—¿Qué?
JungKook frunció el ceño.
—¿Es Namjoon?— preguntó pero Jin se apresuró a responder.
—¡¿Dónde están?!— gritó a través de la línea telefoníca.
—Vamos en camino al lugar. Es mejor que nos esperen en la estación de policía.
—Bien, adiós.
—¿Qué sucede hyung?— volvió a preguntar.
—La encontraron.
...
—¡Esto es lo que les sucede a las chicas que se portan mal!— gritó y volvió a golpearte.
Sentiste sangre en tu boca. Llevaba aproximadamente siete minutos seguidos golpeandote, ya no podías pararte, ni siquiera respirar. Estabas tirada en una esquina sin hacer ningún tipo de ruido. Podías sentir cómo tus huesos se rompían, cómo la sangre brotaba de diferentes partes... Estabas ahí, llorando en silencio.
—Veo que ya aprendiste la lección... Veamos cómo te portas ahora.
Su mano comenzó a tocar tu magullado rostro, descendió por tu clavícula y acarició la extensión de tu brazo. Estaba a punto de volver a juntar sus bocas cuando escucharon un ruido.
Era ahora o nunca.
—¡Ayuda! ¡Me tienen secuestrada!
—Demonios...
Estaba notablemente desesperado. Tanto que casi tropezó contigo.
—¡En el sótano!
—¡Cállate! — te ordenó y finalmente, te propinó el último golpe.
Lo último que viste fue cómo descendían múltiples personas de las escaleras.
...
—Está estable, por ahora— avisó.— En unos minutos despertará, preferiblemente no hagan que se esfuerce o que se altere.
—Gracias doctor.
El hombre asintió y se fue.
—¿Estaba tan mal?— preguntó Hoseok.
Tae la había visto, era el único que había sido testigo del lugar, el criminal y estado de T/N. Todos habían hecho miles de preguntas, sin embargo, él se había mantenido callado.
—Ella... Ella estaba tirada en una esquina, n-ni siquiera parecía respirar. Había sangre por todos lados y su ropa estaba hecha andrajos— describió la escena con los ojos cristalizados. —¿Eso querían saber?
Todos se quedaron callados mientras Kim se levantaba y se iba a grandes pasos. Habían presionado demasiado a TaeHyung, verte de aquella manera no debió ser nada fácil. Cada uno imaginó la versión que su cerebro pudo crear, pero todas coincidían en algo: eran horribles y devastadoras.
Sin embargo, no tanto cómo la realidad.
—Pueden pasar.
Todos se miraron entre sí y Tae regresó. Eso no iba a ser para nada sencillo.
—Bien, recuerden lo que dijo el doctor Lee.
Y después de ese pequeño recordatorio, todos entraron a la sala.
Fue impresionante, tenías varios cortes en la cara, hematomas y tu boca tenía un gran rasguño en la parte izquierda inferior. Un brazo fisurado, dos costillas rotas y una mirada perdida acompañaban la desalentadora escena.
—Chicos...— los miraste. Sus ojos comenzaron a soltar lágrimas.— N-no estoy tan mal, sólo un par de golpes...
—No mientas— susurró JungKook. Te quedaste atónita.— Estábamos tan preocupados por ti... Yo lo siento. Pude hacer algo y... No lo hice, entiendo si me odias...
—JungKook— lo llamaste—, no es tu culpa. No es la culpa de ninguno. Yo sólo... ¿Sólo podrían quedarse a mi lado?
Todos se acercaron hacia ti y intentaron abrazarte. En ese punto, todos tenían lágrimas en sus ojos.
—Los amo.