PoV Narrador Omnipresente
....Un mes después....
Los días después de Febrero transcurrieron velozmente hasta llegar una vez más la inminente partida de Oymyakon, en donde tanto Camus como Roselle se lamentaban en silencio por dejar de nuevo aquel lugar que les hacía tener la privacidad y la seguridad que nunca imaginaron encontrar en el mundo; sin embargo, era parte de su ciclo el migrar de nación en nación, así que no resultaba tan difícil decir adiós, porque sabían que en unos meses, volverían a experimentar el feroces temperaturas bajo cero de Siberia.
Los vientos favorecieron en su travesía, tomando menos tiempo del esperado el arribar a puertos más cálidos.
La mañana de su llegada a Grecia, Roselle no paraba de disfrutar el sol golpeando su rostro. El aroma del mar y el canto de las gaviotas ayudaban a calmar su alma después de haberse sentido abrumada por su constante pensar en el futuro.La vida transcurría de formas extrañas, y daba giros inesperados a los que no era fácil adaptarse. Roselle no sabía exactamente el por qué se sentía tan desconcertada, pero había algo en su interior que no la dejaba estar en paz del todo.
Tenía un presentimiento desagradable que había querido ignorar durante todo su viaje, pero cuanto más se acercaba al muelle, más intensa se volvía su paranoia.No era nada relacionado al cosmos, o eso quería creer, pero no podía descartar nada, mucho menos después de haber pasado por tantas cosas en los últimos tres años. Ahora tenía 19, y no podía permitirse ningún tipo de fallo ni distracción, por ella, por sus amigos, por el santuario, y por Camus...
—También lo sientes, ¿no es así?
La voz del caballero provocó que Roselle diera un notable respingo. Se volteó de inmediato para encontrarse con su maestro, observándola con mirada severa y analítica.
Roselle tuvo que sostenerse del barandal con firmeza, ya que sintió como las piernas le temblaban al ser consciente del brillo que aquella mañana desprendía el hombre a su lado; con el cabello cerceta danzando por la brisa marina y el sol iluminando los ojos y la piel del caballero, causando que hasta las partes más delicadas de su esencia fueran resaltada por los juegos de la luz y la sombra.Inmediatamente la chica se ruborizó y no le importó que su maestro lo notara, de hecho, esperaba que lo hiciera.
Volvió lo antes posible sus pensamientos a lo que Camus le había preguntado. Él aún la observaba fijamente y así, Roselle tuvo que regresar a su realidad.—¿Esa extraña inquietud? Si, y es raro... creo que no la había percibido antes.
—Ni yo. No sé si sea una amenaza, pero sin duda no me gusta para nada. Es como si estuvieran vigilándonos, al igual que las bestias acechando desde las sombras, y por más que trato...
—No puede averiguar su procedencia, ¿verdad?Roselle interrumpió a su maestro justo cuando este iba a expresar la misma idea que ella había dado, y el caballero de los hielos eternos no pudo evitar distraerse con ese efímero gesto.
Completar no sólo las palabras, sino los pensamientos del otro era un punto al que nunca se imaginó llegar en toda esa historia sin fin que narraba sus sentimientos hacia su alumna, siendo la vida misma quien le demostraba una vez más al mago del agua y el hielo el inevitable lazo que él y Roselle estaban destinados a compartir sin ningún remedio.Esta vez, fue Camus quien se perdió en la profundidad de los ojos azules de Roselle, los cuales resaltaban con el suave rosa de sus mejillas y el reflejo del cielo y del mar en ellos.
Por un momento, olvidó lo que estaba diciendo, el por qué de su conversación, las intenciones de su mera presencia en ese lugar; todo desaparecía, excepto el sentimiento ardiente y brotante de su pecho hacia la mujer que tenía frente a él.Se quedó mudo, con las palabras atoradas en la garganta mientras la miraba como un tonto enamorado, paralizado de pies a cabeza por la increíble belleza y madurez de Roselle; y es que tanto en cuerpo, mente y alma, ella era una flor preciosa que poco a poco alcanzaba su máximo esplendor.
Inexplicablemente sintió un calor abrumador en su cuerpo, recorriéndolo salvajemente hasta que ya no pudo ocultar la visualización de su mal de amores.
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Corazón De Hielo, Voluntad De Hierro 《Camus De Acuario》
Fiksi PenggemarHan pasado casi 250 años desde la última Guerra Santa y los Caballeros de Athena se han vuelto sólo mitos y leyendas. Desde entonces, todos los guerreros de la esperanza fueron desapareciendo rápidamente hasta no quedar ninguno en existencia. La pre...