...Capítulo 78: Ojo de huracán...

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PoV Narrador Omnipresente

Aún en medio de las voces y los susurros, el crepitar del fuego era notorio, junto con la tensión y el agotamiento generado tras horas de discusión en la cima del Santuario.
Ya pasaba de medianoche y parecía que el consejo aún no concluiría, reteniendo en el Templo del Patriarca a los 12 caballeros dorados en cumplimiento de su deber.

Habían acordado el llamado rutinario, justo como cada mes desde su regreso a aquel recinto sagrado; sin embargo, los temas ya no solo giraban en torno al entrenamiento de los discípulos que se convertirían en sus sucesores, sino que la seriedad de los asuntos a tratar aumentaba en torno al silencioso presentimiento que cada uno comenzó a notar hacía pocas semanas atrás.

Varios habían advertido algo extraño oculto entre las sombras que poco a poco, los demás notaron como una presencia que posiblemente, estuviera surgiendo de la misma oscuridad, pero todo lo que podían sentir sobre ello era una antigüedad propia de tierras que no correspondían a sus cocimientos o a su poder.

No era la potestad de un dios, sino que parecía ser algo mucho más común pero igualmente peligroso: la ira y el resentimiento causados por la corrupción del ser humano.
Ninguno podía darle motivo o explicación, y mucho menos hacer algo al respecto, al menos por el momento, y su única acción recaía en mantener la guardia y tomar las precauciones requeridas si la situación lo exigiese.

Aioros:
—¿Qué hay de los límites de la ciudad? ¿Ha habido avistamientos de algún tipo?

Shura:
—Ninguno, por fortuna o desgracia. 
Los caminos permanecen seguros y las personas están advertidas.

Aioros:
—¿Y en las zonas aledañas? Atenas, Eleusis, Ática, El Pireo, las islas… ¿Algo?

En cuanto escuchó el nombre del lugar en el que su alumna se encontraba, Camus apretó ligeramente su puño y tensó la mandíbula.
Su mirada permanecía fija en la mesa y había evitado hablar más de lo necesario durante la reunión. A nadie le parecía extraño, ya que Camus poseía un dominio perfecto de sus emociones, logrando disimular muy bien sus pensamientos y reacciones; sin embargo, no tenía el mismo resultado con su mal humor, presente y notorio desde hacía cuatro días, justo los mismos que llevaba separado de ella.

Saga:
—Nada al parecer. 
Permanecen pacíficos y silenciosos, como de costumbre…

Shaka:
—Además, nuestros aprendices ya nos habrían informado si algo hubiera pasado.
Les advertimos de la situación antes de su partida y ellos aceptaron nuestras condiciones. Saben perfectamente lo que deben de hacer en esta primera misión

Aldebarán:
—¿Llamas a unas vacaciones su primera misión?

Aioria:
—No fueron vacaciones, fue un permiso especial que les otorgamos; y aunque ellos no lo sepan, nosotros los consideramos aptos para cargar con la responsabilidad de ser nuestros ojos en lugares donde nosotros no podemos estar.

Death Mask:
—¿De verdad unos niños merecen ese grado de confianza?

Afrodita:
—Te recuerdo que todos nosotros éramos niños aún menores que ellos cuando recibimos nuestras armaduras y que esos niños, como tu les llamas, están destinados a ocupar nuestros lugares dentro de relativamente poco.
No merecen menos que nuestro respeto y consideración en asuntos como estos; después de todo, serán los encargados de proteger a Athena y al Santuario a nuestra partida.

Un breve pero tenso silencio tomó posesión del salón, en el cual dos sentimientos mundanos se hicieron presentes en cada uno de los caballeros como un fugaz pensamiento: la resignación y la negación por igual.

Mu:
—Crecieron más rápido de lo que esperaba. Todos ellos.
Incluso me atrevería a decir que estarán listos en menos tiempo del previsto.

Dohko:
—También lo creo, pero no nos precipitemos, que aún les queda un largo camino por recorrer y muchas cosas que aprender.
Ya llegará el momento de discutir ese tema, y más habiendo cosas en las que debemos de enfocar nuestra atención; pero como veo, no hemos obtenido nada mas que reportes sin resultado, así que propongo la suspensión de la reunión aquí.
Sería lo más prudente de nuestra parte, por ahora. Todos necesitamos descansar.

Corazón De Hielo, Voluntad De Hierro 《Camus De Acuario》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora