Extraña

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—¡Papi, llegamos!— entré al departamento junto a Vale colocando las llaves en un mueble cerca de la puerta.

—Poché— me llamó mi papá —¿Dónde estabas?— preguntó saliendo de la cocina —Hasta mande a Valentina a buscarte porque no llegabas.

—Fui a la tienda— respondí simplemente.

—Poché me trajo mis dulces favoritos— mencionó Vale dejándolos en la encimera de la cocina contenta.

—¿Y por qué la demora?, aquí cerca hay una tienda, no era para que tardarás más de una hora— acusó mientras se limpiaba las manos con un trapo de cocina.

—Es que en esa tienda no estaban esos dulces, así que fuí a una un poco más lejos— mentí sentandome en el sofá.

—Esta bien— dijo no muy convencido todavía —Bueno, ¡a comer!, vayan a lavarse las manos— habló mientras preparaba la mesa.

—Muy bien— Vale se dirigió al baño casi corriendo.

Moví los cojines en buscá del control de la televisión pero fallé en mi misión, no estaba por ningún lado.

—Papi— le hablé dulcemente levantando mi mirada —¿Sabes dónde está el control de la televisión?

—¿No está ahí?— cuestionó él desde la cocina.

—No— negué siguiendo mi búsqueda.

—Que raro, ahí lo deje— él llegó a mi lado con cara de confusión.

—No, no está— ya me empezaba a desesperar, mi programa favorito está a punto de comenzar y no quiero perdermelo.

—Poché— giré a verlo y su mano derecha mostraba el control —Aquí está.

—Gracias— cuando extendí mi mano para tomarlo, él la alejó. Levanté una ceja confundida por su acción.

—Dime la verdad, ¿Dónde estabas?— preguntó serio.

—Ya te respondí pa', fui a la tienda, solamente eso— sonreí. Estiré mi mano nuevamente e igual él alejó la suya —¿Qué pasa, papá?

—No te creo— contestó caminando hacía la cocina con el control.

—¡Pero es la verdad!— corrí siguiendo sus pasos —¿Por qué no me quieres creer?— pregunté molesta apoyando mis manos sobre la encimera de la cocina.

—Poché— él se detuvo dejando el control sobre la encimera, pero no lo tomé —¿Me puedes pasar esa mochila?— preguntó refiriéndose con la que llegué.

—¿P-para qué?— mi cuerpo se tensó completamente. Tomé entre mis dos manos la única correa de la mochila que recorre de mi hombro izquierdo hasta mi costado derecho, y le dí un ligero apretón.

—Para algo— respondió sin dar más detalles. Yo en cambio no me moví de mi sitio —Si no lo haces tú, lo haré yo— dijo decidido yendo hacia mí.

—¡No!— grité dando tres pasos hacia atrás antes de que me la quitará —Me iré a mí cuarto. Ahora— dije decidida caminando hacia las escaleras.

Alguien Como Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora