ojos se abrieron de par en par. Pantalones de cuero ajustados a más no poder, crop tops, motocicletas y demás utileria conformaban un concepto totalmente diferente al anterior.
Tu rostro... Bueno, había quedado opacado por lo que va después del cuello.
Se acercaron tanto a la laptop que podían ver tus poros. Había una fotografía específica en la cual mordidas tu dedo con una sonrisa no muy inocente. Tus labios estaban pintados de un rojo mate y tenías los ojos increíblemente intensos.
Más de uno murió en aquel momento, esa mirada había traspasado más que sus corazones.
—Oh dios...— susurraron al unísono.
Ninguno podría dormir tranquilo esa noche.
—Chicos...— dijiste apareciendo en la sala. Todos voltearon sus cabezas con la mirada recorriendo tu ser. Entendiste rápidamente qué sucedía.— Antes de que me lancen una chancla... ¡Adiós!
Y corriste porque tu vida dependía de ello. El mayor ya tenía en su mano el arma aplana retaguardias.
Todos suspiraron, iba a ser una larga noche.
