Cámaras. Revistas. Presión.
No podías creer que esto estuviera pasando justo en este momento de sus carreras. Dispatch acababa de revelar fotos de ti y de Jackson saliendo de un restaurante. Estaban confirmando que eran pareja sólo por este hecho.
Y vaya sorpresa, tu no estabas enterada de tu relación amorosa con el ídolo porque no existía.
Las críticas, los mensajes de apoyo. Todo te impedía respirar. Las mentiras parecían oprimir tu garganta hasta que rogaras por un poco de aire. Por la miseria debías arodillarte ante todos y aceptar su error como tuyo. Complacer a los demás y esperar lo mejor.
Dolia. Sabías que este mundo era complicado, aún más por tus cualidades y situación; habías afirmado varias veces que conocías el medio, pero nunca habías podido imaginar que tan cruel y despiadado podrían ser las personas cuando habían billetes, drama, morbo, envidia y mentiras de por medio. Aún más cuando podían entretenerse a costa de las personas, de los productos llamados ídolos.
Llorabas desconsolada, en silencio para que los chicos no te escucharan, sin embargo ya había alguien preocupado por ti. Por tu joven e inexperto corazón.
Te miró. Estabas en una esquina, agazapada, intentado ocultarte por la vergüenza y el miedo. Lejos de darle pena, lo único que produciste en Kim Taehyung fue ira. Ira incontenible, resguardada en el interior de su cuerpo, latente por vengar a su mejor amiga, por vengar a quien amaba de diferentes maneras.
Te levantó con esas grandes manos y te abrazó esperando detener el tiempo y tu dolor justo en ese instante.
No sabías por qué pero sentiste en ese momento, en los brazos de Kim, que todo iba a salir bien. Esa tranquilidad repentina que te invadía cuando escuchabas los acelerados latidos de su pecho.
Separó parcialmente sus cuerpos, observándote con amor. Y no pudiste hacer más que sonreírle. Era aquel hombre el único que podía hacer surgir tu sonrisa, aún en los peores momentos. Tu corazón aleteó de nuevo, esta vez por otro sentiento más fuerte que el miedo.