Protegela

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Me esperaba todo menos esto.

—¿Pero qué pasó aquí?— susurré al entrar a mi habitación habitada por cinco personas y un perro pequeño.

Por alguna razón, inespecífica, Sebas estaba durmiendo en el suelo con solamente una almohada en su cabeza. Él tenía mostacho y lentes dibujados en la cara por un marcador negro. Paula estaba acostada en uno de los sillones de mi habitación y tenía la cara totalmente maquillada pero mal. El labial corrido y extendido hasta sus mejillas en una línea pareciendo la sonrisa de El Guason fue lo que más se notaba. Allison estaba en la orilla de la cama acurrucada y en su cara solo había figuras de estrellas, bigotes de gato, y corazones, todo con el mismo marcador negro. Vale estaba en la cama, pero en la otra orilla, y para mi sorpresa, era la única limpia de todos los presentes. Ramón estaba en medio de ellas, pero se levantó de un salto a verme.

—¿Tú sabes que paso?— le pregunté y solo me ladró. Mire a todas partes y había rastros de palomitas en el suelo, y frituras. Ni crean que limpiaré yo todo esto.

—Veo que aún no han despertado— miré hacia la puerta en busca de la voz y ahí estaba... ¡¿Santiago?!

—¿Qué haces aquí?— pregunté sorprendida al verlo de nuevo en mi puerta con su traje negro con corbata. Él mostraba una sonrisa a pesar de su brazo todavía enyesado y cortés cicatrizados en su ceja.

—Volviendo al trabajo, jefa— respondió entrando a mi habitación y viendo todo el desorden —Uff, si que se dieron buena fiesta— él rió.

—¿Tú sabes qué pasó?— le pregunté y Santiago solo sonrió más.

—Ayer salí del hospital y decidieron hacer una mini celebración...

—¿Celebraron?, ¿sin mí?— pregunté totalmente indignada.

—No te quejes, tu estabas festejando con otra persona, en otra parte, y de diferente forma— él contestó fingiendo enojo, pero después se rió. Yo alcancé el primer cojín que tenía a la mano y se lo lancé, lamentablemente él lo esquivó.

—Oye tranquila, estoy herido, ¿no ves?— señaló su brazo y yo solo le saqué la lengua aún sintiendo mis mejillas arder por su comentario anterior.

—Si, si, como sea— rodee los ojos —¿Pero cómo terminaron así?— pregunté cruzandome de brazos esperando una buena respuesta.

—No lo sé, yo me fui a dormir a mi habitación antes que todos— él dijo viendo a cada uno de los que estaban en mi habitación.

—¿Santiago?— alce una ceja y él me vió. Al momento de verlo suspirar, supe que gané.

—Me resultó divertido hacerlo— dijo sacando de su bolsillo un marcador negro y entragandomelo —Y como todos estaban dormidos, aproveche— confesó y comencé a reírme.

—Debemos empezar a despertar a todos, mi mamá me está apurando en arreglarme ya que en menos de tres horas voy a celebrar todo mi cumpleaños con mi familia— mencioné moviendo suavemente a Paula para que abriera los ojos.

Santiago me ayudó a despertar a los demás, pero ahora estaba dudando si eso fue una buena idea o no.

—¡Por Dios, ¿qué le hicieron a mi cara?!— exclamó Paula mirándose en el espejo del baño junto con Sebas y Allison.

—Tan mal no me veo— Sebas sonrío con diversión mientras hacia poses "atractivas". 

—¿Y a mí por qué me pintaste la cara?— se quejó Allison cruzándose de brazos. Parece enojada.

—Todos parejos— se encogió de brazos Santiago —Aquí nadie es más que los demás.

—¿Y Valentina?— preguntó Allison alzando una ceja.

Alguien Como Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora