Continuación...
—¿Así que tu eres quien domina en esta relación?— preguntó Min mirándote con una gato a su presa.
Entrecerraste los ojos. YoonGi te tenía acorralada. Miraste hacia tu única espacatoria, el sofá. Sólo tenías que saltarlo para obtener tu libertad e integridad mental intacta. .
Y así lo hiciste. Casi fallas, tu pie quedó atrapado entre los cojines, pero lograste hábilmente rodar por el suelo hasta llegar a los pies de Tae.
Kim te miró con una sonrisa que conocías. Oh no, él era un secuas más de Suga.
Cuando estaba apunto de atrapate, tomaste su pie haciéndolo caer, luego corriste como si tu vida dependiera de ello.
Bueno, hasta cierto punto lo hacía.
YoonGi estaba buscándote para hacerte cosquillas. Siempre que estabas en ese estado epiléptico de risa, accedías a todo, lo que resultaba sumamente beneficioso para los chicos. Claro, luego de que te dejarán en paz los que corrían eran otros.
Sin saber muy bien qué hacer, abriste una puerta y entraste a la sala cerrando la puerta de inmediato.
Suspiraste y miraste a tu alrededor. Estaban en en Genius Lab.
Desesperada, intentaste mirar a través de las puertas en vano. Sin otro remedio, te escondiste esperando que YoonGi no pensara en su santuario para buscarte.
Pero, estabas muy equivocada. No tardó en entrar a la habitación y en encontrarte debajo del escritorio. Realmente tenías una suerte del asco.
Las cosquillas no se hicieron esperar, tampoco las afirmaciones que te hizo decir sin ningún tipo de piedad.
Acostados en el suelo del estudio, Min te miró.
—T/N— volteaste.— Te amo.
Sonreiste y lo miraste.
—Ya lo sé.