...Capítulo 47: La grandeza del deber ser...

318 32 19
                                    

PoV ~CAMUS~

....Dos semanas después....

La noto cabizbaja y deprimida cuando abre los ojos.
No tienen el mismo brillo de antes.
Son tristes y tratan de evitar mi mirada cuando estoy presente.

Sé que no se siente digna, está avergonzada de que la vea tan débil, tiene pena de ella misma. Han perdido cierta ilusión; parece ser lo único que en verdad le preocupa.

Si tan sólo supiera que soy yo quien ya no puede mirarla a los ojos de la misma manera que antes, y lo digo en un sentido del cual no estoy seguro si sea positivo o negativo.

Esa tarde había tormenta.
En cuanto Tasya llegó, le avise que saldría y probablemente estaría ocupado gran parte del día.
La anciana me gritó que era una locura y que yo estaba demente entre otras ofensas más que no vale la pena mencionar.
Me advirtió que no cuidaría a dos personas con hipotermia y que sólo estaba buscando mi propia muerte.
Si supiera que ya he muerto en tres ocasiones y la primera de ellas fue congelado...

Tuve que prometerle que volvería para la hora de la comida sin ningún peligro, problema o lesión, tal y como un hijo a su madre lo haría.
Sólo así pude escapármele a esa vieja mandona. Admiro su carácter fuerte.

Traté de evitar el pueblo y a las personas lo más que pude, sin embargo, hubo hombres que me vieron durante el camino.
Sentía sus miradas y decir cosas sobre mi.
No les tome importancia, ya sé de qué tratan todos los rumores que hay.
Seguí sin siquiera mirarlos, tenía un objetivo el cual no iba a abandonar.

Sé que la idea es estúpida, que han pasado siglos y que seguramente no encontraría nada de lo que busco, pero no buscaba algo material; sólo quiero un momento de tranquilidad para encontrar esa conexión con el pasado que aún me inquieta.
Resolviéndolo, tendría paz.
Debo de intentarlo.
Aunque claro, sólo me estoy basando en una deducción dada por las memorias de una anciana y los escritos de mi discípulo muerto.
Hasta pensarlo es ridículo, pero era la única pista que tenía.

Llegué a aquel lugar, en donde el cielo estaba nublado y la nieve caía con lentitud.
Permanecí de pie sobre la gruesa capa de hielo que cubría el mar.
Mire hacía las montañas a la lejanía.
Pareciera que fue hace años cuando realmente sólo han pasado semanas desde la última vez que vine a este sitio.

Ese día traje a Roselle aquí para darle una lección.
Ella dedujo que fue por una razón, porque había sucedido algo importante en ese lugar y tenía que entenderlo en su lección del día.
No se equivocaba.
Estaba en lo cierto, pero ella no sabía exactamente que había pasado aquí y dudo que un día se entere.
Ella sabía que yo siempre tengo un motivo para actuar.
No es nada tonta y eso me gusta.

Por supuesto que la traje aquí por una razón, para que aprendiera de un pasado que aún no conocía en su totalidad y evitar que cometiera los mismos errores que su predecesor.
Recordarlo aún me da escalofríos porque ese fue el día en que casi la pierdo por completo y aún me responsabilizo de lo ocurrido.

Después de que ella hiciera añicos ese glaciar con sus puños quedó devastada emocionalmente.
Se reprochaba cosas sin sentido, sobreponía sus errores a sus logros, hacía destacar sus fallas incluso hasta los detalles mínimos.
Tal fue su negatividad sobre si misma que comenzó a perder la esperanza.

Si, me molesto su actitud. Era una tonta al menospreciarse de esa manera.
Si, no tenía un buen manejo sobre el cosmos y ocupaba las emociones como fuente catalizadora de su poder y energía cuando yo le pedía todo lo contrario.
Si, fui muy rudo con ella ese día y lo reconozco, pero era la única manera en la que podía motivarla a lograr más, a superarse a sí misma porque eso era lo que quería.

Corazón De Hielo, Voluntad De Hierro 《Camus De Acuario》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora