Ya llevaban entrenando más de tres horas seguidas y no paraban. JiMin, quien tenía una lesión, insistía en continuar a pesar de sus constantes quejidos que sólo podías escuchar tu.
Evidentemente, esto te preocupaba demasiado, y varias veces te había caído a propósito para que dieran un descanso corto, sin embargo las ideas se te habían acabado y todos estaban cansados de repetir la misma parte por tus "errores", a excepción de Park, él realmente descansaba su doliente cuerpo en esos minutos gloriosos.
Se acercaba la parte del salto y ya te dolían las rodillas debido a las caídas improvisadas. No podrías hacer una más sin ocasionar un daño grave a tu cuerpo, por ello decidiste hacer correctamente el paso, pero alguien más se quejó.
A tu derecha, JiMin se quejaba, todos voltearon a verlo sin una preocupación elevada, pero en cuanto vieron cómo sangraba su rodilla no dudaron en llamar una ambulancia.
Llegaron rápidamente al hospital donde le practicaron una extensa cirugía a Park mientras ustedes esperaban impacientes en la sala continúa al lugar donde estaba su amigo.
Nadie podía aguantar más la angustia, así que te levantaste con la misma seriedad que habías mantenido y pretendiste que irías al baño, fingiendo una sonrisa y tranquilizando a todos.
Ya en el baño, te permitiste llorar en silencio, mientras taoabas tu boca para ahogar los sollozos. ¿Este era el precio de la fama? No la querías si tenías que ver cómo aquellas personas que amabas se destruían cada vez más.
Tu teléfono vibró con vigor, era un mensaje de Nam avisando que todo había salido bien y que ya tenían permitido ir a ver a JiMin. Te sobresaltaste y corriste al espejo para enjuagar tu cara y practicar tu mejor sonrisa.
Ya lista, te dirigiste hacia la sala, rezando internamente para no llorar al ver a tu amigo en ese estado.
Entraste mirando hacia el suelo, tenías miedo de encontrarte con la imagen de un miembro en una camilla a pesar de que se encontraba estable y bien. Pero, en un momento, debiste levantar su mirada para romper en llanto luego de unos minutos.
Todos estaban perplejos, ¿eran lágrimas de felicidad? No lo sabían, pero parecían estar cargadas de alivio y nostalgia.
—T/N...—susurró JiMin llamándote hasta en volverte en un gran abrazo.
No querías aceptarlo, pero pensar en una vida sin Park te parecía simplemente imposible.
—No puedes volver a hacerme esto, ¿entiendes? ¿Sabes cómo se va a poner ARMY, PangPDmin y el staff cuando se enteren? ¿Acaso...?
–Yo también te quiero, Sookie.— te interrumpió susurrando esas dulces palabras en tu oído.