Harina

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Seguí viendo la puerta donde segundos antes mi papá salió hasta que Poché me habló en voz baja llamando mi atención.

-Calle...- susurró moviéndose un poco.

-¿Sí?- pregunté girando a verla. Su rostro miró hacia otra parte que no fuera mi cara. Noté sus mejillas un poco sonrojadas y su incomodidad.

-Puedes... eh, ya sabes- dijo con una risa nerviosa apuntando con su vista hacía mí y luego sus manos aprisionadas.

-¡Oh sí!- la solté y me levanté de encima suyo -Perdón- ahora fui yo la que mira hacía otra parte que no sea ella. Que tonta soy.

-Gracias- susurró sentándose en la cama mientras soba sus muñecas -Bueno, esto era una sorpresa para ti pero parece que tú papá fue él que quedó sorprendido- rió por su comentario.

-Creo que... debería aclararlo antes de que piense mal- mencioné acariciando el puente de mi nariz -Es algo... raro- aclaré mi garganta.

-¿Ah sí?- la escuché murmurar con la vista en sus pies.

-¿Ocurre algo?- pregunté preocupada al verla un poco cabizbaja.

-¡No!- elevó su vista en un segundo con una gran sonrisa -Claro que no- respondió más calmada -Vamos antes de que tu papá malinterprete todo- ella caminó hacía la puerta pero la detuve antes de que saliera -¿Pasa algo, Calle?- preguntó al mirar mi mano en la suya.

-Solo quería darte las gracias, todo fue muy hermoso y yo debería decir perdón, fue mi culpa que iniciará esa discusión- mencioné dándole un ligero apretón en su mano -En serio, perdóname.

-No te preocupes, lo pasado es pasado. Además no es nada, todo eso fue como un pequeño regalo por estar aquí, conmigo- dijo con esa sonrisa que tanto la caracteriza.

-Por cierto...- mencioné -¿Me contarás qué es eso tan importante qué tuviste que hacer?- añadí con interés en mi voz. Ella rió.

-¡Debemos bajar!- gritó de repente y salió a todo velocidad de la habitación.

-Ok...- murmuré confundida por su cambio de actitud.

Salí de mi habitación con Ramón siguiendo mis pasos. Bajé las escaleras y Ramón se quedó en la pequeña cama que le tengo en la planta baja. Caminé hasta la cocina y Poché está en el marco de la entrada viendo a mí papá un poco nerviosa.

-¿Qué pasa?- susurró llegando a su lado.

-¡Hola, Dani!- saludó mi papá al verme llegar -Perdón por interrumpirlas... pensé que estabas sola, Santiago ni Samuel me dijieron nada de que Poché está aquí- dijo apenado sacando algunos sartenes.

Solo cuando quieren ellos hablan. Ya verán....

-Hola... pa', venimos a decirte lo que en realidad suce...

-¡No!, no hay porque explicar- me interrumpió riendo -Además, ¿no sería un poco extraño que detallen los sucedido?- dió una carcajada.

-Señor...- Poché habló decidida pero fue interrumpida por él.

-German- aclaró con voz sería.

-German- Poché sonrió con un poco de miedo por la voz que hizo mi papá -Lo que pasó, es que Calle intentaba quitarme algo-

-Sí, si lo noté, pero creo que llegue para impedir eso- dijo riendo mientras sacaba algunos vegetales de la nevera.

-¡Papá!- me quejé por su comentario de doble sentido. Vi a Poché totalmente colorada y me di cuenta que es imposible que siguiera hablando -Escucha con atención- suspiré.

Le empecé a contar detalladamente desde la mañana hasta lo que vió. Todo el juego de las adivinanzas, que tenía que darle un bono extra a Santiago hasta llegar a mi habitación y vió algo que se pudo malinterpretar.

-Entiendo- asintió repetidas veces con su cabeza -¿Quieren preparar la comida conmigo?

Fruncí el ceño por el cambio de tema y que no le diera tanta importancia.

-¿No dirás nada de eso?- pregunté con mis manos en mi cintura.

-¿Para que decir?, está todo claro, ya me explicaste, yo malinterprete todo, no te preocupes- me dió un beso en la frente -¿Entonces si me ayudan a preparar la comida?

-Y-yo... me tengo que ir- tartamudeó Poché dando pequeños pasos hacía atrás.

-¿Por qué te vas?, no hay que avergonzarse por eso, los accidentes pasan, vamos Poché, quédate, haré como si no hubiera visto nada- dijo tapándose los ojos.

-Tiene razón, fue un accidente solamente- sonrió Poché un poco mejor.

-Veamos, ¿qué vamos a preparar?- preguntó ojeando su libro de cocina -Yo prepararé tofu en salsa roja y ustedes un rico Pie de Limón, ¿les parece?- asentimos las dos.

-¿Seguros que quieren que les ayude?, no soy tan buen cocinando- mencionó Poché jugando con sus manos.

-Claro, ¿qué tan malo puede ser?- pregunté entre risas.

POV POCHÉ

Muy malo.

-¡Poché!- Calle se quejó enfrente de la nevera -Vamos, ¡ven rápido!- jadeó comenzando a dar pequeños brincos impaciente.

Dejé de limpiar el desastre que dejamos en la barra de la cocina y corrí hacía ella. Abrí la puerta de la nevera y ella pudo meter la masa ya hecha del pie.

-Qué cansado es esto- susurró ella recargandose en la pared.

-Me siento un poco apenada por dejar esto así- mencioné viendo la harina regada hasta el suelo.

-Nadie sabía que la harina explotaría al abrirla- río Calle al recordarlo. Germán también soltó una pequeña sonrisa desde donde está.

-No te rías- le di un suave golpe en el hombro al recordar que fui la más afectada -Pronto tendré que ir por Vale y me vera con la camisa llena de harina.

-Si quieres te puedo prestar algo, como un suéter o una camisa- mencionó ella incorporándose.

-No, no te preocupes, así está bien- palpee la chaqueta y camisa esperando que se limpiará mágicamente.

-Vamos, déjame ayudarte como lo estás haciendo ahora- me dedicó una sonrisa.

-Está bien- dije rendida.

-Pa' voy a la habitación a prestarle algo a Poché- avisó saliendo de la cocina conmigo.

-¡Está bien!, ¡pero no tarden!- gritó ganado un quejido de Calle.

Subimos en silencio. No quiero decir que la relación se volvió un poco incómoda por lo que pasó... pero la relación se volvió un poco incómoda por lo que pasó. O eso creo yo.

-¿Poché?- Calle preguntó llamando mi atención.

-¿Sí?- respondí rápidamente.

-Vamos, pasa- abrió su habitación y fue directo a su guardarropa.

Mire los papelitos todavía en el suelo y los tome sin que se diera cuenta. Busqué entre esos la nota que más me daba vergüenza pero... no está. Que raro, entonces eso... ¡quiere decir que me salvé! Genial.

-¡Oye!- Calle gritó con una sonrisa y me los quito.

-¡Calle!- me quejé.

-Ahora son míos, ya dije- caminó a su escritorio cerca de la ventana. Abrió una caja de madera y guardo ahí los papelitos -Ten- me lanzó una camisa blanca desde ese lugar -Me saldré un momento.

Cerró la puerta y me quedé sola. Espere unos segundos y me quité la chaqueta que tengo encima con harina en ella, y después la camisa negra, que fue la más afectada de mi ropa. Me quedé con solo el sujetador e intenté sacudir algo de nuevo pero es inútil, no se quita, la tendré que lavar después. La dejé sobre la cama y tomé la camisa de Calle en mis manos y antes de que pudiera vestirla alguien abrió la puerta.

Alguien Como Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora