—JungKook oppa...— pediste haciendo aegyo natural.
YoonGi, quien los veía del otro lado de la sala, explotó. ¿Por qué te comportabas de esta manera sólo con él? Era molesto para el mayor ver esto, y en el fondo sabía por qué.
—Bien, dormiré contigo.— accedió el menor mostrando su sonrisa de conejo.
—¿Podrían irse a otro lugar? Su molesta conversación no me deja concentrar.
Miraste a Min con confusión. Desde hace unos días estaba comportándose de esa manera, infantil e irritable. Jeon también lo notó, y para no hacer más incómodo el ambiente, te tomó de la mano y te hizo una señal para salir de ahí.
Ninguno de los dos entendía las razones de Suga, pero tampoco querían molestarlo.
—No lo entiendo. Está así desde hace días, a veces me da miedo, no sabes cómo me mira cuando...— y su voz se apagó.
—¿Cuando?— preguntaste esperando que continuara hablando.
—Cuando estoy contigo.
No eras tonta, sabías que YoonGi te quería, sin embargo sólo lo habías visto como cariño de hermanos/amigos. Sentiste cómo tú rostro se tornó rojo de repente.
—Vaya, vaya... Un amor correspondido.— dijo JungKook con voz juguetona.
Le diste un manotazo.
—Calla.
—¡T/N y Hyung sentados bajo un árbol dándose un B-E-S-O!— gritó mientras corría por la casa.
Lo perseguiste intentando callarlo, pero una puerta abriéndose los detuvo.
—Por fin lo aceptaste, T/N es mía.
Ambos se detuvieron y vieron de manera extraña a Min.
—¡¿Escuchaste todo?!— preguntaron al unísono, tu claramente preocupada y Jeon con una sonrisa.
—Vete.
—Bien, supongo que debía suceder en cualquier momento, adiós, querida T/N.— se despidió el menor sólo para molestar a su hyung.
"Realmente esa rata me dejó sola con un gato."
Tragaste saliva mientras veías a Min. Estaba serio, tal vez demasiado.
—Ehh, yo... Me voy...
—A ninguna parte— terminó la oración por ti.— Quiero que me escuches: Yo, bueno, ehhh. Ya sabes, me... Oh, maldita sea, me gustas.
Sentiste cómo tú ritmo cardíaco incrementó, ¿qué se supone que debías hacer ahora?
—Eso era todo, puedes vol...
Y simplemente te lanzate hacia él.
El abrazo fue cálido, te sorprendió sentir cómo el corazón de YoonGi latía hasta más no poder. Sonreiste.
Tu oppa no tardó en abrazarte de vuelta, con una gran sonrisa decorando ambos rostros, suspiraste y le dijiste.
—También me gustas, oppa.