¿Cómo reaccionarían los chicos cuando te declaras y sienten lo mismo?
Maknae Line.
JIMIN:
Tu canto tan puro era sin duda una característica que ARMY podía identificar rápidamente, y es que parecía que fueras un ángel. Tu agudos sostenidos sin sonar ahogados eran lo que más aclamaban de ti.
Nadie lo sabía, pero cuanto te uniste a la agencia, no sabías cantar tan bien como lo hacías ahora. Te costaban las notas altas, te cansabas rápido y te lesionabas constantemente. Estabas tan cansada de intentar y que nada funcionara; al principio creíste que estabas mejorando pero al parecer los manager no pensaban lo mismo.
Corriste lejos. No sabias a donde ibas, aunque la verdad no impartaba. Solo querías irte lejos.
Chocaste con un fornido cuerpo. Jimin.
Las lágrimas en tus ojos no paraban, así que él te llevó de regreso un poco confundido. Al final, le explicaste por qué estabas así.
Desde entonces te ayudó con todo lo que podía. Después de todo, ¿quién lo entendía mejor que Park Jimin?
Y bueno, pasó lo inevitable. Esa dualidad, su voz y su apasionado baile era lo único que necesitabas en tu vida.
Nerviosa, miraste que el picnic estuviera perfecto. Lo habías citado en el mismo parque de aquella vez.
—¿Qué es esto, Sookie?— preguntó con una sonrisa.
Te levantaste.
—Park, yo... A la mierda.
Y luego de decir esas palabras en español, lo besaste.
En definitiva, esa había sido la propuesta más Inusual, pero la única que Jimin había aceptado.
TAEHYUNG (V):
Ensayabas por lo menos doce horas diarias, sin descanso. No comias, no dormías y mucho menos te concentrabas en otras cosas. Querías mejorar y esta era la única manera de hacerlo.
Tae había llegado temprano, BangPDmin había solicitado una reunión, sin embargo su atención siempre estuvo en la sala de ensayos. La música no se detuvo en las dos horas ni una sola vez que durara más de un minuto. Extrañado, se dijo que debía haber alguien ensayando fuertemente, tal vez un bailarín novato.
Se quedó un poco más o eso era lo que tenía planeado. Entre propios ensayos, risas y demás había anochecido. Estaba a punto de irse cuando escuchó de nuevo la música. No había parado en todo el día.
Curioso, corrió hasta abrir la puerta silenciosamente. Estabas frente al gran espejo, tu mano y pierna estaban vendadas. Estabas pálida y parecía que ibas a desmayarte, pero no lo hiciste. Sorprendido, se quedó a verte.
Tu rutina estaba más que practicada, tus pasos eran precisos, llenos de pasión pero poca energía debido a tu estado casi anímico. Preocupado ingresó al salón y te mandó a casa con la excusa de que quería partacticar un poco. Finalmente te fuiste.
Y así fue por una semana, él te enviaba a casa a horas decentes y te cuidaba de lejos. Un día fingiste salir y en vez de eso te escondiste en una puerta. Él sonrió al aire y se fue. Estabas impresionada, ¿estaba haciendo esto a propósito?
Te costó pero entendiste que estaba preocupado. Un aleteo, ese fue el comienzo.
Recordaste ello y fuiste a la sala donde había ocurrido todo. Pusiste aquella canción cuando Kim también entró. Bailaste para él y lo entendió.
—Aquí fue donde tu me cuidaste por primera vez, ahora es mi turno de cuidar de ti.
—De seguro lo harás muy bien.
JUNGKOOK:
La frialdad del antiguo maknae te estaba matando. Conseguiste entablar buenas amistades con todos, excepto con él. Estabas frustrada y no sabías por qué. Nunca jamás habías buscado tanto la atención de una persona.
Te rehusaste, no podías estar enamorada de un miembro. Sin más, te alejaste de él.
Un chico de la escuela no paraba de molestarte, y no en el mal sentido sino que estaba tan enamorado de ti que ya estabas un poco cansada. Te giraste para decirle amablemente que no podías tener pareja pero él te tomó de las muñecas agresivamente. Con rapidez, Jeon bajó del auto y te abrazó, acabado con la agresión del chico.
Desde ese día, su relación comenzó a mejorar hasta convertirse en uno de los Shipps más creíbles.
Entraste al cuarto de Jungkook, él te recibió con una sonrisa pero esta se borró al instante cuando vio que estabas sería. No, no estabas enojada, tenias miedo.
—T/N, ¿qué te pasó?— preguntó acercándose más a ti, pero tu seguías mirando al suelo.
—Tu me pasaste, Jeon. Tu, tu baile, tu sonrisa y tu maldito interés me pasó— levantaste la cabeza.— Y no puede haberme sucedido algo mejor, Jungkook. Estoy segura de que sabes de lo que hablo, y está bien si no...
Entonces te abrazó como aquel día.
—Si, estoy seguro porque también te amo, T/N.